Monseñor Colombo al Post: "No debemos dejar todo librado al mercado"

Así se expresó el Arzobispo de Mendoza tras la media sanción de la Ley Ómnibus.

Monseñor Colombo al Post: "No debemos dejar todo librado al mercado"

No había pasado más de una hora de la media sanción de la Ley Ómnibus del presidente Javiel Milei, votada en la Cámara de Diputados de la Nación, cuando monseñor Marcelo Colombo, no dudó en responder sobre el proyecto y la actualidad argentina.

De forma breve y contundente, a minutos de ir a dar misa, plantó postura y defendió sin vueltas ni grises la necesaria intervención de la Iglesia en la política, en una entrevista exclusiva con Mendoza Post.

No fue de lo único que habló. Se refirió al Papado de Francisco, también a los nuevos roles de la mujer en la Iglesia: ¿Podrán ejercer el sacerdocio? Al celibato de los sacerdotes: ¿Podrían casarse? A la inclusión y en que medida del coletivo LGTBIQ+ en práctica religiosa.

Habló además de los desafíos de los nuevos formatos de comunicación que surgieron en el último Sínodo celebrado en octubre y noviembre en el Vaticano.

Sínodo mundial al que Monseñor Colombo fue convocado por el Papa Francisco junto a un puñado de argentinos.

¿Usted fue uno de los pocos obispos argentinos que participaron del Sínodo de Obispos que se realizó en el Vaticano entre octubre y noviembre?

Sí, fuimos cinco obispos y algunos especialistas o peritos de Argentina, entre ellos el decano de la Facultad de Teología, el vocero de la Conferencia Episcopal en la parte de Comunicación y una religiosa destinada en la organización.

A mi me llamó la atención que entre los temas que iban a tratar en el Sínodo, había temas espinosos o fuera de agenda de la Iglesia, como el rol de la mujer, el colectivo LGTBIQ+, del rol de la Iglesia en sí y de la comunicación que hoy se plantea en ese nuevo mundo que tenemos.

El Sínodo tenía la particularidad de un 75% de obispos como miembros y un 25% de miembros no obispos, es decir sacerdotes y laicos, y entre ellos muchísimas mujeres, es decir que no había ninguna restricción al respecto.

La temática era esa y fueron tratados como parte, más que nada, de lo que significaba el acompañamiento de la Iglesia y la animación de la vida del pueblo de Dios, que hace la Iglesia. No era una etapa de decisiones sino escuchas de las iglesias locales y una puesta en común, una cierta reflexión sobre los pasos a dar este año.

Claro, porque dura un año el Sínodo.

Así es, son dos asambleas, la primera ya la tuvimos el año pasado y la segunda la tendremos este año.

¿La segunda viene con la respuesta de lo que se consultó en la primera?

No, eso fue en la primera, ahora trabajamos en la profundización que haremos en estos meses e ir afinando la mirada de algunos puntos, para proponerle al Papa Francisco, que es en definitiva el que toma decisiones en algunos temas.

¿Con el Sínodo, cuál es el fin, que la Iglesia se ponga al día? ¿Se hacen todo el tiempo estos sínodos?

Los sínodos nacieron con la Iglesia misma. Sínodo quiere decir caminar con otros, y desde el principio, Pedro y Pablo tuvieron que ponerse de acuerdo sobre el bautismo, la circuncisión y las prácticas culturales. Apenas nació la Iglesia tuvieron que discutir. Ese fue un sínodo.

Después se fueron dando sínodos de naturaleza más dogmática sobre Cristo, sobre la Trinidad, sobre la naturaleza de Jesús y otros, de tipo más disciplinar como el celibato. Después se fue espaciando. En Argentina hubo numerosos sínodos después del Concilio Vaticano II.

Pero para entenderlo bien, los sínodos son una expresión de la vitalidad de los consensos en la Iglesia. ¿Hacia dónde vamos? A ser más fieles a lo que Jesús nos pide, ese es el norte de la Iglesia, y lo que Jesús nos pide es caminar juntos, que nuestras voces, discutiendo, encuentren la verdad que Dios les manifiesta a uno y a otro.

