Tuvimos acceso a imágenes del allanamiento en el domicilio de Humberto Sorrentino. La justicia federal lo investiga por violación a la ley de fauna.
La morbosa colección del empresario cazador mendocino
Un ejemplar de ciervo juvenil, de ojos brillantes y semblante alerta, mira el ambiente de ladrillo que le rodea en el living de la casa del comerciante mendocino Humberto Sorrentino, en la calle Pueyrredón de Ciudad, corazón de la Quinta Sección. El ciervo está empotrado de medio cuerpo en una pared. Para quienes no disfrutan de la caza mayor como deporte, la imagen es sinceramente espantosa. No es la única. Entre un sillón Luis XV y una ventana de cortinas marrones, un león africano posa -muerto, claro- para el placer de su cazador. En un rincón, de pie y en posición de ataque, un oso negro intimida con su presencia.
Estos y otros trofeos de caza mayor de animales exóticos fueron registrados en un allanamiento realizado por pedido de la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos Contra el Medio Ambiente del Ministerio Público Fiscal de la Nación, cuyo titular es el fiscal Ramiro González. La justicia federal, de acuerdo a los trascendidos, decidió investigar a Sorrentino por el almacenamiento de las piezas de caza, presumiendo que la captura de algunos ejemplares podría haber estado prohibida en sus países de origen, y en violación de la ley de fauna 22.421 que rige en el país. Su artículo 7, de aplicación en este caso, dice que "Queda igualmente prohibido introducir desde el exterior productos y subproductos, manufacturados o no, de aquellas especies de la fauna silvestre autóctona cuya caza, comercio, tenencia, posesión y transformación se hallen vedadas en toda la región de su hábitat natural sin permiso previo de la autoridad nacional de aplicación".
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Nuestro diario, como se puede ver, accedió a algunas de las fotografías que las autoridades tomaron en el allanamiento.
(Foto: Un ciervo juvenil "empotrado" en la pared de Sorrentino).
La caza, hay que decirlo, es una actividad permitida en muchos países, incluso el nuestro, bajo estrictas normas de conservación y seguridad. El hombre cazó para alimentarse desde inicios de la humanidad, y con el correr del tiempo ello se transformó en un deporte. Pero la caza en sí despierta el repudio de muchísima gente, y su práctica se ha transformado en una actividad condenada especialmente por "influencers" y famosos, que exponen a los cazadores al repudio en las redes sociales, nueva herramienta de escrache universal. El lunes 2 de este mes, una corriente de indignación mundial castigó a la cazadora Tess Thompson Talley por matar y posar junto a un ejemplar de jirafa negra.
El sitio de noticias "Africa Digest" publicó la historia sin ahorrarse calificativos, y varias celebridades se ensañaron con la cazadora. Antes, un dentista norteamericano llamado Walter Palmer había asesinado en un safari ilegal al león "Cecil", considerado el más hermoso de Zimbawe. En 2012, el entonces rey Juan Carlos de España participó de un safari de caza de elefantes en Botsuna, en medio de una crisis económica muy fuerte de su país. Regresó con la cadera fracturada y tiempo después abdicó en favor de su hijo, el rey Felipe.
(Foto: Un león en el living del empresario. ¿Será el mismo que aperece en la foto de portada que ilustra esta nota?)
Aquí, en Mendoza, el cazador Humberto Sorrentino no ha escapado a las generales de la ley y recibe desde hace años furibundas críticas en cada uno de los posteos de sus fotos, que han sido descargadas y compartidas de a miles, con igual cantidad de insultos, condenas y descalificaciones.
En el siglo XXI, las personas se han vuelto más cuidadosas de la naturaleza, y la caza les resulta -a una gran mayoría- una actividad horrenda. Vaya uno a saber qué placer producirá a Sorrentino el mantener conservados a esos animales, enteros o en partes, como el ciervito empotrado en la pared, entre las paredes de su living. Pero desde 2015, cuando nuestro diario publicó las fotos que el comerciante difundía en su muro de Facebook sin restricciones, la indignación que ya recorría las redes se hizo viral.
(Foto: El oso de cuerpo entero que los funcionarios registraron en el domicilio de Sorrentino).
El viernes, cuando la justicia y el Departamento de Fauna de la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la provincia, le allanaron su vivienda, los funcionarios no podían salir de su asombro. Acostumbrados a multar y secuestrarles piezas de caza autóctonas a cazadores furtivos de la zona, de repente se encontraron en el domicilio de Sorrentino un león, el oso que aparece en la foto, ciervos, antílopes, un bisonte, y hasta un búfalo "cafre". Las imágenes parecían más bien de una película de espanto, dijeron los funcionarios, impresionados.
(Foto: ¿Qué placer puede haber en la muerte por sí misma? Un bisonte en el domicilio allanado el viernes)
Lo que la justicia trata de determinar ahora es si Sorrentino, a quien la justicia federal emplazó para que informe el origen de las piezas que atesora en su domicilio, violó la ley de fauna de la nación.
Amenazas
Más allá de la actividad de la caza en sí, cuya valoración depende de la tolerancia moral y de los principios de cada quien, Sorrentino es una persona difícil. Cuando este diario publicó sus actividades "deportivas" en 2015, el hombre quiso impedirlo con un claro tono amenazante hacia nuestro periodista Leonardo Otamendi. Tres años después, Sorrentino es noticia otra vez, por el allanamiento del viernes. Lo coronó tratando de "zurdo inmundo" y "negro de mierda" a un funcionario. Le advirtió, en un posteo de Facebook, que "me voy a encargar de vos personalmente" al jefe del departamento de fauna. Aunque no lo identifica, se presume que se refería a Ariel Gorrindo, quien ocupa ese cargo. Por la clara amenaza, los funcionarios presentaron una denuncia en la Oficina Fiscal 2 de Capital.
El posteo de Sorrentino es una pieza de colección:
Ahora, Sorrentino deberá presentar descargos por los animales embalsamados en su domicilio, pero también por las amenazas y los insultos.