El gobierno presentará los 4 proyectos de ley que necesita para salir del default. ¿Es el mejor camino?
Acuerdo con fondos buitre: ¿Solución o “vendepatria”?
Ya casi está. El acuerdo con los “fondos buitre” está a dos sesiones de votos en el Congreso de la Nación luego de 15 años de conflicto. Son los fondos que compraron la deuda argentina y no ingresaron a los canjes organizados por Néstor Kirchner y Roberto Lavagna, tanto en su gobierno como en el de su esposa Cristina.
¿Para los ‘holdouts’ es un negocio fabuloso? Sí. La mayoría de los “buitres” son inversionistas reunidos en “fondos” que compraron la deuda argentina a precio muy bajo para litigar, sabiendo que ganarían, y cobrarían con una ganancia fabulosa. Eso es lo que esta a punto de ocurrir. Da tristeza saber que los especuladores van a terminar ganando, pero también hay que reconocer que los que firmaron los ¨pagares¨ con altisimas tasas de interés y reconociendo a la justicia norteamericana para resolver cualquier conflicto, fueron los gobiernos democráticos argentinos, incluyendo años después al mismísimo Nestor Kirchner y su mujer.
¿Argentina tiene que pagar esa deuda? Sí, se comprometió a ello cuando emitió los bonos.
Pero hay algo más importante: volver al mundo financiero civilizado, es la diferencia entre ser un país y una provincia seria, inserta en el mundo, o una Nación tercermundista.
Imaginemos a Mendoza, por ejemplo, llena de necesidades de infraestructura y sin un peso para solucionarlas. Una provincia como la nuestra, podría conseguir créditos a largo plazo y bajas tasas de interés por 1.500 millones de dólares para los próximos años. Ello permitiría, si esa fuera la prioridad, construir una ruta a Chile moderna, rápida y segura, que nos permitiría convertirnos, de una vez por todas, en la puerta de comunicación entre Asia y América Latina. ¿Hace cuanto que hablamos y hablamos y hablamos de esto sin poder hacer casi nada?
Por el contrario, el camino del aislamiento y la pelea eterna con los Buitres, significaría seguir en el estado actual de desinversión. Con créditos cortos y carisimos que hacen completamente inviable el desarrollo económico de largo plazo.
El segundo caso, el tercermundista, aleja esas posibilidades al encarecer el crédito a niveles astronómicos.
Volviendo a la cuestión técnica, ¿en qué condiciones debe pagar el país? En las que exige la sentencia del juez Griesa, que efectivamente da a los “buitres” mejores condiciones que las aceptadas por quienes ingresaron a los canjes, basado la cláusula “pari passu” que obligaba a la Argentina a dar el mismo tratamiento a todos los acreedores de aquellos bonos. Esa sentencia de 2012 le dio a los que demandaron al país el 100 % del reclamo más los intereses desde que Rodríguez Saá declaró el no pago de la deuda externa.
Hay una división fuerte que abarca la política, respecto de la legitimidad de la deuda, de los derechos de los “fondos buitre”, del acuerdo de Macri vs los del canje, de si el país debe volver a tomar deuda o no para pagar la sentencia. Esas posiciones están bien expresadas por el macrismo y Cambiemos que votarán a favor de derogar las dos leyes que traban el acuerdo, y por el kirchnerismo, que votará en contra y se quedará con la bandera política de “Nosotros no arreglamos con los buitres”. Se supone que parte del peronismo sí acompañará el voto oficialista, que consiste en derogar las leyes de pago soberano y la ley “cerrojo”. La primera -a la que nadie adhirió- le permitía al gobierno cambiar el lugar de pago de los bonos reestructurados para esquivar los embargos del juez Griesa. La segunda fue ideada por Lavagna para meter presión a los bonistas que dudaban sobre entrar al canje. Su artículo clave decía que el canje no se podía reabrir. En total, un 92 % de bonistas afectados por el default de 2001 ingresó a aquellos dos canjes.
El problema siguió adelante por el 8 % que no ingresó, y que tienen una sentencia a favor.
Ahora, intentaremos explicar el cuadro de situación de la forma más simple posible, respecto de por qué acordar o no con los holdouts, y las posibles consecuencias.
1. ¿Hay que pagar?
Sí. Sin ninguna duda. Los “fondos buitre” tienen una sentencia a favor ratificada en un proceso de diez años. Esos bonos funcionan, en modo grueso, como un “pagaré”, un documento en el que la Argentina se comprometió a pagar en New York y bajo las órdenes de los jueces de Manhattan, una determinada suma más los intereses. Pero en 2001 declaró la cesación de pagos, y no pagó. Empezó el default. Entonces vino el “banco” (los acreedores) y exigieron el pago.
