El Papa dio un discurso para representantes de varios credos y una pequeña comunidad católica de este estado asiático. Pidió "que no haya ninguna confusión entre credo y violencia".
Francisco en Mongolia: el fundamentalismo "pone en peligro la paz"
El Papa Francisco I encabezó un encuentro interreligioso y ecuménico en Mongolia al que, entre otros, asistieron representantes ortodoxos y del budismo, predominante en la región.
En ese marco, Francisco dio un discurso en el teatro Hun de la capital mongola, Ulán Bator. "El hecho de estar juntos en el mismo lugar ya es un mensaje. Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad", planteó el pontífice.
Entre los presentes, hubo representante de la Asociación de Musulmanes de Mongolia, del budismo, de los ortodoxos rusos, de la Iglesia adventistas del séptimo día, judíos y evangélicos.
Ante este panorama, el Papa mostró a esta iniciativa como un modelo a seguir a nivel mundial. En ese sentido, apuntó: "si quien tiene la responsabilidad de las naciones eligiera el camino del encuentro y del diálogo con los demás, contribuiría de manera determinante a poner fin a los conflictos que siguen causando sufrimiento a tantos pueblos".
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Por otro lado, Francisco ponderó la paz entre los pueblos y los credos, y dijo "armonía es quizás el sinónimo más apropiado de belleza. Por el contrario, la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz".
En ese sentido, el Sumo Pontífice bregó por "que no haya, por tanto, ninguna confusión entre credo y violencia, entre sacralizado e imposición, entre camino religioso y sectarismo".
Ante esto, Francisco recordó las persecuciones que sufrieron los miembros de comunidades budistas de distintas zonas de Asia durante el siglo XX a manos de los regímenes comunistas de la zona.
"Que la memoria de los sufrimientos padecidos en el pasado, pienso sobre todo en las comunidades budistas, nos dé la fuerza para transformar las heridas sombrías en fuentes de luz, la ignorancia de la violencia en sabiduría de vida, el mal que arruina en bien que construye", agregó.
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Francisco I, de 86 años, visita Mongolia desde el viernes y hasta este lunes 4 de septiembre, en un viaje en el que encuentra a la pequeña comunidad católica de 1.500 fieles y aprovecha su presencia en lo que llamó el "corazón de Asia" para pedir por la paz.