Se cumplieron dos décadas del accidente aéreo que le costó la vida a dos pilotos de la lucha antigranizo. Las causas de la tragedia y qué cambió desde entonces.
A 20 años de la peor tragedia de la lucha antigranizo
"Eh... sí. Lo que pasa, Marcelo, es que acá tenemos siete mil novecientos pies y la nubosidad está a la altura nuestra acá. Voy a tener que seguir bajando...".
En la madrugada del 7 de febrero de 2005, Gabriel Giralda (41) emprendería su último vuelo, en un avión bimotor de la lucha antigranizo -un Cessna 340- con Alejandro Schaaf (43) como copiloto. Durante el "combate" de aquella tormenta sobre el Valle de Uco, se encargaría no sólo del control de la aeronave, sino también de las comunicaciones con la torre del aeropuerto de San Rafael, las cuales se interrumpieron una hora y media después del despegue.
Minutos antes de perder el contacto con la torre de control, el piloto de la aeronave avisó que comenzaría un descenso, que terminaría de la peor manera: el Cessna 340 impactó en una zona de montaña y ambos pilotos murieron en el acto, convirtiéndose este episodio en la peor tragedia de la lucha antigranizo, que marcaría un antes y un después en la estructura del sistema y su funcionamiento.
Piloto y copiloto despegaron a las 2.04 de la madrugada del aeropuerto Santiago Germanó con la misión de siembra de ioduro de plata sobre una celda de tormenta en el Valle de Uco. En el sector en que estaba volando la aeronave, había "techos" bajos y lluvia fuerte, por lo que se inició un descenso que terminaría llevando al Cessna 340 por debajo de los mínimos establecidos en el Manual de Operaciones, e impactando contra el terreno a 5.250 pies (1.600 metros sobre el nivel del mar), unos 38 kilómetros al sureste de Pareditas. Por las últimas comunicaciones registradas, se estima que el accidente ocurrió a las 3.41.
Un Cessna 340 similar al accidentado en 2005 en Mendoza.
La ex Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) determinó que la causa principal del accidente fue la "pérdida de conciencia situacional del piloto". Básicamente, se desorientó y no se percató de que estaba volando por debajo de la altitud mínima para esa zona (5.800 pies); a esto contribuyó el hecho de que en un momento del vuelo dudó de la precisión del radio altímetro. Asimismo, hubo otras irregularidades que habrían contribuido a la tragedia: el Manual de Operaciones establecía que debía haber un piloto para apoyo de la operación en tierra, en contacto permanente con la tripulación, "no habiéndose instrumentado el turno correspondiente".
El lugar exacto del accidente:
A partir de esta investigación, la JIAAC realizó una serie de recomendaciones para garantizar la seguridad del sistema que, en ese momento, estaba a cargo del "Escuadrón Lucha Antigranizo" de la Fuerza Aérea empleando aviones alquilados: mejorar el entrenamiento de los pilotos en operaciones nocturnas y en zonas montañosas, asignar un asistente piloto en el Centro de Operaciones para brindar apoyo en la navegación, incorporar información sobre obstáculos en los radares meteorológicos para evitar colisiones con el terreno, entre otras. Sin embargo, las consecuencias serían un cambio radical.
De un esquema de emergencia a la lucha antigranizo que conocimos todos
La lucha antigranizo de 2004/2005 tuvo varias particularidades, desde su conformación hasta la tragedia aérea de Pareditas. En la previa de esa temporada, el Gobierno de Mendoza lanzó una licitación internacional para concesionar por 5 años el servicio, ya que había vencido el contrato inicial con Weather Modification, proceso que quedó desierto.
Entonces, para no quedar sin lucha antigranizo, el gobierno de Julio Cobos celebró un acuerdo con la Fuerza Aérea Argentina y la Fundación ArgenINTA, cada cual con distintas prestaciones, para llevar adelante la campaña 2004/2005. Sin embargo, el inicio se demoró más de lo previsto y en diciembre de 2004 sobrevino una histórica tormenta en General Alvear que destrozó no sólo las áreas cultivadas, sino el casco céntrico.
Así fue que se armó el "Escuadrón Lucha Antigranizo" que inició las operaciones en diciembre de 2004 después de aquella tormenta devastadora en el sur de Mendoza. Y dos meses después, ocurrió el accidente del Valle de Uco en el que murieron los pilotos Giralda y Schaaf.
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Después del accidente y aún sin conocer los resultados de la investigación, el gobernador Julio Cobos encargó a su ministra de Economía Laura Montero y al subsecretario de Agricultura Daniel Pizzi (luego sería rector de la UNCuyo), el armado de un sistema de lucha antigranizo íntegramente en manos del Estado provincial. Meses después, se crearía el Departamento de Aeronáutica, con Gustavo Marón a cargo, y se comprarían cuatro aviones Piper Cheyenne.
En lo operativo, si bien el accidente de Pareditas ocurrió por errores humanos no atribuibles a las características del avión, el Gobierno interrumpió los vuelos en el Valle de Uco, haciendo un "combate" de tormentas en esa zona con generadores de superficie: un mecanismo francés que consiste en instalar generadores de tierra con una solución de acetona mezclada ioduro de plata que, sometida a calor, desprende un vapor que llega a la zona de formación de gotas de las nubes.
Los Piper Cheyenne que compró el gobierno de Cobos.
La eliminación de la lucha antigranizo
La estructura de la lucha antigranizo se mantuvo invariable hasta la primera gestión de Alfredo Cornejo, cuando el gobernador creó una empresa (AEMSA) que, controlada por el Estado, se encargaría de administrar el sistema de lucha antigranizo con aviones.
Luego, en su actual gobierno, Cornejo directamente decidió ponerle fin al sistema a partir de dos argumentos centrales: la presunta falta de evidencia científica que respalde la efectividad de la lucha antigranizo y una estructura de pilotos que habría sobrepasado a la necesidad de personal que tenía AEMSA.
En la temporada en curso, 2024/2025, lo que quedó fue un sistema acotado al sur mendocino y concesionado a Weather Modification, que realiza la siembra de nubes con aviones, personal y suministros propios, y que había sido la última empresa privada en prestar este servicio previo a la tragedia de Pareditas, de la que se están cumpliendo dos décadas.
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