El papel de la mujer en la Iglesia

Bueno, el rol de la mujer, siempre tan debatido se trató allí

La participación de la mujer fue un tema importante, no tanto la cuestión del sacerdocio de la mujer, que no es un tema que apareció de una manera consistente numéricamente, sino que sobre todo en lo que se reflexionó, fue en la mayor participación de la mujer en la toma de decisiones, que esto ya se está dando

¿En qué ámbitos?

Ahora mismo en el Vaticano hay mujeres tomando decisiones. La Congregación para la Vida Consagrada tiene una secretaria mujer, no como un rol secundario sino con un rol ejecutivo.

Nosotros tenemos mujeres en muchos ámbitos. Nuestra directora de Cáritas en la Diócesis de Mendoza es una mujer.

El rol de la mujer en la Iglesia es muy importante. La primera noticia de la venida de Jesús la recibe una mujer, la noticia de la Pascua quien primero la recibe es una mujer. Es decir, que, en la historia de la Iglesia, es inseparable la experiencia de la participación de la mujer en relación con el plan de Dios, y ese es el norte en todo caso, porque la participación de la mujer no solo es creciente sino sostenida y eso es lo importante.

¿El rol del sacerdocio va a seguir cerrado a los hombres?

En este momento no se planteó esa discusión dogmática. Lo que sí se planteó fue abrir a una reflexión mayor sobre lo significó el diaconado en relación con la mujer en los primeros tiempos de la Iglesia. Un tipo de diaconado que no se corresponde al diaconado tal como lo conocemos hoy.

¿Había mujeres diáconos?

En los primeros momentos de la Iglesia había formas de diaconado femenino, lo que pasa es que hay que investigar mejor las fuentes de la historia porque era un diaconado de servicios de las comunidades. Eso es lo que se está reflexionando más.

¿Cómo hace la Iglesia para medir esto de lo que fue el cristianismo en sus comienzos y lo que hoy es producto de su institucionalización y separar lo sagrado de lo no tan sagrado?

Esto es lo que tiene que ver con distinguir lo que es de origen divino, lo que está en la Biblia, lo que tiene que ver con el nacimiento de la Iglesia, y, por otro lado, lo que ha sido un producto de la disciplina para afrontar la organización.

Y bueno, en este discernimiento estamos, por eso más que nada, se ha tratado de ver lo que ha sido un desarrollo ulterior, productivo, eficaz pero hoy superado, de lo que ha sido el origen de la voluntad misma de Jesucristo de la Iglesia Apostólica.

Bueno, pero en esa discusión, en referencia al sacerdocio, uno podría decir que el sacerdocio es sagrado y cerrado a los hombres, cuando la Virgen María tiene una presencia muy fuerte en el catolicismo.

Muchas veces, el Papa Francisco habla del rol de María como superior, inclusive, al de Pedro, para decir que el rol de María, el lugar de María en la revelación cristiana es muy significativo, para valorar también el rol de la mujer.

Ahí le retruco y le digo: ¿Por qué una mujer entonces no puede ejercer el sacerdocio si María tiene esta importancia?

Porque no es el orden del culto el lugar de María, es en el lugar de la presencia, del discernimiento. María en Caná, es la primera que pesca que la fiesta se está por arruinar porque falta vino. María es la que está acompañando a los apóstoles en los momentos de duda y está presente en el momento de la cruz y el dolor.

Entonces, no tiene que ver con el culto. Nosotros hemos exasperado, exaltado solamente la condición cultual y hay un montón de roles en la Iglesia que van más allá de lo cultual.

Nosotros tenemos personas en nuestra Diócesis que operan, sirven, trabajan en otras dimensiones, podemos hablar de Cáritas, de las pastorales sociales que están más en la trinchera como me gusta decir, que están más en el mano a mano con el dolor, que evocan esa dimensión mariana de la Iglesia.

Entonces, lo sacerdotal, lo cultural es importante, es significativo, pero no es lo único. El Concilio Vaticano II habla del sacerdocio común de los fieles donde todos somos sacerdotes, todos somos parte de esta gran creación, y algunos por oficio, somos sacerdotes en el sentido de ministros ordenados.

