Alejandra Barro al Post: "Tengo 320 días de licencia pero prefiero trabajar"

Así lo dijo la senadora mendocina que tiene cáncer, y casi asistencia perfecta en la Legislatura.

Alejandra Barro al Post: "Tengo 320 días de licencia pero prefiero trabajar"

La senadora Alejandra Barro llamó la atención en los últimos días, por asistir a las sesiones legislativas a pesar de estar atravesando un cáncer de mama y recién salir del tratamiento.

Sin embargo, para ella "no tiene nada de extraordinario, toda la gente la pasa mal y ser senadora es un privilegio" que se preocupa en honrar. Pero la senadora Alejandra Barro es mucho más que ese gesto.

Hace dos décadas que padece y lucha contra el cáncer con esperanza y sin descanso. Peronista de cuna, milita desde los 14 años, es técnica en Minería, en Agricultura, martillera pública y ducha en arreos de animales, veranadas e invernadas, porque es hija y nieta de puesteros.

Representante no solo de Malargüe (distante a 326 kilómetros de la capital provincial) sino también de la Mendoza más remota y profunda, está a favor de la minería y sentencia que la tierra no es de quién la posee sino de quién la trabaja.

En este mano a mano con el Post, recorremos su increíble historia de vida en las márgenes del fin del mundo y de la supervivencia, porque como ella dice: "Siempre que hay vida, hay esperanza".

¿Cómo es su historia política, como llegó a senadora provincial?

Tengo 35 años y milito en el Partido Justicialista desde los 14 años, porque bueno, toda mi familia es peronista. Mi papá tiene mucha historia en la política local, fue presidente de la Juventud Peronista, sindicalista en YPF, concejal, y la militancia la mamé desde chiquita porque mis abuelos también eran militantes peronistas. Como se dice en la jerga, soy de cuna peronista.

A mí personalmente me gustaba mucho la política desde chica, con la militancia se van ganando espacios porque vas representando espacios y así llegué al Senado de la mano de Emir Félix, quien tenía una postura de mucha apertura, de que la representación del Sur fuera más federal por lo que siempre intentaba que ingresara gente de Alvear y Malargüe, y bueno así fue como llegué.

Sabemos que está pasando por una situación de salud delicada, que padece cáncer, pero igualmente estuvo presente en las sesiones del Senado, no se tomó licencia, vino y participó.

A mí no me parece nada extraordinario, ni nada de qué sorprenderse, pero no porque yo lo haga, sino porque en realidad, padezco esta enfermedad desde los 16 años.

¡¿Tan joven?!

Sí, tuve cáncer de tiroides a los 16 y después he padecido algunas metástasis. Y ahora tuve cáncer de mama, del que terminé el tratamiento de rayos hace poquito, por eso estoy con el pelo cortito porque había perdido el pelo.

Y le dieron licencia, obviamente.

Tengo una licencia de 320 días por enfermedad, a partir de que empezó la quimioterapia en octubre, pero nunca hice uso de esa licencia. Le pedí al médico que me autorizara a viajar y a poder estar en mi trabajo. Tengo todos esos días, pero prefiero venir a trabajar.

¿Y su médico la habilitó a viajar?

Sí, él me hace un certificado todos los martes porque también me lo piden en la Legislatura.

Me imagino que más allá de que quiera, a veces puede y a veces no, porque estos tratamientos bajan las defensas a cero y obligan al paciente a estar aislado sí o sí.

Sí, tal cual. Pero a mí me hacen análisis en la semana para ver cómo están mis defensas y si no están bien, en ese caso no viajo, pero eso ha pasado dos veces solamente, todo siempre, en el marco de la responsabilidad con mi salud.

Pero fuera de esto, si uno puede, lo tiene que hacer porque nosotros, como legisladores, ocupamos un lugar de privilegio, aunque sea un trabajo. Es muy difícil llegar a ser senadora de la Provincia, yo estoy muy orgullosa de ocupar ese lugar e intento hacer lo mejor que puedo.

Por eso digo que no me parece nada extraordinario, porque toda la gente la está pasando mal y mucha gente pasa por esta enfermedad y lo importante, además, es poder hablarlo, porque el cáncer es solamente una palabra.

Yo le digo siempre a todas las mujeres que tienen que ocuparse, que se hagan todos los estudios preventivos que se tienen que hacer. Yo, lamentablemente no tengo opción, porque genéticamente siempre me va a pasar esto.

