En la cuerda de esa concepción metafísica de que cuando el bien y el mal luchan se hace difícil determinar quién está de cada lado y muchas veces algunos se van y vienen, tienen dos caras.
Javier Milei y el síndrome de El hombre que fue Jueves
"La aventura podrá ser una locura, pero el aventurero debe ser cuerdo."
Gilbert K. Chesterton, "El hombre que fue jueves"
"Como demostró la elección del domingo, ni la proto Unión Democrática, ni los abucheos en el Colón, ni los sermones de intelectuales y artistas alcanzaron para morigerar el hambre y la sed de cambio. Nuevamente, el subsuelo de la patria se ha sublevado. Parafraseando la letra de Charly García: me han ofendido mucho y nadie dio una explicación. ¿Podrá hacerlo Milei?"
Pablo Touzón y Federico Zapata, en la revista "Panamá"
Es improbable que el gran Gilbert K. Chesterton hubiera podido imaginar en 1908 que su genial novela "El hombre que fue jueves" adelantaría metafóricamente buena parte de la trama que está desarrollándose en estos días en la Argentina con la elección de Javier Milei como presidente. En primer lugar es importante recordar que sugestivamente subtituló su obra "pesadilla", lo cual dio lugar a variadas interpretaciones. Traducida magistralmente por Alfonso Reyes en 1918, su argumento, muy sintetizado, se inicia con dos poetas hablando en un parque. Uno de ellos, Syme, es reclutado por Scotland Yard para infiltrarse en una organización anarquista. Lo hace y recibe el nombre de "Jueves". La secta libertaria tiene siete miembros denominados por los días de la semana. Son comandados por "Domingo". Luego de intrincadas peripecias, Syme descubre que todos los miembros de la organización anarquista que él está tratando de desarticular infiltrándose son en realidad también policías. Incluso el jefe, al que persiguen incansablemente antes de descubrir que es uno más de ellos. Se trata, justamente, de quien los ha reclutado a todos para combatir el anarquismo. La visión cristiana del autor, que por entonces todavía era protestante y años después se convertiría al catolicismo, lo lleva a buscar la unión de las fuerzas del cielo, del bien, que están en lucha contra el mal, el anarquismo en este caso. La búsqueda de un orden frente al infierno de la existencia, la típica problemática del existencialismo, marca el libro. En este caso desde una perspectiva cristiana, con la intermediación de un ser supremo al que hay que descubrir para encontrar la salida del laberinto, a pesar de las conjuras del mal.
"Sábado" sobre el final del libro descubre y sintetiza lo sucedido, después de que los diversos agentes encubiertos han pasado por variadas aventuras. Lo hacen imaginando que los otros son peligrosos anarquistas en la búsqueda de un objetivo para atentar: "Nunca ha habido Supremo Consejo Anarquista -dijo-. Todos éramos un atajo de imbéciles policías acechándose mutuamente. Y toda esta honrada gente que nos ha venido acribillando a tiros, nos tenía por dinamiteros. Ya sabía yo que no podía equivocarme al juzgar a las multitudes humanas -añadió lanzando una mirada radiante sobre el gentío que se agolpaba a uno y otro lado de la playa-. La gente vulgar nunca es loca: ¡si lo sabré yo, que soy uno de ésos!"
Ver: Quincho: la "rosca" por Milei, el acuerdo del PJ mendocino ¿y el ajuste?
Tras los comicios del domingo pasado y luego de una intrincada sucesión de idas y vueltas, violencias verbales y descalificaciones varias, alarmas ideológicas, resultados inesperados, peleas intestinas abrumadoras, fullerías multiplicadas, se han sucedido una serie de reacomodamientos que indican más cordura que locura. Como dice un personaje de la novela chestertoneana: "El soldado debe permanecer tranquilo entre el tumulto de la batalla. La serenidad de los ejércitos está hecha con la furia de las naciones".
