La violencia reinó en el partido entre Godoy Cruz y San Lorenzo. Barras destrozaron los baños, tiraron proyectiles al campo de juego, se agarraron a las piñas con hinchas que intentaron frenarlos y el encuentro se terminó suspendiendo.
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La violencia reinó este sábado en el estadio Malvinas Argentinas, durante la disputa del partido entre Godoy Cruz y San Lorenzo de Almagro por la tercera fecha de la Liga Profesional, con destrozos, proyectiles, trompadas y represión tanto en las tribunas como en los alrededores del estadio, lo que derivó en la suspensión del encuentro a los 7 minutos del segundo tiempo.
Todo empezó cuando los micros de la delegación del Ciclón fueron atacados a piedrazos en el ingreso al Parque General San Martín, lo que terminó con una persona herida.
Luego, una hora antes del encuentro, un grupo de inadaptados intentó entrar sin pagar su ticket, lo que derivó en corridas y la Policía de Mendoza reprimiendo con balas de goma.
Y durante el partido la cosa siguió. A los 39 minutos del encuentro, un grupo muy reducido de barras comenzó a tirar proyectiles al campo de juego, mientras los hinchas genuinos cantaban "que se vayan todos", y el árbitro se vio obligado a interrumpir el partido para pedirle garantías a la Policía de Mendoza, que en ese momento y como se pudo ver en la transmisión oficial, no hizo absolutamente nada para evitar lo que estaba sucediendo.
Los proyectiles que lanzaban al campo de juego eran fragmentos de las instalaciones de los baños del estadio, que una vez más fueron destrozados.
Tras unos minutos las cosas se calmaron por decisión propia de los violentos, quienes fueron repudiados por el resto de los hinchas e incluso llegaron a tomarse a las trompadas.
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Un rato después, nuevamente se interrumpió el juego porque otra vez empezaron a tirar proyectiles desde la tribuna, ante la pasividad total de las fuerzas de seguridad, pese al pedido desesperado de Nelson Ibáñez, ayudante de Daniel Oldrá, quien les decía "hagan algo, son dos y así de chiquitos", señalando con sus manos la estatura de los agresores.
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Mientras tanto, los hinchas genuinos del Tomba empezaron a irse de la popular. Algunos buscaron refugio en las plateas, mientras que otros directamente se fueron del estadio.
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En el entretiempo, la Policía se instaló detrás de la Popular Sur para intentar contener un nuevo desmadre.
Allí, la Policía terminó ingresando a la Popular Sur, en la que solamente quedaban los violentos, porque la gente se había retirado en su totalidad, para desalojarlos.
En ese momento, ante la falta de garantías de un operativo de seguridad que, una vez más, falló, Arasa lo suspendió definitivamente.