Por estos días no sólo surgió el peor dato de la semana, sino probablemente de todo el año. Ante esto, resulta difícil ponderar aspectos positivos, pero los hay, pensando en el mediano plazo.
Lo bueno y lo malo de la semana económica: ¿y de esta cómo salimos?
Difícil ponderar algo positivo durante la semana en que se conocieron los abrumadores datos de pobreza e indigencia. La foto de un país con mayoría de habitantes que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas y un 20% de hombres y mujeres que literalmente no tienen para comer, posterga el entusiasmo que pudieran generar algunos indicadores económicos en la Argentina, más allá de que los hay.
Por otra parte, al igual que la semana anterior cuando el papa Francisco cumplió un rol opositor al Gobierno, en estos días lo político también terminó repercutiendo en lo económico: la falta de coherencia de Javier Milei en la ONU, diferenciándose innecesariamente del consenso del mundo desarrollado, con una llamativa falta de humildad acorde a la posición de Argentina en el mundo.
Lo peor de la semana
1- El dramático aumento de la pobreza y, peor aún, de la indigencia. La Argentina ha sufrido en los últimos 50 años tres episodios graves en los cuales la pobreza medida por ingresos subió por encima del 50%: la hiperinflación del 1989/90, la salida de Convertibilidad del 2002 y el ajuste que hizo Milei en el primer semestre de 2024. De todos modos, hay una gran diferencia de Milei con Kirchner y Menem/Cavallo: mientras ellos aprovecharon el feroz ajuste provocado por la crisis previa y pudieron impulsar un rebote importante de la actividad económica, el actual presidente, por el contrario, ha tenido que hacer el ajuste. La economía iba muy mal, pero no estalló en 2023 y el ajuste hubo que hacerlo este año. ¿Esto significa que el desastre actual se explica sólo por la "herencia recibida"? Seguramente no y hay que señalar que hubo una cuota de improvisación grande en lo político y también en la gestión de la economía, donde pasamos de la propuesta de dolarización al ajuste fiscal indispensable, pero concretado a los hachazos y con un gran costo social. Ahora queda por esperar que se fortalezca la confianza en este gobierno, se recupere el ánimo inversor y la actividad económica crezca. Un 50% de pobres no se combate con políticas sociales compensatorias (sería imposible hacerlo), sino con un crecimiento consistente de la actividad, el empleo y los ingresos de las familias.
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2- El 2025 cada vez más presente y no de la mejor manera. A pesar que para el próximo año se pronostica menos inflación y crecimiento del 5%, es cada vez más notorio que los vencimientos de la deuda, en particular en dólares, del año que viene generan dudas en el mercado. Argentina no tiene abiertos los mercados voluntarios de crédito internacional y, por lo tanto, no puede hacer un roll over normal de su deuda. En este contexto, crecen las especulaciones sobre cómo se pagarán los vencimientos o si se tendrán que reestructurar de una manera más o menos "amigable". Por otro lado, en 2025 habrá elecciones de medio término y si el gobierno no obtiene un apoyo importante, también quedará debilitado para los últimos dos años. La caída reciente en las encuestas no hace más que profundizar esta preocupación.
3- Un FMI "miope" que no aparece cuando mas debería. En el momento en que sería más importante un nuevo acuerdo con fondos frescos para salir del cepo y despejar las dudas sobre el 2025, las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional se demoran. El organismo apoyó a Macri, volvió a apoyar a Massa, en ambos casos para evitar una crisis terminal, pero ahora se muestra indiferente frente a un gobierno que aplica gran parte de sus recomendaciones y está haciendo un ordenamiento enorme de la deuda pública, el balance del Banco Central y los precios relativos. Es comprensible que haya diferencias sobre la política monetaria y cambiaria entre el FMI y la conducción económica, pero definitivamente son menores frente a la magnitud del cambio que está haciendo la Argentina y la necesidad de fondos que tiene al estar bancando en soledad un ajuste tremendo.
4- Milei, despistado en la ONU. Es posible que en poco tiempo quede como una anécdota o un paso en falso sin consecuencias, pero la presentación frente al mundo del presidente argentino lució desubicada; no fue coherente con el peso que tiene la Argentina en el plano internacional, no le aportó prestigio a su propia gestión y se diferenció innecesariamente del consenso del mundo desarrollado. Milei puede aspirar y tiene todo el derecho a ser algún día un líder mundial, pero por ahora es el presidente de un pequeño país fundido, poco creíble y pendular. Nuestras posiciones en la ONU deberían ser más humildes y proporcionadas al lugar en el mundo que ocupamos.
Lo mejor de la semana
1- Por fin creció el estimado del PBI. En julio, comparado con el mes anterior, el Producto Bruto Interno subió un 1.7%. Es posible que el dato se siga repitiendo si se mantienen los indicadores positivos de producción industrial y construcción. De confirmarse, podría haber un segundo semestre con "luz verde" y un 2025 con tasas similares a las que estima el gobierno del 5% anual. Falta mucho todavía para que los ciudadanos "de a pie" lo perciban en sus bolsillos, pero es una luz al final del túnel y no es la de un tren que viene de frente. Sin duda, el mejor dato de la semana.
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2- Sigue creciendo el crédito al sector privado. En 30 días creció 13% el stock de préstamos. El dato es importante porque todos los procesos de recuperación económica están asociados a una expansión del crédito interno. Por otra parte, las tasas ya no son escalofriantes para las empresas, aunque hay todavía mucha diferencia entre las que le cobran a las empresas, del orden del 50% anual, respecto de los préstamos a personas, que están en el 70% anual, y las de tarjetas de crédito, que aun son más altas. Otro dato que muestra una luz al final del túnel.
3- Las reservas del BCRA subieron gracias al blanqueo. Esta semana creció en U$S 1.800 millones el stock de reservas principalmente por el monto que se ha depositado en dólares por el blanqueo. El panorama no está despejado para el ultimo trimestre y es posible que vuelvan a caer por el aumento de las importaciones, pero el blanqueo juega a favor y por partida doble: genera un aumento en las reservas del BCRA y permitirá una expansión del financiamiento a desarrollos inmobiliarios y emisiones de deuda corporativa. La prórroga del vencimiento de la primera etapa, donde se puede aprovechar que el costo fiscal es cero, permite que sigan creciendo.
4- Trump crece en las encuestas. Más que dato bueno, es algo "alentador" para el Gobierno. Habida cuenta de que el presidente argentino ha jugado abiertamente a favor de Donald Trump en la previa de las elecciones de Estados Unidos del 5 de noviembre, y -como se mencionó anteriormente- el FMI no termina apoyando su gestión en el momento más difícil, una victoria del candidato republicano podría abrir puertas, incluida la del Fondo Monetario, tal como lo hizo con la gestión Macri.