La lista de hechos inesperados es larga y promete agrandarse: gabinete con inclusión de referentes del macrismo tan notorios como Patricia Bullrich y Luis "Toto" Caputo; la incorporación del cordobés Juan Schiaretti, a través de su ministro de Hacienda Osvaldo Giordano al frente de Anses y Franco Mogetta en Transporte. Mientras tanto se apartan de los lugares que iban a ocupar históricos libertarios como Carolina Píparo, Emilio Ocampo y Carlos Rodríguez. En general los originales mileistas ven con recelo estos acercamientos y alejamientos, mientras su líder se aparta sigiloso del extremo y marcha al centro. ¿Qué dirá Alberto Benegas Lynch (h) del llamado del papa al presidente electo? ¿La reunión de CFK con Victoria Villarroel y la del propio Milei con Alberto Fernández eran previsibles con los antecedentes fóbicos del kirchnerismo para relacionarse con los que no lo son? ¿Cómo habrá leído Milei la carta del chino comunista híper capitalista Xi Jimping expresándole el beneplácito por su triunfo? ¿Y cómo interpretar las gestiones del ubicuo Daniel Scioli, que podría seguir como embajador en Brasil, para acercar a Lula? ¿Y la liga de gobernadores de Juntos por el Cambio aportando gobernabilidad al libertario que no se asoma siquiera a las provincias porque lo votan masivamente viéndolo por televisión, con lo cual pone en duda esa lógica impuesta del "territorio"? ¿Cómo elaborará el presidente electo su relación con las provincias?, pues ha sido el interior el que le ha dado la presidencia por un porcentaje histórico, equilibrando lo que en PBA y CABA fue casi un empate. ¿Por qué hasta el kirchnerismo ha aceptado la derrota esta vez a diferencia de la pantomima cuando fue Macri el vencedor? ¿Cristina irá a la asunción?
Quizás haya que releer la magistral "El hombre que fue jueves" para intentar armar estos rompecabezas infernales. Al menos en la cuerda de esa concepción metafísica de que cuando el bien y el mal luchan se hace difícil determinar quién está de cada lado y muchas veces algunos se van y vienen, tienen dos caras.
Javier Milei parece haber leído que el 30% de votos suyos de las elecciones generales se fue al casi 56% con 26% puntos prestados que le ampliaron la agenda. Y además, y éste quizás sea el dato más relevante, esos votos le dieron una diferencia de más de 11 puntos sobre el pan peronismo de raíz kirchnerista de Sergio Massa. Muchos de esos votantes no ofrecieron su voto convencidos y miran todavía con recelo a quien se dice anarcocapitalista y hoy sobreactúa ser un hombre de estado. Está sosegado y medido. Un lobo solitario que ha pasado de los gruñidos a la luna a movimientos por demás prudentes y razonables. A cada paso descubre que ese apoyo condicionado no era de las fuerzas del mal, como el propio Milei vociferaba, sino de personas razonables que pretenden salir de la decadencia nacional que los K han profundizado hasta la náusea. Y de ahí que con inusual aplomo dialogue, negocie, decida, recalcule. No era imaginable esta actitud cuando blandía la motosierra y estaba obsesionado con la "casta", algunos de cuyos miembros lo están ayudando a que su sueño no se transforme en pesadilla. Todos tienen para perder y el desastre dejado por el peronismo es inocultable. Okeyyyyy.
Los incisivos columnista de "Panamá" Pablo Touzón y Federico Zapata trazaron un brillante panorama post elecciones describiendo el cataclismo del sistema político como aquel choque de un meteorito que terminó con los dinosaurios. Al final, bosquejan los desafíos del libertario bajo el subtítulo "Un outsider suelto en Argentina" dicen: "¿Qué se puede esperar de Javier Milei? Se ha trazado un objetivo refundacional: poner a rotar a Argentina (nuevamente y contra su historia), en un eje liberal. Ese reseteo reformista (desarmar al Gulliver), en lo inmediato, le demandará la ejecución de tres tareas: en un plazo corto de tiempo, reclutar un equipo con gran capacidad política y técnica para tomar el Estado (no hay tiempo para aprendices). Milei necesitará construir en tiempo récord un dispositivo gubernamental profundo. Aún los experimentos políticos más liberales (de Thatcher a Reagan), suponen un fuerte activismo gubernamental para implementar reformas y abrir mercados. El sueño del mercado no se autoconstruye con prescindencia de la política, se edifica con capacidad e inteligencia política.
