Mientras que la vicepresidenta estudia meticulosamente hasta con una réplica exacta del estudio donde se hará el encuentro, Trump tiene ping pong de preguntas espontáneas.
Tácticas y estrategias de Trump y Harris para enfrentar el debate
A medida que se acerca el esperado debate entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, ambos candidatos han adoptado estrategias drásticamente diferentes para prepararse. La importancia de este debate, que se celebrará en Filadelfia este martes, no ha pasado desapercibida. Para Harris, es la oportunidad de consolidar su imagen ante votantes indecisos. Para Trump, es un momento clave para poner a prueba su habilidad de conectar con los electores descontentos con la administración actual.
Según publicó The New York Times, Harris ha pasado los últimos cinco días en un hotel de Pittsburgh, sumergida en intensas sesiones de preparación. El equipo que la acompaña ha recreado el ambiente del debate con precisión: un escenario idéntico al que verá en televisión, con réplicas de la iluminación y un "Donald Trump" ficticio encarnado por uno de sus asesores. Este asesor ha seguido fielmente el método de actuación de Lee Strasberg, no solo interpretando al expresidente, sino adoptando su estilo, vestimenta e incluso tics verbales.
Harris sabe que su reto es enorme. No solo debe enfrentarse a un oponente conocido por su estilo impredecible y agresivo, sino que también debe presentar una imagen de calma y liderazgo presidencial. Sus asesores han subrayado que sacar a la luz los instintos más destructivos de Trump podría ser clave para desarmarlo en el escenario, una táctica que ya resultó efectiva para Hillary Clinton en 2016, cuando lo desconcertó al mencionarle sus supuestos vínculos con Rusia.
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En contraste, los preparativos de Trump han sido mucho menos formales. Lejos de la rigurosidad de su oponente, el expresidente ha optado por lo que su equipo denomina "la hora de las políticas", sesiones informales en las que repasa sus posiciones y discursos previos. En lugar de contar con alguien que interprete a Harris, sus asesores se sientan a una larga mesa y le hacen preguntas de manera espontánea.
Pese a la aparente relajación, el equipo de Trump es consciente de los riesgos. En su primer debate contra Joe Biden en 2020, Trump fue criticado por su comportamiento agresivo, que algunos de sus propios asesores atribuyeron a la fatiga por el COVID-19 que padecía en ese momento. Ahora, sus asesores le han recomendado un enfoque más moderado, instándole a mostrar una faceta más "amigable" y controlada, aunque esto podría ir en contra de su naturaleza combativa.
Por otro lado, los asesores de Trump esperan que pueda plantear un ataque directo a la administración de Biden, obligando a Harris a asumir responsabilidad por las políticas impopulares de su gobierno.
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