¿Se planteó la posibilidad de que los sacerdotes puedan estar casados? Porque se dice que es un tema reclamado en Europa y otras partes del mundo.

Eso no formó parte del debate, pero un poco en la línea que me plantea y quiero profundizar, es cierto que la institución del celibato fue posterior al nacimiento del sacerdocio. En esta diferenciación de lo original y la sucesiva implementación de parte de la Iglesia, está el celibato.

¿Tiene que ver con una dedicación plena a Dios?

Sí, una dedicación plena a Dios y a la comunidad y de lo que puede llegar a ser en formas sacerdotales donde coexistan con la vida de casado.

Esto no se discutió en el Sínodo, lo cual no quiere decir que no sean temas que no se puedan trabajar. Hugo quienes lo dijeron, hubo momentos en los que se habló, pero no era la temática propia del Sínodo.

¿Y la vía de escape para la Iglesia de esa rigidez en la figura del sacerdocio sería el diaconado?

Bueno, el diaconado es un servicio redescubierto por el Concilio Vaticano II, pero no es tanto una vía de escape como profundizar en la gama de posibilidades que tiene el compromiso en la Iglesia.

¿Pero no tiene casi la misma función del sacerdote, pero sin hábito?

No, no. El diácono tiene la función de expresar al Cristo servidor, por eso tenemos diáconos en el mundo de la educación, en el mundo de la asistencia.

¿Qué hace un diácono, entonces?

Muchísimas cosas, no solo lo cultual. Es mucho más que eso lo que hace un diácono. Expresa el servicio de Cristo. Está todo muy representado en escena de La Última Cena. Hay un momento donde Jesús le lava los pies a sus discípulos y un momento donde instituyó la eucaristía y el sacerdocio. Ahí aparecen los dos ministerios bien definidos.

Entonces, el ministerio del diácono está estrechamente definido con la presencia de la Iglesia en el mundo del servicio. Nosotros tuvimos hasta hace muy poco tiempo un director de Cáritas que era diácono, y que fue excelente.

La inclusión del colectivo LGTBIQ+

Con el tema del colectivo LGTBIQ+, me parece que la Iglesia no sabe muy bien que hacer con ellos. A veces los señalan, a veces los marginan, los incluyen, los ponen acá o allá.

Desde los años 80' ha habido una gran reflexión de la Iglesia, y hemos pasado del concepto de la atención de las personas homosexuales que se descubren o se plantean su homosexualidad, al acompañamiento y a la participación como fieles en la Iglesia.

En eso, la Iglesia ha crecido mucho, nosotros en Mendoza, tenemos una pastoral de la diversidad que funciona en la Iglesia Santiago Apóstol como un nucleamiento de unas 40 personas estables que se plantean desde su fe distintos desafíos de responder a Dios como parte de la Iglesia.

Y, de hecho, tenemos algunos representantes que participan en el mundo de la catequesis y en el mundo de los servicios de la Iglesia. No hay esa discriminación, al menos desde la cabeza de la Iglesia o de lo que significa la Iglesia como institución.

Es decir que pueden ir a misa, pueden comulgar.

Todo tiene que ver con cada persona y las opciones de vida de como viven, pero en esto siempre está esta dimensión de respuesta donde, por ejemplo, muchos heterosexuales no pueden comulgar y muchos ni se lo plantean y comulgan igual.

¿Es un derecho o un privilegio comulgar?

Es un regalo de Dios comulgar.

¿No es un derecho?

No es un derecho. Además, Jesús comió con pecadores, ¿qué quiero decir?, que Jesús comió con todos, entonces nunca es un derecho sino un don de Dios.

La Iglesia primitiva decía que la eucaristía era el pan de los peregrinos, el pan que alimenta. El peregrino tiene de todo, tiene los pies ampollados y el corazón herido y el pan es para él.

Una persona que es gay, o lesbiana, o alguna de las otras condiciones del colectivo, va a una parroquia y le revela su condición al sacerdote, ¿no corre riesgo de ser marginado, o que no lo dejen entrar más a esa parroquia?

La condición sexual de las personas no es motivo de exclusión de la Iglesia, nunca.

Pero está instalada la idea de que sí.

