Aunque se espera que el índice de junio sea más alto que el de mayo, el objetivo de Caputo es llegar al 2%.
El Gobierno quiere llevar la inflación al ritmo de la suba del dólar
El desplome de la inflación en mayo al 4,2% ha sorprendido tanto a analistas como a economistas, quienes habían proyectado una cifra cercana al 5,2% según el reciente Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central. A pesar de esta caída, el proceso de reducción inflacionaria aún está a mitad de camino. El objetivo oficial ahora es que la inflación mensual converja al 2%, alineándose con el ritmo de aumento del tipo de cambio oficial fijado por el Gobierno.
Federico Furiase, recién nombrado director del Banco Central y hasta hace pocas horas asesor presidencial, destacó la importancia de esta disminución del índice inflacionario: "Nominalidad convergiendo al crawling (ajuste) de 2%, mejorando tasa real y suavizando apreciación cambiaria, con corrección de precios relativos". En otras palabras, el equipo económico busca reducir la inflación a niveles del 2%, evitando así el encarecimiento de la economía en dólares mediante una devaluación, optando en cambio por una baja de la inflación.
El desafío, sin embargo, es considerable. En junio, se espera que el índice de inflación rebote, situándose entre el 5% y el 6%. Este aumento será impulsado por el ajuste de tarifas para hogares de clase media, a diferencia del mes pasado donde la rebaja de prepagas ayudó a contener el índice. La evolución de los precios de alimentos y bebidas, que aumentaron un 4,8% en mayo, por encima del índice general, será crucial para determinar el impacto final en la inflación de este mes.
Podés leer: El FMI aprobó el desembolso de US$ 800 millones para la Argentina
El segundo semestre será crucial en el esfuerzo por reducir la inflación al 2% mensual. Consultoras económicas proyectan que este objetivo aún está distante, estimando que la inflación se mantendrá por encima del 5% hasta septiembre, con una posible caída a 4,6% en octubre. La consistencia en la sobreestimación de la inflación por parte del REM da lugar a cierto optimismo, sugiriendo que los datos mensuales podrían ubicarse por debajo de estas proyecciones.
Otro obstáculo para el Gobierno en su intento por reducir la inflación es la necesidad de seguir ajustando tarifas para disminuir los subsidios. Estos ajustes tarifarios, junto con la subida del 2% del dólar oficial, aumentan la presión sobre la inflación mensual. El Banco Central se enfoca en la inflación núcleo, que excluye precios regulados y aumentos estacionales, la cual cayó a 3,7% este mes, un indicativo positivo hacia el futuro.
La sostenibilidad de la baja inflacionaria dependerá en gran medida del control de los agregados monetarios. El superávit fiscal ha cerrado una fuente de emisión monetaria relacionada con el financiamiento al Tesoro. La reducción de la tasa de interés ha disminuido los pasivos remunerados del BCRA, que se han reducido significativamente. Sin embargo, la compra de dólares por parte del Banco Central continúa siendo una fuente de expansión monetaria, aunque parte de esos pesos son absorbidos posteriormente.
Simultáneamente, el Gobierno enfrenta el desafío de la recuperación económica. Este proceso será lento, ya que debe ocurrir sin una inyección significativa de pesos en la economía, como solía suceder en el pasado. Es probable que se necesiten varios meses antes de que la desaceleración de precios tenga un impacto palpable en la recuperación del consumo.
Fuente: Infobae
Te puede interesar: Usar el celular y el transporte público, lo que más costó en Mendoza