Por qué Pérez Corradi es el dueño de todos los secretos
Su nombre es casi desconocido para la sociedad, pero es un personaje clave. No solo se trata del autor ideológico —junto a Aníbal Fernández—del triple crimen de General Rodríguez de 2008, sino que además fue el encargado de ingresar dinero del narcotráfico mexicano a la Argentina, parte del cual terminó engrosando las cuentas del Frente para la Victoria en 2007, en la campaña que llevó a Cristina Kirchner a la presidencia.
Se trata de Ibar Esteban Pérez Corradi, a quien la embajada de Estados Unidos definió en 2009 como el nexo entre narcotraficantes mexicanos y laboratorios medicinales argentinos.
Es un hombre joven, tiene 38 años y varios alias: "Chiquito", "Peludo" y "Pelado". A su vez, tiene dos hijos que viven con su ex esposa y dos hermanos.
Pérez Corradi supo trabajar en el Banco Nación durante seis años y luego se convirtió, como por arte de magia, en "financista" y empresario farmacéutico.
En el año 2008 fue acusado de narcotráfico por haber introducido en los Estados Unidos 80 pastillas de oxicodona, un analgésico derivado del opio, mediante el envío de una encomienda por correo privado. Por esa causa, la justicia norteamericana dictaminó un pedido de extradición que logró desactivar el ex canciller Héctor Timerman al retrasar el papeleo necesario.
A su vez, Pérez Corradi está mencionado en la causa que investiga el tráfico de efedrina y también en el expediente de la mafia de los medicamentos. En el marco de esta última debió pagar 100 mil pesos fijados como caución real para ser excarcelado.
Ver además: Detuvieron a Pérez Corradi en Paraguay
"El empresario Ibar Pérez Corradi estaba muy enojado, ya que Sebastián Forza se había quedado con el negocio de la efedrina, perjudicándolo, y dijo que había entregado 100.000 pesos para que lo mataran", declaró oportunamente el médico Gustavo Ricchiuto.
Con ese y otros testimonios, el fiscal de Investigaciones Complejas de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, encontró en la figura de Pérez Corradi el móvil del triple homicidio.
"Se comprobaron sus vínculos con Forza y con Ferrón en lo que era la adquisición de efedrina para venderla a los carteles mexicanos; se probó que hubo una relación inicial que se fue desgastando al punto de indicarle claramente a un testigo que iba a matarlos", indicó Bidone.
Y agregó: "Además, se probó su relación con la compra de efedrina proveniente de India y China, y se demostró su relación con dos empresas del rubro, Masterfarm (Jorge Ochoa) y Elvesta Argentina S.A, que a su vez lo vinculan con Martín Lanatta".
En ese mismo sentido, consta en el expediente de marras la existencia de facturas por más de 1.300 kilos de efedrina comprada entre marzo y julio de 2008, siempre utilizando la droguería Masterfarm.
Para la fiscalía de Investigaciones Complejas de Mercedes, la pesquisa dejó en claro que el vínculo de Pérez Corradi con Lanatta era muy estrecho "desde lo comercial, lo societario y también lo telefónico".
Por caso, en una serie de mails entre un vendedor extranjero y Pérez Corradi, este último le sugiere mencionar que los envíos de efedrina dijeran que el paquete contenía pólvora ya que "había muchos controles que él podía limpiar fácilmente". Según los investigadores, la persona que aseguraba ese vínculo con el Registro Nacional de Armas era Martín Lanatta.
Como se dijo, esos vínculos se dieron por probados en 2012 con la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mercedes que condenó a prisión perpetua a los hermanos Schillaci y Lanatta.
No obstante, Pérez Corradi había sido excarcelado en 2011. Cuando al año siguiente el fiscal Bidone pidió su captura, ya no fue posible: se llevó a cabo un allanamiento en la vivienda de su madre en Vicente López, dónde él había fijado domicilio y allí se comprobó que se había fugado.
Escapar de las garras de la justicia no le fue nada complicado, ya que posee aceitados contactos con funcionarios de primer nivel en diversos organismos del Estado. No solo fue un protegido de Aníbal Fernández, sino también del hoy titular de la AGN Ricardo Echegaray y el ex canciller Timerman.
