La simbiótica relación de hermanos del cuento cortazariano "Casa Tomada" tiene ecos en el tándem que el presidente Javier Milei conforma con Karina, "el Jefe", su omnipresente hermana y Secretaria General de la Presidencia.
Cortázar y Milei, cuando la casa y el país están tomados
"Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo materno, nuestros padres y toda la infancia"
Julio Cortázar, "Casa tomada"
"El gobierno está poniendo en el campo educativo, y en otros también, en la agenda temas que nadie discutía. Por ahí lo hace de mala manera o de una manera que no me gusta pero me parece interesante que empecemos a discutir algunas cosas. Por ejemplo el famoso FONID, el Fondo Nacional del Incentivo Docente. El FONID no está en ninguna ley. El gobierno nacional no tiene ninguna obligación de pagarlo."
Mariano Narodowski, especialista en educación
Los años terminados en cuatro fueron cruciales para Julio Cortázar. Nació en 1914 y murió en 1984. El 12 de febrero se cumplieron 40 años. También llegó a los 29 años a Mendoza en 1944 para incorporarse a la Universidad Nacional de Cuyo como profesor. Era un joven de casi dos metros de alto, lampiño, que por entonces no podía ni soñar con que sería uno de los artífices del llamado Boom de la literatura latinoamericana. Entró por la puerta grande con la publicación de su original novela "Rayuela" en 1963 para conformar el cuarteto mágico con Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa. Dos de ellos llegaron a ganar el Premio Nobel. A mediados del '44 era todavía un muchacho de cara aniñada, sin la barba que lo caracterizará en sus tiempos de celebridad y bohemia habanera. Su altura inusual llevó a algún ingenioso a ironizar llamándolo "Largázar". Estaba empezando entonces a transitar un camino de insospechables resultados.
Antes de arribar a suelo mendocino Cortázar había vivido en Bolívar y Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires. Daba clases en secundaria de diversas materias, pero nunca de literatura, que era su verdadera pasión. La cátedra universitaria le permitió desplegar los enormes conocimientos adquiridos en infinitas y apasionadas lecturas durante ese dulce exilio interior bonaerense. Sin muchas distracciones, en aquellas pensiones en las que vivía se formó con una solidez inhabitual para alguien de su edad. Sumó conocimientos a un talento natural. Se cultivó y se entrenó para lo que vendría, que serían no sólo sus clases, sino la traducción y, sobre todo, la creación literaria en la cima de la lengua española. La revolución de 1943 lo llevó a clausurar esa incursión como profesor secundario porque el clima que iba instalándose en el país le resultaba irrespirable. Era aliadófilo y pro norteamericano en aquel contexto de simpatías muy difundidas con el nazismo en estas tierras. Incluso las leyendas urbanas hablan de algún entredicho con un obispo al que se negó a rendirle pleitesía en una visita escolar, lo que fue mal visto por las autoridades.
El paso de Julio Cortázar por Mendoza dejó huellas notables que reconstruidas años después echan luz sobre su carrera literaria. Fue acá que publicó por primera vez un cuento con su nombre, pues hasta entonces firmaba con el pseudónimo de Julio Denis. Era "Estación de la mano", publicado en la revista "Egloga" en 1945. Pero quizás el dato más curioso es que en este nuevo destino escribió su cuento más célebre, "Casa tomada", que relata la huida de un personaje (que el propio Cortázar ha comentado era él mismo) junto a su hermana (también tenía una hermana) de la vivienda que habitan y que empieza a ser invadida por presencias extrañas que van acorralando a la pareja y tomando las habitaciones. El texto quedó en un libro inédito y fue retomado en su primera colección de cuentos, "Bestiario", que recién apareció en 1951. Borges lo había publicado en la revista "Anales de Buenos Aires" en 1946. Esa situación llevó a la crítica a atribuir el argumento del relato al sentimiento del autor frente a la irrupción del peronismo, cuando en realidad había sido compuesto antes de que sucedieran los hechos de octubre de 1945 que dieron nacimiento al movimiento liderado por el general Perón. La pareja de hermanos, Irene y el narrador innominado en primera persona, finalmente dejan la casa, acorralados por ruidos que van haciéndolos clausurar los espacios de sus vidas hasta que deben huir despavoridos. Cierra Cortázar su obra maestra con un imagen inolvidable: "Rodeé la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada".