"En segundo lugar, si quiere evitarse el atajo de las micro reformas (el tan vilipendiado gradualismo), deberá contar en el día uno con una hoja de ruta precisa e inteligente. Casi que deberá rebautizar a su epopeya como Roberto Dromi. Esto implica, construir la política de las reformas (los acuerdos parlamentarios), la legalidad de los posibles cambios (neutralizar el frente judicial) y la capacidad efectiva para hacerlos operativos (construir un gobierno liberal). Un camino lleno de obstáculos, con un gobierno que entregará un país en la saga final de sus irresponsabilidades (hacer candidato al que supuestamente debía estabilizar la economía) al borde de una hiperinflación. Hay un núcleo de honestidad intelectual en el desafío que Milei se ha trazado: no hay estabilización posible de la economía argentina sin reformas estructurales. Incluso Massa ganando, era consciente de este dilema de época que lo emparentaba más con Menem que con Kirchner.
"En tercer lugar, Milei deberá neutralizar su frente interno y no caer en la trampa que le proponen los sectores más reaccionarios de sus huestes: la batalla cultural. El éxito o el fracaso de su gobierno, se cifra en saber elegir las batallas, y la más relevante es la económica (reformar y estabilizar Argentina). Todas las demás, y sobre todo las reformas culturales, son excentricidades que le abrirán un Vietnam de conflictos, que posiblemente le sirvan de pulmotor al kirchnerismo en su sueño de renacer al calor de una nueva intifada, y que al final del camino, servirán de excusas para que actores del sistema político (empujados por los sectores económicos que se benefician del status quo) oficien de vetadores seriales de cualquier impulso reformista. Como un buen arquitecto (si es que lo es), Milei deberá entender y hacer entender que, en este plano, menos, es más."
Los desafíos son claros. El hombre que encarna el "síndrome de Jueves" parece estar comprendiendo que una cosa es cacarear y otra poner el huevo. Los primeros pasos son auspiciosos, pero todavía hay muchos interrogantes. De su capacidad de escucha y de procesamiento depende el futuro del país. Entre las muchas sabidurías de Chesterton hay un diálogo esencial en su novela para enfrentar los desafíos:
"Syme permaneció mudo un instante. Y levantándose después cuan largo era, como hombre injuriado, arrojó el asiento y dijo con vos indescriptible:
-Sí, usted tiene razón, le tengo miedo. No obstante esto, juro a Dios que he de buscar a ese hombre a quien temo, hasta dar con él y romperle la boca. Si el cielo mismo fuera su trono y la tierra su escabel, juro que he de arrancarlo de allí.
Y el profesor asombrado:
-¿Y cómo? ¿Para qué?
-Porque le tengo miedo. Y el hombre no debe consentir que en el Universo subsista lo que le causa temor."
Javier Milei transitó impertérrito la campaña del miedo que le planteó el kirchnerismo. Pero esa era de cartón, formaba parte del relato que ya se conoce y la mayoría la desoyó. Lo que viene ahora es para temer, porque las verdaderas fuerzas del mal estarán atentas y sólo se las derrotará enfrentándolas, con conflicto. Pero no con el estilo de autito chocador mostrado hasta ahora por el presidente electo, sino dando las batallas adecuadas. Si no, otra vez se transitará en la decadencia que lleva tantos años. Ninguna de las experiencias pasadas debe ser desechada y deben ser convertidas en oportunidades. Hay que aprender a generar lo nuevo, el cambio que puede sacar al país del estancamiento y la pobreza que agobia a la mayoría.