¿Tiene predisposición genética al cáncer?

Sí, tengo predisposición. Pero a los demás les digo que, ante el riesgo, siempre se pueden evitar tratamientos más agresivos si uno previene, si se hace los chequeos. Cómo yo lo padezco de tan chica, siempre aconsejo esto.

Me sorprendió que padezca esta enfermedad desde tan joven. Lleva 20 años con cáncer. ¿Qué se le puede decir a la gente que se encuentra con este padecimiento, que suele ser normalmente una noticia devastadora?

Cuando me pasó era tan adolescente que quizá la palabra no me impactó tanto y fue más fácil sobrellevarlo. A veces estoy un poco agotada y cansada, pero siempre que hay vida hay esperanza.

Yo les digo que hay que luchar porque la vida es hermosa, ese es mi mensaje a los jóvenes, decirles que hay mucho por delante para hacer y luchar, que no tengan miedo. El cáncer es una palabra, pero sí podemos hacer prevención podemos evitar mucho sufrimiento.

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Está bien, pero es una enfermedad muy dura de atravesar, a todos no les va igual.

Por supuesto, es un cimbronazo, para mí no ha sido fácil. Cuando te pasa, te preguntás 'por qué a mí, te cuestionás un montón de cosas, las personas que sufrimos estas enfermedades pasamos por esto y por todos los estadíos, pero yo siempre trato de reforzar este mensaje de que va a estar todo bien, de que hay que ocuparse, de que es una palabra y una enfermedad más que mucha gente la pasa.

Es cierto que pasar por los tratamientos es bastante agotador, y en el caso de las mujeres pesa más, porque tenemos muchas demandas en otras cosas de la vida diaria. Yo soy mamá y me ocupo de un montón de cosas de mi hija, de la casa, además de la política y bueno, a veces me agoto...

Perdón..., me emocioné un poco..., pero mi mensaje es ese, todo pasa y todo sana en la medida que nosotros nos ocupemos de nosotros mismos.

¿El trabajo funciona también como una terapia en una situación como la suya?

Para mí es más terapéutico, aunque creo que eso va en cada persona. Malargüe es muy chico, todo el mundo sabe lo que atravieso y me llama gente que pasa por lo mismo y les digo que no se queden en casa, que es más agotador estar pensando en la enfermedad todo el tiempo, que estar haciendo otra cosa.

A mí me sirve mucho más seguir haciendo cosas, trabajando. Yo me dedico mucho a lo social, tengo una organización social, trabajo mucho con las comunidades puesteras de Malargüe y viajo muchísimo, porque las distancias son muy grandes, y sin embargo nunca he dejado de visitar a la gente.

Porque también creo que es una responsabilidad muy grande el lugar que nos toca y no puedo poner de excusa absolutamente nada. Para mí, no es una excusa la enfermedad, para mí es una herramienta para darme más fuerza y para seguir adelante.

Prefiero mantenerme ocupada a anteponer y pensar en la enfermedad todo el tiempo, eso no me ha servido nunca. Son muchos años con esto y siempre ha sido igual.

¿Pero desde el cáncer de tiroides a hoy, no siempre estuvo con cáncer?

Al contrario, yo nunca tuve alta oncológica por el cáncer.

¿Hace 20 años que no tiene alta oncológica?

Claro, así es.

¿Y cuando quedó bajo control la enfermedad, cómo han sido esos años, con una vigilancia permanente?

Sí, cuando algo se activa vuelvo otra vez a quimioterapia o a rayos.

¿Cuántas veces pasó por esto? ¿De vez en cuando o todos los años?

Todos los años pasé por algún tratamiento oncológico. Sólo en los dos años previos a la aparición del cáncer de mama no pasé por ninguno. En mayo pasado me sacaron este tumor, volví al tratamiento en septiembre y lo terminé en los últimos días de febrero.

La operaron ahora del tumor del cáncer de mama. ¿Del tumor de las tiroides también la tuvieron que operar hace 20 años?

Sí, y también tuve tumores en los tendones, que también me tuvieron que operar porque la enfermedad hace una metástasis permanente. Tengo esa predisposición genética pero siempre estoy esperando lo mejor.