Una lectura literal puede hacer pensar que se trata de unos hermanos que van perdiendo la razón escuchando voces inexistentes al punto de dejar su casa por esas presencias a las que intuyen tomándola. Esa es la visión escéptica y realista. Pero también se puede poner en marcha el mecanismo literario esencial para leer ficción y llegar a sus profundidades más sutiles: la suspensión momentánea de la incredulidad. Es decir leer jugando el juego que el texto propone. Es lo que la lectura creativa requiere para generar su efecto mágico. Por eso es que también podemos sumergirnos en el clima de extrañamiento que desliza Cortázar y oír con Irene y su hermano los ruidos que los van acorralando, mientras ambos conviven en la casa familiar con las rutinas diarias que los hacen felices hasta la aparición maligna: "Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra casa".
La simbiótica relación de hermanos del cuento cortazariano tiene ecos en el tándem que el presidente Javier Milei conforma con Karina, "el Jefe", su omnipresente hermana y Secretaria General de la Presidencia. Continuando con una lectura metafórica la casa rememora a la Argentina y los ruidos que se escuchan en las habitaciones tomadas parecen aludir a los espacios sociales invadidos por las corporaciones en beneficio propio. Se ha escrito un libro sobre Milei llamado "El loco" y sus actitudes, extravagantes en general por cierto, son leídas por muchas cabezas pensantes y otras no tanto como locuras. ¿Es una lectura posible? Sí, como la del cuento de Cortázar que ve en los hermanos a dos orates que se autosugestionan y al fin salen corriendo de su propia casa tirando la llave a la alcantarilla sin ningún ataque concreto que no sean esos ruidos que ambos comparten. No apelan siquiera a recurrir a un vecino o a la policía para pedir ayuda. Esa es la visión escéptica.
Siguiendo con las metáforas, hay un Milei difícil de digerir cuando se pelea con una cantante, pasa horas y horas en X, o sentencia con arbitrariedad que quienes no piensan como él son traidores y pone a todos los gobernadores en una misma bolsa o a todos los legisladores en su cómodo esquema de "la casta". Sin matizar. Todo eso está y no se puede negar. Dependerá del éxito de sus políticas sobre la inflación como se lo evalúe en el futuro. Ya se sabe, el triunfo enmascara defectos y fracasos. Mientras tanto al país ha entrado en una de sus etapas no sólo más sufriente sino por momentos más delirante. O al menos eso ven muchos, olvidando las extravagancias de veinte años de kirchnerismo.
Un país que ha vivido en un sostenido declive a la decadencia ahora asiste admirado (con unos a favor, otros en contra y otros desconcertados) a los mandobles desbordados de quien parece un desquiciado. Y muchos se quedan en ese plano, sin advertir que también aparecen en escena diversas situaciones que han estado ocultas y que sustentan la decadencia nacional y popular. Los que lo critican, a veces con razón, no han advertido que Milei también apunta a romper el esquema perverso corporativo que ha llevado al presente de pobreza e indigencia. O si no lo hace deliberadamente lo está consiguiendo en los hechos. ¿Muchos sabían, como se ha revelado ahora, que con un decreto ley de la dictadura de Onganía hoy existen 300 obras sociales sindicales obligatorias para el afiliado, de las cuales al parecer sólo 90 brindan servicios y las otras son sellos de goma para justificar el poder corporativo sindical? ¿Quienes estaban al tanto de que el Fondo Nacional de las Artes desde hace años usaba el 70% de su dinero en administrarse y el 30% en promocionar la actividad artística y en sus inicios el 10% iba a los gastos y el 90% a fomento? ¿O que el Instituto del Cine usa buena parte de sus millonarios fondos para clientelismo ideológico y politiquería burocrática y poco para apoyar un cine razonable? ¿Cuándo se había puesto sobre la mesa lo que sucede con el total de sus actividades en instituciones como el Conicet o las universidades y no sólo en lo que se muestra para crear una imagen positiva? ¿Por qué nunca se había enfocado la lupa en los fondos públicos millonarios que van a contratar artistas de renombre mientras en muchos lugares falta plata para temas esenciales? ¿Cómo funciona exactamente ese berenjenal de los fideicomisos? Son sólo algunos de los temas que han surgido, para no hablar de la pesca, del alto precio de los libros, de los privilegios de las corporaciones profesionales y los dudosos beneficios para algunos en Tierra del Fuego. Ambos estos dos últimos temas pendientes del escrutinio público, porque ni Milei se ha metido con ellos como debiera según tu talante flamígero. Pero al menos ha creado el clima para que alguien reclame la ausencia de esos puntos oscuros en la discusión.