No, no. Nosotros lo que no podemos es negar. Y, además, la condición sexual de la persona nunca podría ser motivo de exclusión ni nunca lo fue. Después, lo que aparecen son formas de militancia, que muchas veces son de una propia realidad pero contra otras opciones de vida pero no es sólo privativo del colectivo LGTB sino de todos los que militan.

¿Una persona del LGTB puede dar catequesis entonces?

Si puede, pero como cualquier catequista, cuando da la catequesis, tiene que dar la catequesis que es transmitir las enseñanzas de Cristo. Después las opciones de vida personales son muy personales.

¿Qué tienen vedado? ¿No poder ordenarse como sacerdotes?

Es que para ser sacerdote rige lo mismo para todos, que es la castidad.

Claro, ¿el tema ahí entonces no sería la condición sexual porque tampoco un heterosexual podría ordenarse como sacerdote si no va a respetar el requisito de la castidad?

Así debería ser y en ese sentido hay distintos pronunciamientos de la Iglesia al respecto, y se ponen condiciones para todas las personas que plantean esto ya desde los años 90 y que tiene que ver con una elección de vida profundamente centrada en Cristo.

Ahora: ¿Quién se metió con la sexualidad: Jesucristo o la Iglesia?

Yo creo que la humanidad siempre tuvo el tema de la sexualidad como un punto importante.

Le pregunto porque en los relatos y enseñanzas de lo que dijo Jesús no parece que se haya metido demasiado con la sexualidad salvo en aquel episodio en donde salva a la prostituta de ser lapidada y le dice que no peque más.

Es que hay un tema ahí. Pensemos en otras religiones, en el judaísmo, en el Islam también se meten con la sexualidad, pensemos en las normas como eran.

Si uno va a las normas del viejo decálogo, como estaba presentado, la mujer aparece como una propiedad del hombre en el Antiguo Testamento.

Creo que los usos y costumbres de la humanidad a lo largo del tiempo muchas veces fueron adueñándose de las miradas religiosas, pero eso es común a todas las religiones.

¿Cómo quedó la Iglesia con el tema de los abusos sexuales y en particular la de Mendoza después del caso del Próvolo?

Se creció mucho en el tema de la prevención, en la comprensión de ir a fondo en el camino de la verdad y de las situaciones, y de ser muy claros y terminantes en las disposiciones internas.

La comunicación, uno de los desafíos del Sínodo

¿Qué otros temas se destacaron en el Sínodo?

Puntos muy significativos como la mayor unión la Iglesia Católica de Oriente y Occidente, que son las tradiciones orientales, históricamente muy valiosas y muy presentes en el Oriente y el Este Europeo, también en Brasil y Estados Unidos y aquí mismo, en Mendoza, tenemos hermanos católicos del rito oriental.

El otro tema son las migraciones, en una Iglesia presente en el mundo y cómo trabajamos con los migrantes. Ahí fue muy destacada la participación de personas que trabajan en el rescate de los náufragos en el Mediterráneo, pero también contra cualquier forma de trata.

Después tuvimos todo lo que se llama la Iglesia digital, que es la presencia de la Iglesia en el mundo de las comunicaciones y las redes sociales

¡Un temazo ese!

Un temazo que aparecía como un párrafo y terminó siendo una parte de la discusión del Sínodo porque aparecían dos o tres comunicadores que trabajaban y aunaban la participación de influencers.

Sobre este tema, la Iglesia se encuentra ante el desafío de que a la Misa del domingo a la mañana le va a tener que dar un formato de 20 o 30 segundos de tal sermón, explicado en un posteo o video para redes.

Tomada como una mera comunicación, la misa tiene un formato propio, diferente a estos porque la Misa para nosotros es otra cosa, no es sólo comunicación sino acción de Dios entre nosotros, porque está todo el tema sacramental, entonces, el sacramento no puede ser nunca reemplazado por una red o una comunicación.

Pero si es cierto que hay catequesis, acompañamiento de personas, hay numerosas formas de seguimientos de temas que este continente digital tiene como protagonistas a muchos laicos, pero también a muchos sacerdotes y religiosas.

¿Qué salió del capítulo digital?

