IMPSA vs. IMPSA: ¿desaparece el emblemático club?

Hay una batalla judicial entre la metalúrgica y la asociación civil a cargo del club. Ambos declaran ser los dueños de los terrenos ubicados al sur de calle Alsina. Los argumentos de unos y otros.

IMPSA vs. IMPSA: ¿desaparece el emblemático club?

Por:Santiago Montiveros
Director periodístico

IMPSA, la empresa metalúrgica que controla el Estado nacional y provincial, e IMPSA, el club social y deportivo ubicado del otro lado de calle Alsina de Godoy Cruz, no son lo mismo. De hecho, hoy en día mantienen un litigio judicial por los terrenos en los que casi 2.000 socios practican diferentes disciplinas y entrenan los equipos de hockey sobre patines, futsal, beach volley  y roller hockey, entre otros.

El Club Deportivo IMPSA es administrado por una asociación civil homónima, que asegura ser la auténtica propietaria de los casi 15.000 metros cuadrados en los que se emplaza la institución. Sin embargo, IMPSA S.A. reclamó los terrenos en la justicia solicitando su inmediata "devolución".

El conflicto, actualmente en juicio, inició tras la capitalización de IMPSA S.A. en manos del Estado nacional y provincial, en 2021. A partir de allí, el directorio decidió "regularizar" la situación de los terrenos donde funciona el club e intimó a los directivos para firmar un comodato de las tierras y que así siga funcionando la institución deportiva. Sin embargo, la asociación civil rechazó esto porque, si firmaba el comodato, estaría reconociendo que las tierras les pertenecen a la metalúrgica. La situación siguió escalando hasta que se judicializó, con dos posturas totalmente opuestas.

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Básicamente,  la empresa IMPSA S.A. sostiene que el club ocupa el terreno bajo un acuerdo de comodato que, aunque no formalizado por escrito, fue acordado debido a la relación de confianza entre ambas partes;  también incluyó el terreno, de una hectárea y media, en sus activos durante auditorías y procesos de reestructuración financiera, lo que reafirmaría su propiedad sobre el inmueble. Y presentó en la Justicia el título de propiedad.

Por su parte, el Club Deportivo IMPSA afirma que los terrenos son suyos porque mantuvo la posesión durante 40 años haciéndole mejoras (construcción de canchas, piletas, etc.), lo que le daría la propiedad por usucapiónadquirir la propiedad de un bien por posesión continua, pública y pacífica durante un tiempo determinado. Además, presentaron un contrato de compra-venta de los terrenos de 1984 a través del cual habría adquirido la posesión del inmueble, que habría pagado a través de descuentos en los bonos de sueldo de los trabajadores socios del club.

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Un aspecto clave que deberá resolver la Justicia es quién pagó los impuestos por esos terrenos en los últimos 40 años. En este sentido, ambas partes afirman haberlos pagado y presentaron documentos al tribunal, que deberá determinar cuál de estos pagos es considerado válido y suficiente para respaldar una u otra postura.

Los argumentos de uno y otro, y la gran pregunta: ¿cierra el club?

En su demanda, IMPSA, la metalúrgica, subrayó la importancia de las tierras en cuestión, ya que han sido declaradas como activo de la empresa en sus acuerdos preventivos extrajudiciales (APE) y utilizado como garantía para sus acreedores. La empresa considera que la actual situación de "ocupación informal" presenta riesgos significativos, especialmente considerando que IMPSA es ahora una sociedad controlada por el Estado Nacional y la Provincia de Mendoza. Por lo tanto, solicitó al tribunal que ordene la devolución del inmueble para regularizar su situación jurídica y evitar potenciales responsabilidades y conflictos futuros.

Por su parte, en su contestación, la institución deportiva incluyó material fotográfico con las mejoras que hicieron, planos de relevamiento visados por la Municipalidad, certificado de habilitación comercial, libro de inspecciones, constancias fiscales de empadronamiento ante AFIP y Rentas, entre otras pruebas.

Según pudo saber el Post, antes de la demanda hubo un acercamiento entre directivos de IMPSA que ya no están en la empresa y dirigentes del club homónimo, charlas que no llegaron a buen puerto, por lo que el conflicto terminó en la Justicia Civil de Mendoza. Desde el lado de la institución deportiva afirman que de la resolución judicial dependerá que el club siga funcionando o directamente cierre. "Somos David contra Goliat, lamentablemente. Si la Justica nos falla en contra, quién sabe en qué se convertirá el club", dijo a este diario uno de los socios más representativos de la entidad social y deportiva de Godoy Cruz.

Sin embargo, una fuente de IMPSA S.A. dijo al Post que "bajo ningún punto de vista queremos cerrar el club". Señaló que si bien  la empresa pidió al tribunal que ordene la devolución del inmueble a la metalúrgica, argumentó que lo hicieron "para regularizar la situación jurídica y evitar potenciales responsabilidades y conflictos futuros". "Si la Justicia decide que los terrenos son de IMPSA S.A., lo que haremos seguramente será ofrecerle un comodato a la asociación civil que conduce el club, quizás por 10 años. Es lo que siempre hemos querido, pero el club se ha negado. Ya con un fallo judicial no podrán negarse", explicó.

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A partir de la naturaleza del conflicto, la Justicia deberá considerar qué tiene más peso: la "propiedad registrada", lo que favorecería a la metalúrgica, o la "posesión prolongada", que terminaría beneficiando al club social y deportivo. La próxima audiencia en esta causa está fijada para comienzos de noviembre, por lo que se espera que haya una resolución antes de fin de año.

Por qué el club quedó a cargo de los terrenos en 1984

Más allá de la decisión que tome el tribunal sobre quién es el dueño de las tierras, surge una pregunta inicial: ¿por qué el Club Social y Deportivo IMPSA administró el lugar desde 1984? Según el alegato de la asociación civil, adquirieron la posesión del inmueble mediante un contrato de compraventa con IMPSA, facilitado por Luis Menotti Pescarmona, socio fundador del club, para que los empleados de IMPSA tengan un complejo deportivo a su disposición. 

Ese contrato permitió que el club tomara posesión del terreno y realizara pagos a través de descuentos en los bonos de sueldo de los trabajadores socios del club. "Desde entonces, el club ha gestionado el terreno de manera pública, continua y pacífica, realizando numerosas mejoras e inversiones en el mismo, lo que respalda su reclamo de prescripción adquisitiva", alegaron.

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