En recientes investigaciones científicos descubrieron que el Aedes Aegypti, demostró una alta capacidad de adaptarse biológicamente a distintos entornos geoclimáticos.
Alerta por el súper mosquito transmisor del Zika
Luego de dos años del brote de la enfermedad transmitida por el virus del Zika en América Latina, se descubrió que el vector de esta enfermedad letal, el mosquito Aedes Aegypti, tiene una alta capacidad de adaptarse biológicamente.
La fiebre del Zika está relacionada con otras enfermedades similares, como la fiebre amarilla y la fiebre del Nilo Occidental.
De acuerdo con investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando se detectaron los primeros casos de Zika se creía que el mosquito picaba solamente al anochecer y amanecer, en la penumbra; pero ahora se conoce que este agente ataca a cualquier hora del día y en lugares soleados.
Asimismo, el mosquito puede viajar a mayor distancia, reproducirse en agua limpia y sobrevivir en sitios más altos. “Antes, el mosquito podría sobrevivir en zonas con una altura de 1,000 metros en relación con el nivel del mar, pero ahora se ha detectado que puede soportar hasta los 2,300 metros de altura”, afirmó la doctora Gisela Herrera, infectóloga del Centro de Investigaciones Clínicas de Costa Rica, durante el congreso de periodismo científico titulado “Informando sobre riesgo y prevención de una epidemia”, realizado en San José, Costa Rica, organizado por la Embajada de Estados Unidos en ese país y la organización Inquire First.
La revista científica Science advirtió en un artículo publicado a finales de 2017 que también se ha demostrado que el virus del Zika sufrió una mutación que “aumenta su virulencia” y provoca más daño a las células del tejido cerebral.
Durante esta investigación los científicos observaron diferencias entre las muestras de las cepas aisladas del virus recopiladas en 2010, las que causaron la muerte de algunas células del cerebro, y las cepas recogidas en tres países de Sudamérica entre 2015 y 2016, detectando que causa “más daño en las células cerebrales y cerebros mucho más pequeños”, apunta el informe.