Tomar nota de lo que significa para la Iglesia esta presencia, que no es un valor secundario sino, de cara a esta cultura y a la encarnación que Dios nos pide de la Iglesia hacia el mundo, es un desafío y una prioridad.

Y, por otra parte, lo que significa actualizar los formatos comunicacionales, entendiendo que son formatos que despiertan interés y están llamados a suscitar inquietudes entre los oyentes, sin tomar al oyente como un depositario de comunicaciones sino tomarlo como un interlocutor, como un interlocutor que también construye contenidos.

¿Se plantea la Iglesia si llega a más personas con estos nuevos canales de comunicación?

Nosotros hemos hecho la experiencia de que se llega a muchos, pero son distintos escenarios. Por lo tanto, la pregunta no es si se llegan a más o menos fieles sino si llegamos a todos juntos, porque son formatos complementarios, donde la Iglesia no puede dejar de lado sus naturales modos de hacerse presente en la vida de la gente.

A nosotros nos pasa con la misa del domingo por la mañana que transmite Canal 7 de Mendoza. Eso empezó con la pandemia, aunque en el pasado se transmitía la misa.

¡Si, claro! Muchos años.

Y a nosotros nos representa un modo artesanal de llegar a numerosísimas personas.

Personas que no pueden llegar a una iglesia por sus propios medios

Claro, que no pueden llegar. Recuerdo a un matrimonio de ancianos de La Favorita que me dijeron: "Padre, nosotros prendemos la televisión para ver la misa los domingos y la miramos desde la cama" y la verdad me dio mucha ternura imaginar a estas personas, a las que uno podía llegar con una palabra o un aliento a través de la televisión.

Entonces, hay modos de presencia de la Iglesia, que son más artesanales quizá numéricamente, no son tan significativos, pero aún así sabemos que lo ve mucha gente.

El Papa Francisco y la actualidad argentina

El Papa Francisco habla de política y por eso se lo critica. ¿Hay algún papa que pueda evitar hablar de política?

Nosotros tenemos un principio, no somos especialistas en política partidaria, pero sí como pastores de la Iglesia, estamos obligados a referirnos a temas que atañen a la vida política de los hombres.

Entonces, en dónde está en juego el bien común y la dignidad de las personas la Iglesia no se debería callar.

¿Qué opina de la actualidad política argentina?

Estamos en un momento claro de un cambio de paradigma, en la comprensión del rol del Estado, es lo que la gente ha votado.

Sin embargo, no debemos dejar librado al mercado un montón de temas que son importantísimos, como el tema de los pobres, algunos puntos en estas leyes como el de la salud mental, las adicciones, la cuestión ambiental.

Hay un montón de temas que están en estas leyes que se están votando donde el Estado tiene, inteligentemente, que buscar asegurar la dignidad de las personas y el cuidado del ambiente.

¿Cuál es el problema de dejar todo liberado al mercado, porque hay una ideología de mercado que dice que todo lo que usted me dice es prácticamente socialismo?

Dejar todo librado al mercado significa que los que tienen disponen de la vida de todos y en todo caso el que tiene bienes materiales tiene peso en el mercado y dispone todo respecto de las personas. Creo, que hay otras formas de presencia y participación en la sociedad que nos hacen responsables del bien común

El diputado nacional Miguel Ángel Pichetto cuestiona al Papa de promover una Iglesia pobrista que no promueve el mérito ni las ambiciones, que enseña que tener más está mal.

No, no. Para nosotros los pobres tienen una centralidad en la enseñanza del Evangelio: "Felices los pobres" o "vende todo y dáselo a los pobres". Hay una idea del servicio a los pobres que aparece fuertemente en las enseñanzas de Jesús.

Esto no significa excluir a nadie y mucho menos dejar a los pobres en la indigencia, o servirse o beneficiarse de la pobreza, sino ayudar a los pobres a crecer y a promoverse.

Sino como explicamos las obras asistenciales de la Iglesia. Allí donde el diputado nacional Miguel Ángel Pichetto vivió la Iglesia ha tenido un rol fundamental como lo han sido los Salesianos en la Patagonia. Y la promoción social que la Iglesia ha hecho ha ayudado a crecer a las personas.

