Todos se preparan para la audiencia de prisión preventiva para Leonardo Hisa, el empresario acusado de instigar el crimen de su ex esposa en Tunuyán.
Caso Carleti: Una huella, un silbido, un testigo, y un cuarto hombre
La pelea es feroz, y contrarreloj. Fiscales, juez, querellantes, defensores se preparan para uno de los días más importantes del caso por el crimen de la empresaria Norma Carleti, después de las detenciones ocurridas luego del cruento asesinato ocurrido en Tunuyán en la noche del 4 al 5 de marzo de este año, cuando Mendoza vivía a pleno su Vendimia. Ahora, una serie de indicios acumulados por la investigación permiten suponer que el fiscal Adrián Frick pedirá la prisión preventiva de Leonardo Hisa, el ex senador radical detenido y acusado de instigar el crimen de su ex esposa. Hisa está preso desde el 15 de marzo en una celda de tres metros por tres, en la comisaría 18 de San Carlos, separado del mundo por una puerta metálica, carcomido por cuadros de ansiedad y depresión.
La defensa de Hisa, cuya cara más conocida es el abogado Daniel Sosa Arditi, cree que no habrá suficientes elementos para retener al empresario en prisión. De momento, los fiscales no han podido mostrar más que aquella llamada de 14 segundos desde el celular de Juan Carlos Guerrero el domingo 4, tres horas y media antes del asesinato. Guerrero es padre de los tres acusados del crimen, y empleado dilecto y de confianza de Hisa. Pero habría más. Y será tarea del juez Omar Balmes desmenuzar cada una de las pruebas e indicios, partiendo de una base inquietante: En el Ministerio Público Fiscal saben que las pruebas concretas contra Leonardo Hisa son menos que poco. Pero harán valer los indicios que tienen, como si se tratase cada uno de un verdadero as de espadas.
La huella
Nadie reconoce oficialmente su existencia. Pero en una ventana interior de la vivienda de Norma Carleti quedó estampada una huella dactilar, que pertenecería al empresario Leonardo Hisa. A esa ventana se llega desde el garaje de la casa ubicada en República de Siria 348 de Tunuyán, trasponiendo una puerta y antes de ingresar a la dependencia en la que fue hallado el cuerpo destrozado a cuchillazos de la mujer. Esa huella no ubica a Hisa en la escena del crimen. Sí dice que estuvo en el lugar, en un momento que aún no ha sido precisado. El dato no es menor, ya que ese tipo de rastros tendría una vida útil de no más de diez días, e Hisa tenía prohibido el ingreso a la vivienda que ocupaba su ex mujer Norma Carleti.
Sobre esta huella hay controversias, ya que los fiscales esperan aún un informe de la Policía Científica con los nombres de las personas a las que pertenecen todas las huellas halladas en la casa, que fue revisada por lo menos tres veces. Sin embargo, fuentes del caso dijeron al POST que –con seguridad- la huella pertenece a Hisa. “Hay que mirar bien en los datos aportados por Científica” dijeron. La huella no pondrá nerviosos a los defensores de Hisa. Tienen cámaras de seguridad que registran al empresario en su vivienda, en el momento del crimen. Es decir, no habría modo de colocarlo en la escena.
La llamada
La famosa llamada de 14 segundos a las 21:04 del domingo 4 de marzo entre el padre de los tres jóvenes presos con prisión preventiva, Juan Carlos Guerrero, e Hisa, tiene algunos condimentos. Como se sabe, el teléfono desde el que se hizo la llamada estaba registrado en la agenda telefónica de Hisa, justamente a nombre de Guerrero. A la vez, ese celular era la segunda opción de comunicación con los Guerrero, si se violaba la prisión domiciliaria asegurada con la pulsera magnética de Kevin. Poco se sabe del contenido de esa comunicación, sólo las cuestiones fortuitas de trabajo que mencionó Juan Carlos Guerrero en su declaración. Pero hay un dato más. Hisa pudo haber tomado alguna precaución para recibir ese llamado. Un vecino del empresario en el barrio privado Las Lomas, advirtió en la noche del crimen que las luces de la camioneta de Hisa estaban encendidas. Y le envió un audio al empresario, para advertirle. Hisa le respondió que simplemente había salido a su camioneta a “escuchar música”. Esta comunicación ocurrió a las 20:54. Exactamente diez minutos después ingresaría la llamada desde el celular –y el domicilio, comprobó la pericia- de Guerrero, a Hisa. Es un indicio, dirá el juez si alcanza a constituir una prueba.
El dinero
Otro dato que llamó la atención de los investigadores es el derrotero de Juan Carlos Guerrero –padre de los acusados Kevin, Alexis y Ever Guerrero- el jueves 1 de marzo, tres días antes del crimen. Declaró haber acompañado a Leonardo Hisa a buscar unas “bolsas de dinero” en efectivo. Justamente ese día, los Guerrero le compraron en 25.000 pesos el Fiat 600 que apareció incendiado, a una mujer de apellido Hurtado.
El otro punto que los fiscales suponen fuerte, es la oportunidad, y lo que creen es el probable miedo de Hisa a una embestida judicial de Carleti por violencia de género, amenazas, y estafa. Esta teoría está sustentada en la desgrabación de todos los mensajes de WhatsApp que Hisa y su mujer intercambiaron durante varios días, antes del crimen. Es raro, pero muchos de estos mensajes serán usados por la defensa para desacreditar la teoría conspirativa, y asegurar que ambos empresarios –muy millonarios y ex esposos- habían llegado a un acuerdo económico por la separación de bienes, intereses, empresas, y dinero.