Hay un debate educativo que es modélico. Si hay algo malparido en la educación es el Fondo Nacional del Incentivo Docente, que paradójicamente dificulta mejorar el salario docente y hasta la propia Cristina lo redujo casi a cero por inflación en su último mandato. Macri lo revivió cuadruplicándolo por necesidades del momento, sabiendo que era un lastre. Porque es en negro, pero también porque es una cantidad enorme de dinero del que a cada docente le llegan migajas. Escuché personalmente a Juan Carlos Tedesco, ministro de Néstor y Cristina de Educación, criticarlo y abogar por su desaparición para mejorar el financiamiento educativo. Milei lo cortó de un modo desprolijo con su motosierra al rojo vivo y la reacción fue que algunos legisladores salieron a querer reponerlo. Reflejos populistas. Lo que hay que hacer no es volver a lo malo, sino buscar un mecanismo que mejore el salario docente con sanidad. No es el FONID.
¿Todo este pus que está saliendo a la superficie no es un contrapeso a evaluar de las sinrazones que Milei escupe a diario? Es cierto, sería mejor que se moderara y construyera una gobernabilidad que le será imprescindible cada día más y en ese sentido no lo está haciendo bien. Mientras tanto, en Ciudad Gótica están saliendo a la luz carradas de secretos corporativos guardados con siete llaves como los que se han expuesto en estas líneas en dosis homeopática.
Cortázar en su vida política combatió a Perón y se fue al exilio voluntario europeo al inicio de los '50 porque no le gustaba vivir en un país donde para dar clases en la universidad había que firmar una ficha de afiliación partidaria. Volvió en los 70 buscando reconciliarse con el peronismo como movimiento de masas, a la vez que en esos años había adherido a la revolución cubana, de la cual se fue distanciado con la deriva autoritaria del régimen. Padeció en persona el caso Padilla y sus consecuencias. En ese distanciamiento se jugó todo por la revolución nicaragüense de sus amigos Sergio Ramírez y Daniel Ortega. Si viviera, hoy sufriría la persecución del dictador asesino Ortega a Ramírez y sin dudas estaría del lado de Ramírez. "Casa tomada" es una joya literaria que habla de la opresión al ser humano por parte de su entorno. Lo hace con universalidad, sin alineamiento partidario o ideológico. Induce a poner la luz sobre las opresiones, vengan de donde vengan. Hoy, con la desmelenada acción del actual gobierno están saliendo a la luz pactos corporativos que han estado silenciados y que son nefastos. Y muchos de los críticos actuales se han quedado callados o se han beneficiado en detrimento del bien común. Una vez más, las extravagancias de Milei están sirviendo para poner todo patas arriba. Ojalá salga algo en limpio. Antes de su inesperada irrupción no le podía ir peor a la maltrecha Argentina. No hay que olvidar de donde partió la gestión y quienes son los responsables mayores de haber llegado a ese abismo pútrido. Porque ahora hablan y escriben como si fueran marcianos.
La cita inicial de Cortázar recuerda que la casa (el país) guarda los recuerdos (la historia) familiares y que el futuro se construye con síntesis inteligentes y acuerdos duraderos y sensatos. No con tuits y gritos. Por eso nos gusta la casa, porque guarda a los ascendientes, pero también a la propia infancia. Por eso no hay patria y antipatria o traidores y propios. Esas son deformaciones populistas. En una república democrática hay compatriotas, aunque piensen distinto.