Se ha llegado a la encerrona de tener que elegir en el actual balotaje entre dos populismos, con la ilusión de que alguno no lo sea. Malo para la democracia republicana a la que le queda como opción abroquelarse en la oposición mientras magos y curanderos ofrecen relatos y soluciones sacadas de la galera como conejos.
Con la estafa populista educar, curar y gobernar son imposibles
"¿Qué queda? El abismo entre hablar y gobernar, entre los sueños y la realidad. "Queremos cambio", reclamaban los votantes. "No ese cambio", los corrigen ahora, infligiéndoles tremendas palizas electorales. ¡Cuántas ideas atrofiadas, cuántos diagnósticos erróneos, cuántas ideologías caducas!"
Loris Zanatta, La Nación 10 de noviembre de 2023
"Proponer a la gente ayudarlos significa el éxito asegurado y la clientela detrás de la puerta. El psicoanálisis es otra cosa."
Jacques Lacan, psicoanalista, 1974
En 1925 Sigmund Freud escribió palabras iluminadoras en el prólogo a "Juventud descarriada" de su colega August Aichhorn: "Entre todas las aplicaciones del psicoanálisis, ninguna ha despertado tanto interés, suscitado tantas esperanzas y, por eso, atraído tantos investigadores capaces como la teoría y la práctica de la educación infantil. Eso es fácil de comprender. El niño ha pasado a ser el objeto principal de la investigación psicoanalítica; en este sentido ha sustituido al neurótico, con quien había iniciado su trabajo. El análisis reveló en el enfermo, lo mismo que en el soñante y en el artista, al niño que pervive apenas modificado, iluminó las fuerzas pulsionales y tendencias que imprimen su sello peculiar al ser infantil, y estudió el desarrollo que lleva desde él a la madurez del adulto. Por eso no asombra que naciese la expectativa de que el empeño psicoanalítico en torno del niño redundaría en beneficio de la actividad pedagógica, la cual se propone guiarlo en su camino hacia la madurez, ayudarlo y precaverlo de errores". Estas sensatas palabras llevan a pensar que el padre del psicoanálisis tenía una firme confianza en las posibilidades de enseñar a los niños y de curar a los enfermos. Por eso es tan llamativo cuando a renglón seguido se sumerge en un abismo oscuro al agregar en referencia a la materia del libro que está prologando, que es la educación infantil vista desde la psicología: "Mi participación personal en esa aplicación del psicoanálisis ha sido muy escasa. Tempranamente había hecho mío el chiste sobre los tres oficios imposibles -que son: educar, curar, gobernar- aunque me empeñé sumamente en la segunda de esas tareas. Más no desconozco el alto valor social que puede reclamar para sí la labor de mis amigos pedagogos".
Pocos pensadores han tenido tantos ecos posteriores como Freud. Hoy sigue siendo motivo de interpretaciones y reinterpretaciones y sus escritos son cantera de reflexión constante. Sobre la base de esa afirmación disruptiva y hasta cierto punto desconcertante de que no sólo su propia actividad, curar, sino también enseñar y gobernar son imposibles cabe preguntarse por qué aún así se intenta llevarlas a cabo. ¿Qué quiso decir Freud con este angustiante callejón sin salida para esas tres instancias esenciales a lo humano: curar, educar y gobernar?
Años después de aquel escrito, su más célebre seguidor, el psicoanalista francés Jacques Lacan, contestó en una entrevista de 1974: "Después de su muerte (de Freud), en el 39, algunos de sus alumnos han pretendido hacer el psicoanálisis de otra manera, reduciendo su enseñanza a algunas pequeñas fórmulas banales: la técnica como rito, la práctica reducida al tratamiento del comportamiento y, como objetivos, la readaptación del individuo a su medioambiente social. Es decir la negación de Freud, un psicoanálisis acomodaticio, de salón. Él lo había previsto. Decía que hay tres posiciones imposibles de sostener, tres intervenciones imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar. Hoy poco importa que responsabilidades tiene el gobernante, y todo el mundo se pretende educador. En cuanto a los psicoanalistas, desgraciadamente, ellos prosperan como los magos y los curanderos. Proponer a la gente ayudarlos significa el éxito asegurado y la clientela detrás de la puerta. El psicoanálisis es otra cosa."