Le pasó esto a los 16 años, hace 20 años que lo está sufriendo y sobrellevando. Me queda claro que en algún momento decidió no dejarse caer y seguir haciendo su vida, porque estudió, hizo política, tiene una hija y es senadora.

Claro, yo seguí haciendo mi vida normalmente porque mientras hay vida hay esperanza.

Perdón la dureza de la pregunta, pero me da la impresión que usted ha esquivado el temor a la muerte.

Totalmente, yo no he pensado nunca en que mi vida pueda terminar, no lo he pensado nunca y creo que no hay que pensarlo. Le digo más, es valioso pasar por estas situaciones porque la vida nos da un cachetazo y nos dice "mirá que se trata de otra cosa".

Esto nos hace más fuertes y vemos la vida de otro modo, disfrutamos un poco más de las cosas porque tenemos que estar siempre en alerta. Y en realidad, esta actitud la deberíamos tener todos los seres humanos porque podríamos perder la vida en cualquier momento, en un accidente, en lo que sea.

Por eso yo trato de ponerle más energía y más voluntad a todo lo que hago y cada vez que abro los ojos, agradezco un día más de vida, y vamos para adelante. Nunca he pensado que mi vida se puede terminar, nunca me he quedado en ese lugar.

¿Sabe cómo está la comunidad mendocina que padece cáncer?

Trabajo bastante en el Sur con este tema y ahora estoy trabajando con el intendente Celso Jaque para poder traer los tratamientos de quimioterapia a Malargüe, porque lamentablemente, en todo lo que es el sur de Mendoza, los que vivimos en General Alvear o Malargüe, tenemos que trasladarnos para hacernos los tratamientos a San Rafael o la Capital, con todo lo que eso significa, porque viajar y hacerse una quimioterapia es terrible.

Y estas son decisiones políticas que hay que tomar, como traer un oncólogo más seguido, o traer los tratamientos. En Malargüe hoy atiende un oncólogo cada 15 días y es bastante complicado, no hay médicos que nos hagan cuidados paliativos, que es muy importante, no hay emergencia, no hay protocolos para enfermos oncológicos.

Entonces, sí o sí hay que trasladarse afuera o esperar lo mejor. Si bien tenemos un hospital en Malargüe y funciona bastante bien, en el tema oncológico no está preparado, y en el tema de la oncología infantil no tenemos nada directamente.

Digo esto porque yo empecé con un cáncer infantil y me tuve que ir a vivir con mi familia a Mendoza, perdí la escuela secundaria, tuve que rendir libre todas mis materias.

¿A qué edad la terminó?

A los 18 años.

¡Muy bien! ¿Y siguió estudiando después?

Sí, soy martillera pública y seguí estudiando y ahora también soy técnica agrónoma porque me gusta todo lo que tiene que ver con el campo. Pero bueno, volviendo al tema, creo que falta bastante en el tema oncológico, porque además, cada vez aumentan más los casos por lo que hay que poner más el foco en esta problemática.

¿Qué tal la experiencia como senadora en estos dos años que lleva?

Es una experiencia maravillosa y quiero, primero que nada, agradecerle a la vicegobernadora Hebe Casado porque siempre ha sido incondicional conmigo y muy humana. Eso habla bien de la política, de que podamos separar los colores partidarios y ponernos a disposición del otro, y ella es un claro ejemplo de eso.

Por otro lado, también es una experiencia difícil, porque es muy difícil ser escuchados como legisladores. Al espacio político que hoy lidera la provincia le falta un poco más de consenso, de diálogo, de entender que nosotros también, a pesar de ser minoría, fuimos electos por nuestras propuestas y proyectos.

Muchos de los proyectos de nuestro espacio no salen, siempre se manda un paquete desde el Poder Ejecutivo, eso es sobre lo que se trabaja y muy pocas leyes del espacio de la oposición son tratadas. Siento que hay poco respeto por el trabajo legislativo, por la representatividad que tenemos.

A mí me ha pasado, por ejemplo, en el tratamiento de la ley de reforma del Código de Procedimiento Minero, que es muy importante para Malargüe. En algunas cosas fui escuchada con algunos planteos que hicimos, pero generalmente es un paquete cerrado al que muy pocas veces podemos hacerle modificaciones.

¿Hay que hacer minería en Malargüe?