Un punto más podría ser debatido en la audiencia. ¿Pudo Hisa enviar a los hermanos Guerrero no a matar, si no a buscar cierta documentación a la que temía? Es casi imposible. “Nadie manda a buscar documentos a tres personas analfabetas” dijo una fuente de la investigación. Por ello, los fiscales creen que si Hisa hizo algo, fue justamente instigar un crimen.
Todos estos datos, algunos conocidos, otros; novedosos, se ventilarán en la audiencia de pedido de prisión preventiva para Hisa. El fiscal Adrián Frick la pidió el lunes, y se cree que podría ocurrir mañana jueves, aunque aún no hay una confirmación oficial. Se espera que –al igual que con el resto de los detenidos- el juez Oscar Balmes otorgue la prisión preventiva al empresario, aunque la apuesta de la Defensa es a conseguir condiciones domiciliarias para Hisa. Ayer, ese beneficio le fue otorgado a Ever Guerrero en una audiencia que terminó pasadas las 21:00. Al menos, hasta que terminen unos estudios médicos del joven.
El rol de cada uno de los Guerrero
Esta semana, en jornadas consecutivas, se dictaron las prisiones preventivas para Kevin. Alexis y Ever Guerrero. El cúmulo de pruebas es enorme. El juicio por la autoría concreta del crimen será un paseo para los acusadores. Sin embargo, hay algunos huecos en la historia que todavía no fueron debidamente cubiertos. Por ejemplo, hay un testigo que dio un dato muy importante y luego se hizo humo, y las Brigadas de Investigaciones aún no han logrado dar con él, aunque el fiscal ordenó ofrecerle “identidad reservada” para declarar. Y hubo abordo de aquel Fiat 600 una cuarta persona, de la que se desconoce por completo su identidad.
De acuerdo a la prueba acumulada y una vez cometido el atroz asesinato de Carleti, Kevin y Alexis Guerrero escaparon rumbo al Fiat 600 comprado tres días antes, para emprender la huida. Pero en el trayecto fueron reconocidos –ambos- por una auxiliar de policía de apellido Carmona. Los tenía vistos de distintos procedimientos, y a uno de ellos lo había cruzado incluso en una comisaría local en la semana anterior al crimen, por otro caso. Este dato fue corroborado extraoficialmente. “Está confirmado. Los reconoció a ambos” dijo una fuente. La mujer policía, la misma que intentó perseguirlos en un Toyota Etios al que se le trabó la reversa, según declaró, vio con claridad a los hombres que escaparon cuando ella intentó “cruzarles” el auto. Alexis conducía, y Kevin le acompañaba. Detrás de ambos, viajaba un hombre que no era Ever Guerrero, y del que se desconocen datos por ahora. Tanto los querellantes como los fiscales apuestan la vida a que ese asiento del Fiat 600 estaba ocupado por Juan Carlos Guerrero, pero no han podido probarlo.
A Ever Guerrero, le adjudican otro papel. Creen que fue el “campana” que estaba en una esquina, a pocos metros de la casa de Carleti. De hecho, la agente Carmona declaró haber escuchado un largo silbido cuando ella se aproximaba a la escena del crimen. Inmediatamente los vio huir a Kevin y Alexis Guerrero, vestidos uno con un buzo blanco, y otro, con uno gris. Otro testigo, que fue interrogado por la policía y que pasaba circunstancialmente por el lugar, declaró haber reconocido a Ever Guerrero en esa esquina, y corriendo en la misma dirección hacia la que huían sus hermanos. Se supone que después, todos, se deshicieron del Fiat 600 que fue quemado.
Hay otro dato que sitúa a Kevin Guerrero en pelea cuerpo a cuerpo con Norma Carleti. Es el ADN. Sin embargo, no se trata de rastros del joven bajo las uñas de la mujer que intentaba defenderse. Al revés que en la mayoría de los casos policiales, es Kevin Guerrero quien arañó a Norma Carleti y quedó con piel bajo sus uñas. Es el ADN de Carleti el que hallaron en las manos de Kevin Guerrero. Afortunadamente, y con la sola prueba de la pulsera magnética violentada, a las 3:42 del lunes 5 de marzo el fiscal Frick tomó la decisión de detenerlo. Fue tres horas y quince minutos después del asesinato. Si Guerrero hubiese tenido tiempo de bañarse e higienizarse un par de veces más, no habría existido la prueba de ADN.
Los fiscales
El crucigrama es complejo de resolver. Tanto, que días atrás, trascendió un intercambio de mails que figura en el expediente del caso, entre el fiscal Frick y el fiscal jefe Javier Pascua. El primero, a cargo del caso, pregunta si debe proceder a pedir la audiencia de prisión preventiva, y recuerda que fue la fiscal jefa anterior Laura Russel, quien pidió la detención e imputación de Hisa. La respuesta de Pascua fue rara, porque pidió una importante cantidad de pruebas, entre ratificación de varias que ya existían y nueva evidencia, pero no respondió a la pregunta de Frick. De todos modos, la audiencia ya fue solicitada y podría ocurrir mañana.
En la defensa de Hisa no hay más que un optimismo apenas moderado. Creen que se dictará la prisión preventiva del empresario, pero que podría ser domiciliaria. Hasta esperar el juicio. Suponen que la presión pública y mediática sobre el caso podría ser demasiado para los fiscales y el juez Balmes. Tal vez por eso, relacionados a Hisa hicieron correr la semana pasada rumores sobre reuniones e injerencias políticas –que nadie ha confirmado- en la causa.
Por lo pronto, lo único seguro es que los Guerrero la mataron, que no fueron los únicos autores del asesinato, y que un cúmulo de indicios sugerentes podrían complicar la de por sí mala situación de Leonardo Hisa.