Da toda la impresión de que el Papa Francisco es un papa que arma lío, como él dijo él alguna vez, y parece que fuera súper renovador para la Iglesia, pero hace muchísimos años, el Papa Juan XXIII hizo el Concilio Vaticano II e implementó reformas mucho más profundas. ¿Por qué hay esta percepción de Francisco como un Papa disruptivo?

Cuando Juan XXIII convocó al Concilio Vaticano II hubo numerosos sectores que opusieron resistencia en la Iglesia. Hubo poca acogida de la noticia. Pero Juan XXII, que era un gran conocedor de la historia de la Iglesia y había tenido una trayectora jerárquica, tuvo la audacia poco común para esos tiempos, de plantear no una ruptura sino una apertura de la Iglesia, con esta imagen de abrir todo

¿Y en ese momento con qué se encontró Juan XXIII que tuvo que poner en marcha esa apertura?

Con la Iglesia de la posguerra, que se estaba planteando temas muy serios como un diálogo más ecuménico, la relación con la Iglesia protestante, una catequesis más actualizada.

¿Y en este momento el Papa Francisco estaría enfrentando una situación parecida de apertura a la de Juan XXIII?

Es otro contexto. Francisco retoma el discurso de Juan XXIII de la Iglesia para y con los pobres y sobre todo aparece en Francisco el clamor de los otros continentes, el sabor mestizo de América Latina y sus urbes.

También aparece su impronta jesuítica, de una Iglesia en salida, misionera, aparecen los dolores de la Iglesia en América Latina y en el mundo, esto es lo que le aporta el Papa Francisco.

Pero, sobre todo, una compresión de la Iglesia desde la calle. Uno puede decir que es un Papa que viene desde la calle, de la calle que caminaba en Buenos Aires y de la calle desde lo conceptual.

Porque el modo de abordaje de Francisco es un modo como el de Jesús, que caminaba las calles de su pueblo. Este Papa trae la sabiduría de la calle y los problemas de la calle.

Le cuestionan al Papa Francisco esta forma de gobernar la Iglesia, este giro que le imprimió hacia los pobres y los más necesitados. ¿Este fue el mandato que le dieron en el Cónclave cuando lo votaron?

Más que el Cónclave que lo votó, fue en las conversaciones previas donde se hacen las deliberaciones y se piensa en los temas.

Pero tengo la impresión que él llegó al papado con ese mandato porque cada vez que sus decisiones generan polémica él contesta que lo votaron para esto.

Exactamente, lo dice textualmente así: "Me eligieron para esto". Ciertamente hubo un mandato para el Papa Francisco de que la Iglesia sea una Iglesia de salida, una Iglesia presente en el mundo de los hombres y no solo en el culto o en la predicación de la palabra.

Porque él llega a dar vuelta una centralidad en el catolicismo donde imperan los dogmatismos contra cualquier renovación.

Lo que sucede es que, frente al dogmatismo como forma de ser de la Iglesia, muchas personas se aíslan o se encierran en una especie de atalaya y la verdad es que los dogmas son inmodificables en su parte dogmática, como enseñanza de la Iglesia, pero siempre necesitan nuevas formas de ser abordados y presentados, ahí está el Papa Francisco.

Lo acusan de ser un Papa comunista

No, bueno. Ahí hay una mirada a veces..., vio que el dogmatismo no es solo patrimonio de algunas miradas de la Iglesia, sino que también lo encontramos en el pensamiento, lo vemos en las nuevas izquierdas y las nuevas derechas, en el liberalismo, cuando se enfatiza o se absolutiza el rol del mercado o el rol del Estado, son formas dogmáticas también.

El Papa Francisco es un Papa que defiende la libertad de la persona y siempre subraya el rol de la persona en relación con otros.

Este giro que dio el Cónclave fue por un cambio generacional o solo una reacción a la Iglesia que imperaba y decir, cambiemos un poquito.

No, no fue un cambiemos un poquito, sino que fue esto que se llama el progreso en la interpretación, en cuanto al crecimiento en la mejor comprensión del lugar de la Iglesia y del servicio que la Iglesia presta.