¡Sí, hay que hacer minería! Nosotros tenemos licencia social en Malargüe para hacer minería, hay que hacerla, siempre sustentable y sostenible como decimos, pero la mayoría de las malargüinas y malargüinos creemos que es necesario por la desocupación que tenemos, y porque Malargüe es un gigante dormido. Hubo otros proyectos como Portezuelo o la mina de Vale que al final no fueron realidad y esperemos que esto sí lo sea. Yo soy técnica minera...

¿Martillera pública, técnica agrónoma y también técnica minera?

Sí, obtuve ese título en la escuela secundaria, hago bastantes cosas (risas), también soy coordinadora del Movimiento Nacional Campesino en la provincia.

En cuanto a la minería, en el Sur tenemos mucho personal capacitado, pero nunca nos hemos podido desarrollar en lo que estudiamos porque la minería siempre ha sido una utopía.

Esperemos que ahora se pueda realizar, respetando la Ley 7722, es muy necesario para aumentar también la matriz productiva de la provincia.

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Me dijo que es coordinadora del Movimiento Nacional Campesino. ¿A quién representa, a los campesinos pobres, a los campesinos peronistas, a los pequeños productores?

Representamos a todo el campesinado pobre. En el caso de Malargüe, representamos a los puesteros y las puesteras, al campesinado excluido de la sociedad. Nuestros puesteros están prácticamente en la marginalidad porque no tienen ingreso registrado. Solamente venden su producción una vez al año y con eso viven todo el año y no existe el puestero rico en el Sur.

Acá en Mendoza se ha hablado muchas veces de puesteros que parecen hombres de campo adentro pero que al final están económicamente muy bien y viven gran parte del año en la ciudad. No sé si eso es común o no.

No, no, el puestero subsiste como puede y vive de lo que produce. Algunos se pueden impresionar porque pueden tener una camioneta, pero acá los caminos son intransitables y las distancias enormes. La camioneta es necesaria, pero eso no quiere decir que estén bien.

¿A qué se dedican?

A la actividad caprina que es muy sacrificada. El año pasado, que nevó tanto, el temporal mató muchísimos animales y es muy difícil recuperarlos de un año a otro. No es medida tener una camioneta para decir que les va bien, la actividad es muy difícil y por eso creo que los puesteros están desapareciendo.

Los jóvenes ya no ven futuro en el campo porque es muy sacrificado y muy poco el rédito que les queda. Quizá algún puestero pudo construir su casita, los que pueden hacer mejoras en su vivienda es porque tienen la propiedad del campo, pero la mayoría de los puesteros no tiene la propiedad.

¿No son dueños?

No, y ese debate hay que darlo, el de la tenencia de la tierra, porque nunca hay avances a favor de los puesteros.

¿Los que hacen la actividad, la vienen haciendo de generaciones anteriores o se trata de gente que vio una oportunidad y se metió a hacer esto?

No, no, viene de generaciones. De hecho, yo soy descendiente de puesteros.

¡No me diga!

Sí, mis abuelos fueron puesteros, y mi mamá y mi papá también. Ambos se criaron en el campo pero después se vinieron a la ciudad.

¿De qué parte del campo son?

Mi papá es de la zona de Bardas Blancas y mi mamá de la zona de El Trapal, cerca del cerro El Nevado.

¡Cerro El Nevado, eso está muy lejos de la ciudad de Malargüe! Son parajes muy solitarios.

Sí, ambos son parajes muy solitarios, pero yo tengo mucha familia puestera todavía y tengo mucho arraigo de esos lugares.

¿Puesteros nativos sus padres?

Mis padres son nativos y la mayoría en la familia, tenemos ya la cuarta generación de puesteros.

¿Ha hecho actividades de puestera?

Sí, claro, he hecho veranadas, arreos con la familia y voy seguido porque como soy coordinadora del Movimiento Nacional Campesino tengo también una asociación civil que se llama Movimiento Puesteros del Sur, donde nosotros les bajamos los planes Potenciar Trabajo a los puesteros.

¿Esos planes eran un reconocimiento a la actividad que ya hacían como puesteros?

Claro y aparte tenían que volver a la huerta familiar, a la producción de alimentos orgánicos.

¿Cómo condición?

Sí y la mayoría de las familias tienen sus invernaderos porque si no es con invernadero acá no funciona. Esa producción es para consumo familiar porque en otras, el movimiento campesino puede agrupar esas producciones de alimentos, en cambio acá trabajamos con la producción de ganado caprino. Pero igual quisimos que tuvieran esta condición de la huerta propia porque los ayuda en su economía interna.

