¿Qué sucede cuando se contrasta ese rigor necesario para gobernar con las necesidades electorales de quienes se postulan para llegar a ciertos puestos de gobierno?
Los Omares y el síndrome de mirar al futuro por el espejo retrovisor
"Hay que tener el valor de escribir la verdad, la perspicacia de descubrirla, el arte de hacerla manejable, la inteligencia de saber elegir a los destinatarios. Y sobre todo la astucia de saber difundirla".
Bertold Brecht ,"Cinco dificultades para escribir la verdad"
En 1984 el escritor italiano Italo Calvino fue invitado por la universidad de Harvard a ocupar la célebre cátedra "Charles Eliot Norton Poetry Lectures". Había sido ocupada nada menos que por Jorges Luis Borges, Octavio Paz, T. S. Eliot, Igor Stravinsky, entre otros creadores trascendentes. Serían seis conferencias el año siguiente y le dieron libertad para elegir el tema. El autor tituló su serie "Seis propuestas para el nuevo milenio". Había escrito cinco cuando la muerte lo sorprendió el 19 de setiembre de 1985. Una semana después debía viajar a Estados Unidos para leerlas. Su viuda encontró en su escritorio los textos y los publicó como libro. El resultado es el imprescindible volumen "Seis propuestas para el próximo milenio", cuyo índice muestra el plan del pensamiento a desarrollar: "levedad, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad". El sexto aspecto, no escrito, era: "consistencia".
Calvino reflexiona en 1985 que se está a quince años del inicio de un milenio y advierte de la falta de atención general sobre esa circunstancia. Por eso afirma: "El milenio que está por terminar vio nacer y expandirse las lenguas modernas de Occidente y las literaturas que han explorado las posibilidades expresivas, cognoscitivas e imaginativas de esas lenguas. Ha sido también el milenio del libro; ha visto cómo el objeto libro adquiría la forma que nos es familiar. La señal de que el milenio está por concluir tal vez sea la frecuencia con la que nos interrogamos sobre la suerte de la literatura y del libro en la era tecnológica llamada postindustrial. No voy a aventurarme en previsiones de este tipo. Mi fe en el futuro de la literatura consiste en saber que hay cosas que sólo la literatura, con sus medios específicos, puede dar. Quisiera, pues, dedicar estas conferencias a algunos valores, cualidades y especificidades de la literatura que me son particularmente caros, tratando de situarlos en la perspectiva del nuevo milenio".
Ver: Quincho: A 15 días, tendencias, traiciones y "libro de pases" en el barro
Tomando la magnífica lección de Calvino, al iniciarse el milenio en 2000 el argentino Ricardo Piglia dio en La Habana una conferencia titulada "Tres propuestas para el próximo milenio (y cinco dificultades)" que, con correcciones, recopiló en su "Antología personal" (2014) como "Una propuesta para el próximo milenio". Partiendo de la experiencia del italiano hace una lectura política de la obra literaria de Rodolfo Walsh y revela algunas pistas que sumadas a las de Calvino pueden servir para visualizar la actualidad.
Entre los muchos aspectos sugestivos que rescata Piglia apunta: "No me parece nada raro entonces que el mayor crítico de la política actual (uno de los pocos intelectuales realmente críticos de la política actual) sea Chomsky: un lingüista es por supuesto el que mejor percibe el escenario verbal de la tergiversación, la inversión, el cambio de sentido, la manipulación y la construcción de la realidad que definen el mundo moderno". Y agrega más adelante: "Se tiende a imponer un estilo medio -que funciona como un registro de legitimidad y de comprensión- que es manejado por todos los que hablan en público. La literatura está enfrentada con esos usos oficiales de la palabra y por supuesto su lugar y su función en la sociedad son cada vez más invisibles y restringidos". Piglia rescata también: "La claridad como virtud. No porque las cosas sean simples, eso es la retórica del periodismo: hay que simplificar, la gente tiene que entender, todo tiene que ser sencillo. No se trata de eso, se trata de enfrentar una oscuridad deliberada, una jerga mundial. Una dificultad de comprensión de la verdad que podríamos llamar social, cierta retórica establecida que hace difícil la claridad". Y para ejemplificar cita un párrafo de Rodolfo Walsh: "A un hombre riguroso le resulta cada año más difícil decir cualquier cosa sin abrigar la sospecha de que miente o se equivoca".
