Aunque Milei fue el más votado en todo el país, el triunfo respecto de JxC y el peronismo fue bien apretado. La pelea de los tres es por meterse al ballotage.
Llegó el cisne negro, pero el resultado de octubre está abierto
Las elecciones PASO presidenciales de ayer dejaron una incógnita gigante para las elecciones de octubre. Es cierto que el libertario Javier Milei dejó el país pintado de violeta, y que fue el más votado en 17 de los 24 distritos del país. Pero a la hora de hacer cuentas finas, se produjo la "elección de tercios" que varios habían pronosticado, incluso Cristina Fernández de Kirchner. Los tres frentes principales quedaron apretados en tres puntos porcentuales. Milei ganó pero aún no es presidente. Patricia Bullrich derrotó en sus primarias a Horacio Rodríguez Larreta, pero no ha firmado el ingreso a la segunda vuelta. El peronismo y su candidato Sergio Massa quedaron terceros, pero de ninguna manera están afuera de la pelea y podrían entrar -hipotéticamente- al ballotage. Claro, esto es política, y no aritmética. Los cálculos deben ser diferentes.
Son unos ochocientos mil los votos que separan al impensado "cisne negro" de la política argentina, Javier Milei, de Sergio Massa, con Patricia Bullrich al medio. Sólo cinco fórmulas pasaron a la elección de octubre. Además de los tres frentes principales, estarán el peronista cordobés Juan Schiaretti (cuarta fuerza) y el FIT. Ninguna de las otras 22 fórmulas pasó el filtro de las PASO. Pero hay allí en ese voto reducido unos 300.000 votos, o un poco más, filoperonistas. Más los votantes de los partidos que por izquierda y por derecha pueden ayudar a unos u otros. No debe dejar de considerarse la verdadera primera fuerza, el 31 % que no fue a votar, por la razón que fuere. El ausentismo fue menor que en el 2021 de pandemia, pero mayor que en las PASO de 2019 cuando superó el 23 %.
Lo que sí es cierto es que dos tercios del país le dieron la espalda al peronismo, por lo que en una hipotética segunda vuelta, sería muy difícil para la alianza Massa-Cristina-Alberto Fernández y Juan Grabois retener el poder. El voto a Milei fue por hartazgo, y el voto a JxC, para expulsar al peronismo-kirchnerismo del poder.
El resultado de ayer fue una expresión de las múltiples penurias que vivimos los argentinos a diario: inflación descontrolada, impuestos récord, múltiples cepos que traban el desarrollo, precios de todo por las nubes, falta de reglas de juego, provincias en las que no han tenido clases normales por años, falta de crecimiento, de trabajo, de inversiones, y pobreza creciente. A ello hay que agregarle la inseguridad, de la mano del narcotráfico en crecimiento, y del "larveo" de delincuentes con la cabeza quemada que salen a lastimar y matar a gente humilde, de sus mismos barrios, por un celular. Los frecuentes espectáculos de soberbia, privilegios, relato y corrupción que ha dado el kirchnerismo en casi 16 años de poder, serían el "bonus track".
Nadie ganará en primera vuelta. Es otra de las certezas de la elección. Aunque el castigo al gobierno fue bien expresado en el voto positivo por fuerzas de la oposición.
No habría, en principio, mucho lugar de donde sacar votos nuevos. En el siguiente cuadro, se puede apreciar quiénes entran a las elecciones generales de octubre, y los votos "disponibles" que ayer optaron por otras fuerzas, los que hemos separado en "otros peronistas", "otros votos de izquierda" y otros de derecha:
Según el voto en las PASO, los que tienen un pequeño margen para crecer -entre los que sí fueron a votar- serían el peronismo y la izquierda, salvo que el cordobés Juan Schiaretti haga un paso de ballet y se baje, algo que de momento no tendría ningún sustento. Al gobernador mediterráneo le conviene esperar a una segunda vuelta antes de definirse por alguien. La "tarea para el hogar" de los principales frentes será mejorar la participación. Ir a buscar de a uno a los que no votaron. Tarea difícil, la mayoría no querría saber nada con la política. La democracia cumple 40 años y sólo hemos multiplicado pobreza, atraso e ineficiencia.
La próxima escala es el 22 de octubre. Ese día se elige al Presidente de la Nación. Se ve muy difícil un triunfo en primera vuelta, de nadie. Por lo que la temporada electoral se extenderá hasta el ballotage del 19 de noviembre. Al decir de los votos de ayer, la mayoría de los argentinos elegiría ese domingo de noviembre a un gobierno de oposición. Entonces serían Javier Milei, o (con menores chances) Patricia Bullrich. La aritmética no es una ciencia social. El voto por Milei fue el de los hartos de todo. Y Juntos Por el Cambio dejó de ser ayer la principal oposición. Aunque se mantienen a flote, la elección nacional de la alianza opositora fue floja. Perdieron más de dos millones de votos desde las legislativas de 2021. Y quedaron detrás de Milei en provincias en las que ganaron al peronismo gobernaciones hace apenas semanas (Chubut, San Luis, San Juan, Mendoza, por ejemplo). Peor es el panorama para Sergio Massa. El peronismo no había salido tercero en una elección presidencial. El problema no es darle caza a Bullrich, podría conseguirlo. Pero muchos votantes desencantados del resultado de JxC podrían migrar a Milei. En un ballotage, Massa perdería por paliza contra el libertario. El problema para el ministro-candidato sería convencer a votantes que se desentendieron del gobierno, que serían capaces de resolver los problemas de la Argentina, por los que en cuatro años hicieron poco y nada. La gestión de Alberto fue y es una colección de desatinos. El peronismo ayer entendió -igual que JxC- que los errores se pagan.