Como Lacan, se podría decir que gobernar y educar son otra cosa. Pero desgraciadamente cuando ambas actividades se transforman "en acomodaticias y de salón", en sintonía con lo que dice el célebre psicoanalista sobre el psicoanálisis, devienen en imposibles al decir de Freud. La razón de la imposibilidad es la ausencia de resultados que llevan a esa proliferación de magos y curanderos suplantando quienes buscan resultados reales, aunque sean magros. Por eso, quizás, se ha llegado a la encerrona de tener que elegir en el actual balotaje entre dos populismos, con la ilusión de que alguno no lo sea. Malo para la democracia republicana a la que le queda como opción abroquelarse en la oposición mientras magos y curanderos ofrecen relatos y soluciones sacadas de la galera como conejos.
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Quizás valga la pena analizar un ejemplo para entender dónde reside la imposibilidad. El actual gobierno, a punto de irse, ha propuesto una nueva ley de financiamiento educativo. La anterior, que nunca se cumplió, está vigente. Pero lo que hay que aclarar es que no sólo no se cumplió en los volúmenes de dinero sino en los resultados que se pretendían obtener. Se fijaron en 2005 once metas y ahora cuarenta, muchas de ellas las mismas, y ninguna se logró tal como preveía la norma. ¿Cuál fue la razón? Que en educación no se trata en primer lugar de un problema de financiamiento (aclarando que mientras más plata haya, mejor) sino de qué se hace con esa plata. ¿Por qué se extendieron las metas sin priorizarlas ni analizar qué había sucedido con todo lo que no se logró? Porque en realidad la norma que se está discutiendo y que si tenemos mala suerte será aprobada, no está pensando en la educación sino en las corporaciones que dentro de ella resguardan intereses. Por eso, además de guiños al sindicalismo que han sido frenados por la oposición, la parte del león se la lleva el sistema universitario. Esta semana hubo un acto del Consejo Interuniversitario Nacional, controlado por rectores peronistas, con una foto de apoyo al candidato Massa. Algo pornográfico si se piensa que las universidades deberían ser apartidarias y son pagadas con los impuestos de todos los argentinos, hasta con los de Javier y Carina Milei y Fátima Florez, por no decir de sus votantes y de los que no votan a uno y otro candidato. Ese es el estado moral del país: un organismo oficial universitario apoyando a cambio de prebendas una candidatura. Será difícil revertir una sinrazón tan grande. En las elecciones generales los votantes eligieron entre quienes propugnan esto y quien sostiene que para revertirlo la educación no debe ser obligatoria y hay que pagarla desde la demanda con un voucher. Una solución falsa y simple a un problema complejo.
Hay puntos de la nueva ley referidos a alfabetización que sería interesante analizar, para entender por qué no tiene como prioridad mejorar la educación. En el artículo 7º se enumeran, sin priorizarlos, una serie muy ampliada con respecto a la norma vigente de objetivos a los que se apunta señalando: "El incremento de la inversión en educación inicial, primaria, secundaria, y en los institutos superiores de formación docente y de formación técnica, se destinará, prioritariamente, al logro de las siguientes políticas y objetivos: ...b) Erradicar todo tipo de analfabetismo en el territorio nacional... g) Diseñar e implementar de manera prioritaria una política de alfabetización que integre políticas educativas, programas pedagógicos y referencias curriculares, y garantice los recursos materiales necesarios para que todos los niños y las niñas adquieran los contenidos en lengua y matemática, priorizando el desarrollo de competencias básicas de lectoescritura y cálculo, al final del primer ciclo del nivel primario."
