Los tres candidatos con chances tienen la bendición de los empresarios. El poder económico quiere una alianza entre Macri y Massa, pero también acepta a Scioli. “Sin ajuste, duran poco”, advierte Constantini.
Voto cantado: el establishment ya ganó
Faltan cuatro meses para las primarias abiertas y seis para las elecciones presidenciales, pero el ganador ya festeja por anticipado.
El “círculo rojo” del que una vez se animó a hablar Mauricio Macri considera que el 10 de diciembre llegará al poder un presidente más amable para sus pretensiones. No es que el kirchnerismo no lo haya sido: la propia Presidenta se cansó de regañar a los empresarios porque apostaban a otro gobierno, a pesar de que con ella “se la llevaron en pala”. Pero los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se apoyaron en un grupo de corporaciones y confrontaron con otros, de manera alternativa.
Los bancos, las automotrices, las mineras, las petroleras, las petroquímicas fueron grandes ganadores de la década larga que se inició en 2002/3. Por eso, la Presidenta se enfureció en 2013 cuando Sergio Massa le arrebató la provincia de Buenos Aires y comenzó a bramar en busca de sentarse en una mesa con “los titulares” para escuchar sus demandas cara a cara.
El poder económico ya sabe que Macri, Massa y -por supuesto- también Daniel Scioli abrirán un escenario favorable para las inversiones y le tenderán una alfombra roja a sus representantes. No sólo se escucha en reuniones privadas: cada vez son más los empresarios que se animan a confesarlo en público. Una demostración contundente de ese clima acaso triunfal se dio el lunes pasado en el Hotel Hilton, de Puerto Madero, durante la cena anual del CIPPEC. Con la presencia de los tres candidatos que aparecen con más chances en las encuestas y de las segundas líneas del sciolismo, el macrismo y el massismo, los hombres de negocios pregonaron en función de una alianza entre Mauricio y Sergio para vencer al kirchnerismo bajas calorías que encarna Daniel.
A confesión de parte
Esta semana, el presidente de Copal y vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, le dijo al sitio La Política On Line que hay que respetar a todos los candidatos y afirmó que su sector habla con todos. Después, relativizó la idea de que el establishment esté peregrinando únicamente hacia las costas del PRO: “Los peregrinos irán a muchas puertas”, aseguró. Algo similar le dijo a Buenos Aires Herald, Carlos Moltini, el CEO de Cablevisión: “Todos los candidatos llevan al cambio que necesitamos”.
También Eduardo Constantini se expresó con elocuencia. En la entrevista que le hice al creador de Nordelta y dueño del MALBA para el libro que escribí sobre Sergio Massa, dijo que Argentina camina hacia “una convergencia entre una mayor ortodoxia económica y una mayor relación con la comunidad internacional también, un acercamiento hacia los mercados de crédito de la Argentina, va a haber una mayor disciplina fiscal”.
-¿Viene un ajuste más profundo?
Va a haber desafíos, porque hay todo un esquema de subsidios y un déficit fiscal que va a tener que ser subsanado por lo menos en parte y parte de la sociedad va a tener que resignar y eso va a producir un costo político. Reducir la inflación es doloroso. Cuando tenés un exceso de peso y tenés que bajar 20 o 30 kilos y bueno, vamos a tener que dejar de lado algunas comidas. Jajaja.
"Todos van a tener que ir en ese sentido. Porque si no van a durar poco".
-Por lo que se ve, Massa, Scioli y Macri piensan ir en ese sentido que usted dice.
-Yo pienso que todos van a tener que ir en ese sentido. Porque si no van a durar poco. Jajaja.
La campanada inicial de ese giro hacia la ortodoxia y la transición de la que habla Constantini la dieron Cristina Kirchner y Axel Kicillof durante 2014 con la devaluación, la caída del poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones, el pago a Repsol, el acuerdo con el CIADI y la ley de Hidrocarburos que ideó Miguel Galuccio.
+a+macri
El objetivo de corto plazo de los grupos económicos que cuentan con ascendencia entre sus pares y poder de fuego propio es que Massa resigne su candidatura a presidente y se encolumne como gobernador bonaerense detrás del proyecto de Macri presidente. Las razones estarían en el temor a un triunfo del justi-sciolismo en primera vuelta y la permanencia de elementos del actual oficialismo en el esquema de poder.