Este estado del pensamiento puede ser útil para analizar en tiempos electorales la gestión de la cosa pública. Esta semana se conoció un informe inhabitual de la Dirección General de Escuelas. Trabajaron en él también especialistas de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), es decir el organismo oficial que mide las cifras mendocinas. El resultado apunta al corazón de lo advertido por Walsh: el rigor con que se construye el discurso público y se construyen las políticas. ¿Qué sucede cuando se contrasta ese rigor necesario para gobernar con las necesidades electorales de quienes se postulan para llegar a ciertos puestos de gobierno? Ocurre lo que está sucediendo en los últimos días con los candidatos de oposición: dicen vaguedades sin mayor sustento y rigor o verdaderos disparates. Total, el objetivo es ganar, no gestionar. Después se verá. Lanzan frases altisonantes para ver si consiguen votantes.|
Es apasionante analizar el informe de los indicadores de cobertura escolar de Mendoza, basados en evidencias y en fuentes confiables porque permiten diseñar políticas públicas y entender las medidas que se toman y, sobre todo, las que hay que tomar. El ingreso al jardincito, la sala de 4 años, que es obligatoria, era de 98,6% en 2020 y se mantiene en 99,4% en 2021 y 2022. Casi total. El informe apunta: "Haciendo uso de los datos proporcionados por el GEM, se expone un análisis detallado de la cobertura provincial para estudiantes en la franja de edad de 4 a 5 años, tomando en cuenta las salas y vacantes disponibles del sistema educativo."
"A través de este análisis, podremos evaluar hasta qué punto la infraestructura educativa abarca a la población en edad escolar, garantizando el acceso a la educación para cada niño/a. Al mismo tiempo, este análisis nos permitirá repensar sobre la distribución de recursos, asegurando una asignación eficiente para satisfacer el derecho al acceso de la educación por parte de la sociedad."
El cuadro que acompaña este análisis muestra cómo la menor cantidad de nacimientos en la provincia ha llevado a que en los últimos años la demanda sea menor. Esto contradice lo que muchos tienen en sus pensamientos y pone en tela de juicio cuál debe ser la política de infraestructura escolar más adecuada. A su vez esos niños que deben recibir educación están en el GEM, un sistema digital, nominal y en tiempo real que permite seguirlos individualmente. Los estudiantes mendocinos han dejado de ser porcentajes innominados para pasar a ser ciudadanos con el derecho de aprender. Lo cual les crea, bueno es decirlo, una obligación de esfuerzo a ellos y sus familias para con la escuela y sus docentes. A esto hay que agregarle una excelente noticia, que incluso ha tomado estado público por un informe nacional: ha crecido la cobertura de secundaria, es decir menos chicos se van del sistema. Y Mendoza tiene la certeza porque por GEM los puede seguir nominalmente en tiempo real. Otras provincias se basan en el RA, que es un informe anual en forma de declaración jurada de las escuelas que se procesa con lentitud y llega cuando ya es historia, aunque muestre la tendencia. La matrícula de 5º año de secundario creció 13%, pasando de 20.285 en 2021 a 23.005 en 2022. En relación a 2019, previo a la pandemia, el crecimiento ha sido de 24%. Mendoza es la segunda provincia a nivel nacional con mayor incremento de escolarización secundaria.
Para tener estos resultados, un equipo de gobierno educativo que ya lleva ocho años y del que he tenido el honor de participar ha trabajado mucho y ha obtenido resultados. Ha diseñado políticas reales y las ha llevado a cabo. Contrasta con la campaña electoral actual que hace la oposición política en búsqueda de votos diciendo que nada se ha hecho y que está todo mal. En realidad, con desparpajo sacan a pasear su ignorancia cuando plantean esos términos. Por eso, como propuesta casi única de gobierno para la educación, arremeten contra el ítem aula, en un intento demagógico de escasa calidad. Como si esa herramienta no fuera sólo un elemento más de un proceso complejo y exitoso que ha obtenido resultados educativos. En su afán de hacer demagogia van contra algo que ha funcionado bien. Copian ese esquema raquítico en otras áreas, por eso las propuestas son tan flaquitas y voluntaristas. Gestionar es otra cosa. En ese sentido un camaleónico candidato ha planteado su dificultad para definir en público programas y equipos técnicos, lo cual se ve con ingenio en un video hecho con su participación radial reciente donde titubea o simplemente se niega a clarificar.
¿A esta altura el candidato de Unión Mendocina no puede definir cuáles son sus programas y cuáles sus equipos? ¿Era puro humo aquella rimbombante presentación de noviembre del año pasado donde Omar De Marchi presentó supuestos programas y anunció equipos que ahora no puede nombrar? Por ahora e imitando a la banda kirchnerista que lo acompaña entre sus aliados recientes muestra pocas ideas y algunas ocurrencias. Entre sus propuestas estrellas va contra el ítem aula, aunque hay videos donde dice que ha sido bueno. Copia a Parisi, el otro Omar, que como candidato promete el triple de casas que las que hizo como presidente del IPV. ¿Por qué no las hizo antes? Y De Marchi también pretende volver a un esquema policial de hace años, que ya fracasó. En cualquier momento, siguiendo su lógica de avanzar hacia el pasado, va a plantear que para mejorar el turismo hay que revivir la Cuyanita en el Lago del Parque o que sería bueno reabrir el cine Cóndor para fomentar la cultura. Así las campañas opositoras se parecen más a un revivir vintage, donde se mira el futuro a través del espejo retrovisor, que a un plan para el porvenir de Mendoza. El estilo es el de "Enrique, el antiguo", el tierno personaje de Guillermo Francella. Y está claro que no se puede conducir sólo mirando el espejo retrovisor, a veces hay que poner un cambio y arrancar.