¿Cómo puede ser que quienes plantearon en 2005 una ley de financiamiento y en 2006 una ley educativa estén en 2023 planteando una nueva norma de financiación sin hacer un mínimo balance del fracaso de las dos normas vigentes en el tema alfabetización, base del resto de los problemas? Porque malamente se podrá mejorar la calidad docente, clave para alfabetizar, si como mostraron las pruebas Enseñar en 2017 el 40% de los chicos y chicas a punto de egresar de los profesorados no tenían buena comprensión lectora. Eran jóvenes que habían pasado por primaria, secundaria y cuatro años de una formación superior no universitaria y no entendían bien lo que leían. ¿Cómo habían hecho para pasar y llegar hasta ahí? No hay que olvidar que la mayoría de ellos hoy está dando clases en el sistema. ¿Es muy difícil imaginarse por qué fracasan los alumnos argentinos y cuál es el sistema de repetición del fracaso que está en marcha? Es imposible que quien no entiende lo que lee enseñe nada a nadie. Pero ahora resulta que el populismo gobernante, sin hacer una mínima autocrítica de las políticas de alfabetización impuestas en los últimos veinte años, descubre que con una nueva financiación y más bla bla eso va a cambiar. Por supuesto que no lo hará.
Lo más grave es que quien se presenta como opción electoral en este balotaje ni siquiera imagina que este problema existe, porque está obsesionado en meter todos los problemas en un esquemita pequeño pequeño de mercado versus estado. Y para colmo cree que el mercado va a alfabetizar. Siendo que es un problema que tienen países desarrollados, como Estados Unidos, por ejemplo, que se debate en la discusión de los métodos. Acá no, con unos pesos más seremos felices y exitosos. Y quienes deberían denunciar esto, en vez de hacerlo se sacan fotos con un candidato porque les garantizó más dinero para seguir fracasando en darle al país lo que el país necesita: no más universidades para calmar apetencias políticas y corporativas, sino mejores y más egresados en las carreras que pueden favorecer el desarrollo argentino. Por ahora la deliberación pública se detiene en la creación de más universidades sin discutir que el egreso en carreras estratégicas declina y no es tomado como prioridad de la gestión universitaria, al punto de que en los informes oficiales se lo esconde como dato.
Sea dicho también que la nueva ley, que de ser realmente de "unidad nacional" como pretende el oficialismo, debería ser tratada luego de las elecciones con el nuevo Parlamento, ha tenido el objetivo de hacer campaña electoral. Una vela a cada santo para ver si los santos marchaban, como lo han estado haciendo, en favor de un candidato. Un "plan platita futura" para educación. Y a quien advierta algo de la cantidad de sinrazones que tiene la ley se le contestará que está contra la "educación pública". Cuando la realidad es que quienes están realmente contra la educación pública son los que han gobernado durante los últimos veinte años produciendo el peor declive que se registre del otrora prestigioso sistema educativo estatal argentino. Todo, por supuesto, "en defensa de la educación pública". ¿Nadie se pregunta cómo el país mejor alfabetizado del continente durante años ha caído a la situación de que según las pruebas ERCE de 2019 el 63% de sus chicos de 3º grado están en los niveles mínimos en lectura? Algo se hizo mal y si se piensa que sólo se arregla con plata basta con mirar el ejemplo cubano. En medio de la pobreza alfabetiza como antes lo hacía la Argentina. Y podría volver a hacerlo, pero sólo si se votan opciones que propugnen hacerlo y tengan las herramientas adecuadas. Hoy no están en el menú.
Por eso vale la pena retomar el concepto freudiano del imposible de gobernar y de educar. Es difícil, a eso se refiere, pero se puede hacer, como en la curación psicológica, si no se esconden las realidades, si se asumen y se toman como punto de partida para la curación. Lo contrario de lo que hacen los populismos, que son estafadores. Por desgracia, en la actualidad hay dos para elegir. Pero, como escribe el poeta:
Cuando carezco de luz,
la luz me parece imposible.
Cuando quedo fuera del poema,
el poema me parece imposible.
Cuando dejo de mirarte,
tú me pareces imposible.
Cuando pierda la vida,
la vida me parecerá imposible.
Y si pudiera no pensar,
pensar me parecería imposible.
Desde afuera de una cosa,
esa cosa es imposible.
Y desde afuera de todo,
todo es imposible.
Pero hay una excepción:
desde adentro de mí,
yo también soy imposible.
Roberto Juarroz