Elisa Carrió agrega al listado al ex titular de lo que fue la Secretaría de Inteligencia del Estado: "(Oscar) Parrilli, cuando estaba en la AFI, sabía dónde estaba Pérez Corradi, en Ciudad del Este", sostuvo a mediados de enero de 2016. Ahora la justicia lo ha procesado por no actuar al respecto.
Al hablar del paradero del otrora prófugo más importante del momento, también hay que mencionar los dichos del ex secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, quien sostuvo a Radio 10 que, semanas antes de dejar su cargo, aportó “información muy importante respecto a Pérez Corradi que puede ser muy sensible para la causa, incluso para que se entregue”.
El mismo día, su sucesor en el cargo, Eugenio Burzaco, confirmó los dichos de Berni ante la misma emisora radial.
¿Cómo se explica que habiendo tantas personas que conocían el paradero de Pérez Corradi este pudo mantenerse invisible por tanto tiempo? ¿Hasta dónde llegó la protección de la que gozaba?
Para responder esas preguntas solo basta repasar un informe de 2012 de la Oficina Antidrogas de los Estados Unidos –Drug Enforcement Administration (DEA)–, donde se revelan sus contactos con la Aduana argentina, un área que estuvo, no casualmente, al mando de Echegaray
El informe tiene fecha del 26 de octubre y fue enviado por la DEA al Ministerio de Seguridad para que fuera entregado por el Gobierno al fiscal Bidone.
Allí se menciona a Forza y a Pérez Corradi como “socios” y los vincula directamente con el mexicano Jesús Martínez Espinoza.
Como publicó este cronista en 2009, la DEA emitió una “alerta” que llegó al escritorio de Aníbal Fernández y otros funcionarios, dejando asentada por primera vez la utilización de la Aduana para sacar e ingresar ilegalmente la efedrina al país entre 2006 y 2008, cuando la Dirección General de Aduanas estaba al mando de Echegaray.
El mismo escrito indica que “las organizaciones mexicanas de tráfico de drogas que estaban operando en Buenos Aires, Argentina, durante ese tiempo –entre 2007 y 2008– intentaron manufacturar la droga conocida como cristal (un tipo de metanfetamina) en la misma región. Estaban involucrados activamente en el reclutamiento y la utilización de ciudadanos argentinos, paraguayos y uruguayos para promover o promocionar sus empresas ilegales relacionadas con la compra de grandes cantidades de efedrina y la producción clandestina de metanfetaminas”.
Una de las partes centrales del paper advierte sobre Pérez Corradi y revela que tenía capacidad para enviar mil kilos de efedrina por mes en contenedores “desde el puerto de Buenos Aires, tarea facilitada por los contactos que allí tenía”.
En consonancia con el documento de la DEA, Diario Perfil accedió en 2012 a una serie de mails secuestrados en un pen drive durante un allanamiento en la casa de la madre de Pérez Corradi, en los que se compraba efedrina a China e India y se hablaba de contactos aduaneros.
Uno de ellos es del 6 de julio de 2008 a las 12.16, Allí, el usuario de ese mail escribió a uno de sus proveedores: “Chequearé con mi agente de aduana para ver la manera adecuada de introducir este producto aquí. ¿Puedo preguntarle desde dónde será enviado el producto? Es muy importante para mí saber de dónde viene para ver la manera más segura de introducir el producto aquí”. Quería comprar mil kilos de efedrina a 130 dólares el kilo.
A las 12.48 hizo un primer encargo de cincuenta kilos, y aseveró: “Si viene con un mensajero es muy caro para mí limpiar la aduana, pero si viene por correo de bandera es más fácil y barato para mí”.
A las 13.01 insistió: “¿Desde dónde viene el producto? Es muy importante mantener la aduana limpia y encontrar la manera más segura de introducir el producto aquí, en Argentina. Además, más tarde cuando trabajemos con 1.000 kg al mes, tendrá que ser transportado por aire o mar y dependiendo de donde venga tiene diferentes controles de aduanas”.
En los correos queda expuesta una realidad incómoda, que muestra cómo Pérez Corradi pudo traficar drogas al amparo del kirchnerismo.
Más claro, echarle agua.
(*) Christian Sanz es autor del libro "La morsa y la fuga", editorial Wu Wei 2016.