¿Cuántos puesteros tienen el Plan Potenciar Trabajo?

Tenemos 55 puesteros cobrando el Potenciar Trabajo

¿Y en esta purga que hubo del plan por parte del Gobierno nacional se cayó alguno?

Sí, les dieron de baja a varias familias. Nosotros teníamos unos 100 Potenciar Trabajo porque también estábamos produciendo alimentos, producíamos ajo y hacíamos pasta de ajo y otras cosas, y de a poquito nos los están quitando. Ya no tenemos la potestad de coordinar los planes.

¿Ya no intermedian? ¿Cuántos planes les quedan?

No, ya no intermediamos y no sabemos qué está pasando, cómo se están administrando. Sí sabemos que de los 100 planes Potenciar Trabajo que teníamos nos quedan unos 60 planes.

¿Cuánta plata recibe el puestero por este plan?

Unos $70.000, no sé a cuanto estarán ahora.

¿Uno por familia?

Sí, uno por familia. No podés vivir en la misma casa y tener dos Potenciar Trabajo.

¿Y en el caso de dos familias viviendo bajo el mismo techo?

Sí, ahí sí puede ser.

¿Qué opina de esta nueva política de bajar los planes?

Yo soy una defensora acérrima de los planes Potenciar Trabajo y de estas políticas que se llevaron adelante porque ha beneficiado muchísimo a los puesteros, a nuestras familias del campesinado malargüino, porque ellos no tienen otro ingreso.

Entonces, esto ha sido como un sueldo mensual que les ha ayudado a mejorar su calidad de vida y a no mal vender sus animales cuando vienen a comprárselos, porque, como los venden en pie no les pagan nada. El cordobés normalmente viene a comprar animales, se lleva el animal en pie y se lo paga a dos mangos. A veces ni siquiera vienen a comprar los animales con dinero, vienen solo con mercadería, se los llevan por comida.

Entonces el puestero se queda endeudado porque tiene que pagar el arriendo de los campos. Por eso yo defiendo estas políticas para este tipo de casos.

¿O sea, el puestero no anda con los animales por ahí gratuitamente?

No, no, paga el arriendo de donde vive y también tiene que pagar veranada e invernada, dependiendo del lugar donde esté y del terrateniente que les quiera cobrar, pero pagan un canon anual que es costoso. Hay gente que tiene deudas con los terratenientes porque no logran pagarles el año.

¿Quiénes son los terratenientes, gente de Malargüe?

De Malargüe no hay nadie, son gente de afuera, gente de Buenos Aires la mayoría, o gente que ni siquiera es de Argentina y los puesteros han vivido por generaciones aquí, pero de repente aparece gente de otro lado que es dueña de los campos.

Ahora tenemos un problema serio porque se están dando muchos desalojos. Desalojaron a una familia en el puesto El Lechuzo, que queda en El Nevado, y a otra familia en el puesto La Ventana y hay varias amenazas así.

¿Por qué los desalojan?

Porque no están pagando el arriendo porque no les alcanza y después porque las tierras van cambiando de dueño y esos nuevos dueños no respetan el estadío de ellos ahí.

No quieren gente en su propiedad

Sí, pero bueno, no les pertenece la tierra porque la tierra es para el que la trabaja y nuestros puesteros tienen más de cuatro generaciones viviendo ahí y no se les ha reconocido la propiedad de la tierra.

Ya que llegamos hasta acá le pregunto. ¿Los mapuches tienen derechos ahí en Malargüe o es algo oportunista?

Yo no creo en los oportunismos, creo que cada uno se identifica con lo que puede y quiere también. Nosotros tenemos familias que han venido de otros lados. Ni siquiera es hablar de límites. Tenemos familias que han venido de Chile, los padres de mis abuelos vinieron de Chile.

Y todos ellos se identifican como originarios y es respetable porque se tienen que enmarcar en leyes que los puedan amparar, porque acá no tenemos las tenencias de las tierras y muchos de ellos son descendientes de pueblos originarios. En mi organización nosotros reconocemos al puestero como el originario malargüino.

Al puestero, no al mapuche.

Respetamos a los que se consideran originarios mapuches. En el caso de nuestra asociación, consideramos al puestero como originario de Malargüe.