Massa, que hasta hace 10 días era declarado fuera de juego, habría recuperado un lugar en la ingeniería que diseñan los factores de poder que quieren sepultar al kirchnerismo. El cambio de época quedó formalmente inaugurado con una nota de Clarín en la que se hablaba del “techo de Macri” y el “piso de Massa”. Llegó unos días después de que el massismo comenzará a difundir un encuentro del jefe del Frente Renovador con Héctor Magnetto que habría durado 4 horas.
La posibilidad de una convergencia entre el líder del PRO y el del FR sube las acciones de Massa, que viene rezagado en las encuestas, aunque tal vez no tanto como se dice. El ex jefe de Gabinete de Cristina no está dispuesto a sucumbir antes de tiempo y sigue apostando a entrar al balotaje. Hasta ahora, todos niegan que haya habido algún acercamiento entre las partes, pero reconocen que el empresariado presiona por un acuerdo. Durante la cena del CIPPEC en la que Macri y Massa ni se saludaron, hubo, sin embargo, un abrazo efusivo a la vista de todos: fue el que el ex intendente de Tigre le dio al jefe de campaña de Macri, Emilio Monzó. Distanciados hace un tiempo, Massa se acercó a saludarlo con chistes y palmadas en los hombros: se conocen desde aquella era en la que juntos alentaron la ilusión de un liberalismo moderno en las filas de la Ucedé.
A grabador apagado, en el macrismo, no descartan que el acuerdo sea posible. Pero quieren llegar fortalecidos al momento de negociar. Ganar en Mendoza, en Santa Fe y en la ciudad de Buenos Aires en las próximas dos semanas para después, en todo caso, sentarse con Massa. La estrategia es triunfar hasta que el diputado esté obligado a negociar en condiciones de inferioridad. El Frente Renovador intentará responder con un acto masivo en el Estadio de Vélez el 1 de mayo, con apoyo de los intendentes y los sindicatos afines al massismo.
"Ninguno de los tres candidatos puede obsequiarle el paraíso al círculo rojo"
La manifestación más clara de que el poder económico prefiere en primer lugar a Macri fue la cena que organizó el PRO para recaudar fondos en el predio de La Rural. Allí, estuvieron los empresarios más poderosos de la Argentina y los que no estuvieron enviaron emisarios. Hasta Jorge Brito y Carlos Bulgheroni –señalados como los principales financistas del massismo- enviaron a sus hijos Jorge Pablo y Marcos a ocupar una mesa.
Sapo para todos
Ninguno de los tres candidatos puede obsequiarle el paraíso al círculo rojo; todos saben que eso sería pedir lo imposible en Argentina. Sin embargo, los tres tienen un mérito difícil de desdeñar y también sus contraindicaciones. Macri es parte de la familia empresaria y posee el ADN del mercado, pero –deslizan desde el massismo con malicia- no puede garantizar la gobernabilidad. Massa frenó al Frente para la Victoria en 2013 y busca seducir al establishment, pero es impredecible y algunos desconfiados lo emparentan con Néstor Kirchner. Scioli incluye la sobrevida del kirchnerismo pero es previsible como pocos.
"De todas formas,el establishment tendrá motivos para sonreír".
Aunque el kirchnerismo hoy transita anestesiado por la algarabía que le produce el ascenso del gobernador bonaerense en las encuestas, lo que viene no parece tener demasiado olor a épica. El sapo que Scioli encarnaba ya da indicios de haber sido metabolizado por los seguidores de Néstor y Cristina. En voz baja algunos reconocen su preocupación, pero en público sólo queda Florencio Randazzo chillando contra los “candidatos de las corporaciones que quieren imponer los grandes diarios”.
La apuesta de máxima es lograr la convergencia opositora que hoy por hoy sólo encontraría dos escollos insalvables: la ambición presidencial de Massa y la capacidad de Elisa Carrió de dinamitar, como sólo ella sabe hacerlo, cualquier entendimiento. Si ese escenario no se da y finalmente Scioli se impone -en primera o incluso en segunda vuelta ante el opositor Macri-, de todas formas el establishment tendrá motivos para sonreír. Finalmente, el ciclo de los gobiernos progresistas continúa en la región: como en el omnipresente Brasil, son ellos mismos los encargados de hacer las reformas que ordena el mercado.