¿Podía el juez Thomas Griesa hacer algo distinto que fallar a favor de los “fondos buitre”? No, porque ellos tienen compromisos de pago (bonos) incumplidos, más la interpretación a su favor del “pari passu” de los bonos. Es decir, hay una sentencia en una sede judicial que el país eligió cuando emitió el bono, para hacerlo atractivo y seguro a los inversores.
2. Pari Passu y juicios
Una de las razones por las que Argentina fue fuertemente afectada por el juicio, fue por la interpretación que el juez Griesa hizo de la cláusula “pari passu”, que figura en el prospecto de emisión de esos bonos y que significaba un trato igualitario para todos los bonistas hayan entrado o no a un canje. Es decir, unos no pueden cobrar si no cobran los otros. Argentina quedó expuesta a esa cláusula al realizar los canjes y empezar a pagar sólo a quienes aceptaron ingresar, dejando el resto de la deuda, defaulteada. Se perdió el juicio en NY, una cámara lo confirmó y la Corte Suprema de Estados Unidos no intervino. En definitiva, Griesa tenía dos grupos de bonistas en condiciones distintas, unos con bonos reestructurados, y otros que no ingresaron al canje, con un “pagaré” y un fallo a favor.
3. La resistencia política K
Con el riesgo de embargos a la vista y un proceso judicial implacable en marcha, el gobierno de Cristina logró instalar que el juicio fue injusto, que el fallo no correspondía, que se podía cambiar la sede de pago de los bonos a quienes habían ingresado al canje, que Griesa extorsionaba al país, que no había que pagar al 8 % “especulativo” más que al 93 % que aceptó las nuevas condiciones, y que se podía vivir en default, aunque se pagó al FMI y se cumplió religiosamente con los bonistas reestructurados hasta que en 2014 dejaron de pagarles, por la amenaza de embargos. El problema de la deuda en default se “malvinizó” y se transformó en una cuestión de camisetas del tipo “Los buitres son los piratas” y “Patria o Buitre”. En paralelo, se estiraron los tiempos hasta que caducase la cláusula RUFO (Rigth Upun Future Offer). Esta cláusula significaba el derecho a una oferta equivalente a quienes sí ingresaron al canje, si se pagaba mejor a quienes no lo hicieron. Esta cláusula se venció el 31 de diciembre de 2014 y significó desde la sentencia dos años más de intereses.
4. El crédito se encareció
En todos estos años, el crédito se encareció. Como cuando un particular está en “Veraz” y debe caer en los préstamos de financieras con menos pruritos que los bancos. Los créditos serán caros, con plazos cortos e intereses altos. Chile, Ecuador, Perú, pagan créditos internacionales al 4 % anual, y a la Argentina y sus provincias les ofrecen tasas del 13 % anual. Dejaron de ingresar dólares, luego vino el “cepo”, las trabas a las importaciones, y la caída de la competitividad argentina con un falso dólar barato.
5. La consecuencia
La Argentina quedó en desacato frente a la justicia norteamericana –donde aceptamos voluntariamente acudir- y en default técnico con los acreedores “buenos” que aceptaron el canje, porque Griesa impidió pagarles hasta que hubiese un acuerdo con los “malos”, es decir, los buitres. Si esto no se solucionaba en algún momento, los “buenos” iban a empezar a hacerle juicios al país, reclamando los pagos.
6. Qué quiere el gobierno
Una vez asumido Mauricio Macri, se buscó un rápido acuerdo con los holdouts, que se conoció esta semana, y que consiste en el pago en efectivo antes del 14 de abril de 4.653 millones de dólares, el 75 % de lo que exigían. Así, ya están encaminados el 85 % de un total de demandas por 9.000 millones de dólares. Para que esto se haga efectivo, el Congreso debe derogar las leyes “cerrojo” y de Pago Soberano, y aprobar otras dos leyes que el gobierno plantea: una emisión de deuda nueva por 15.000 millones de dólares para afrontar toda la deuda, y una modificación del presupuesto que modifique el nivel de endeudamiento del país.
7. Epílogo versión Cambiemos
El gobierno cree que cerrará así una pelea histórica que consumió diez años de intereses y de historia judicial, que popularizó la expresión “fondos buitre”, que llevó al embargo de la Fragata Libertad, que golpeó la economía y puso a la Argentina en riesgo de otro default en 2014, uno “técnico” por no poder pagar a los que sí habían entrado al canje, embargo que Griesa levantará ni bien el Congreso aprueba la derogación de las dos leyes. Que ello llevará a la “normalización” del país, que el crédito se abaratará y llegarán inversiones, y se conseguirá por fin financiamiento más barato y de largo plazo para reconstruir la infraestructura del país. De esto habló incluso Mauricio Macri en la apertura de sesiones esta semana.
8. Patria o buitres
El kirchnerismo que resiste el acuerdo tiene argumentos técnicos y políticos. Aunque algunos de ellos están impulsados en la falsa creencia de que la sentencia del juez Griesa es una extorsión injusta, y en verdad el juez no podía hacer otra cosa.
No hay en los bonos que la Argentina dejó de pagar y que están en manos de los buitres, cláusulas para que la mayoría que acepta un canje obligue a una minoria a aceptarlo tambien. la logica de las leyes de concursos y quiebras de eeuu y argentina no aplica en estos casos.
El kirchnerismo dirá que el nuevo endeudamiento y la emisión de nuevos bonos para pagar al 7 % que no entró al canje, esconde un enorme negocio de comisiones a los bancos y de vicios ocultos que aún no se conocen. Y que un “juez norteamericano” pretende darle órdenes al Congreso de la Nación. Es algo así como la “entrega” del país, sumado a un nuevo ciclo de endeudamiento que superará las reservas del BCRA. Algunos de estos argumentos fueron escritos por el ex ministro Axel Kicillof en Página 12. Y propondrán una ley alternativa, ofreciendo a los fondos buitre lo mismo que a los bonistas que ingresaron al primer canje.
9. Pagar de más
Los argumentos centrales del kirchnerismo estarán en que los holdouts no tienen derecho de cobrar más que el 93 % de quienes ingresaron al canje. Para ello citarán una resolución de la ONU que tuvo el apoyo de 136 países y que exige trato equitativo e igualitario a todos los acreedores de deuda soberana. Y defenderán las leyes vigentes de Pago Soberano y Cerrojo. Conceptualmente, no toleran que el 7 % de los acreedores se lleve “en plata” el 50 % que consiguió el otro 93 de los que de buena fe entraron a los canjes. Y que en total, ello significa que la Argentina les pagará de más” a los buitres casi 1.700 millones de dólares.
10. El buitre escondido
Una de las objeciones más interesantes del kirchnerismo al acuerdo, es la teoría del buitre escondido. Dice que si a este acuerdo no ingresa el 100 % de la deuda defaulteada, un solo bonista con un bono podría hacer caer en default otra vez al país e impedir nuevamente todos los pagos.
Dirán también que existe el riesgo de que cualquier bonista del 93 % que entró al canje, reclame el mismo pago que al 7 % que demandó, y que independientemente del prospecto de sus bonos nuevos, pueda encontrar un juez que le dé la razón, desatando una tormenta de consecuencias desastrosas para el país.
11. ¿Con qué pagamos?
La discusión en el Congreso será ardua. Si el gobierno consigue derogar las normas que impiden la ratificación judicial del acuerdo; vendrá luego la disputa de con qué pagar. No hay muchos caminos… se emiten pesos para comprar dólares, se usan reservas, o se hace un nuevo endeudamiento. El gobierno elije este último camino. Y el kirchnerismo dirá que su bloque se opondrá a la “hipoteca del país”, mostrando los números del desendeudamiento desde 2002 a 2014, incluyendo los dos canjes y los pagos al FMI, el Club de París y al Ciadi.
¿Normalización y solución a los problemas del país, o “entrega”? Ese es el debate que cruzará la escena nacional y que define el futuro del gobierno de Cambiemos.
12. Tener o no tener financiamiento
Los países en default no acceden al crédito internacional, o lo hacen en condiciones muy desventajosas: plazos cortos y tasas altas. Los países cumplidores pagan menos por sus créditos y en forma más cómoda.
Hicimos un ejercicio: supongamos que la provincia de Mendoza decide un plan de obras de 1.500 millones de dólares para construir nuevos carriles y dotar de seguridad a la ruta 7, cobertizos, iluminación, descansos, y puentes. Como Argentina está en default, en una situación irregular, le darán poco plazo y tasa alta. Por ejemplo, sólo 10 años al 13 % anual. Esto significa que deberá pagar el primer año (hicimos el cálculo con el sistema alemán de amortización) 260,4 millones de dólares, y el último año, 135 millones. La mitad del tiempo del crédito, el desembolso tiene que ser de más de 200 millones de dólares al año. En el primer año, con un dólar a 16 pesos, deberá desembolsar 346 millones de pesos al mes. No podría ni empezar.
Pero si el país tuviese una situación crediticia “normal”, sin estar en el “Veraz” del mundo, podría conseguir 30 años de plazo al 4 %, por ejemplo. El primer año deberá pagar 100 millones de dólares, y el último, 53 millones. Es decir, un desembolso mensual equivalente a 133 millones de pesos. En dólares al año, que es cuando se calcula el presupuesto, en la situación “normal” argentina gastará 2,6 veces menos que con la de “país no pagador”. Para un crédito de 1.500 millones de dólares, equivale a tirar 160 millones de dólares a la basura el primer año. Nadie sensato puede endeudarse en esas condiciones. Y por eso, nos faltan obras de infraestructura por todo el país. Esa es una de las consecuencias de estar afuera del mundo.