El economista mendocino asegura que no se podrá reducir rápidamente la indexación.
Alejandro Trapé: "La salida de la inflación va a ser dolorosa"
Como salir del laberinto, de la trampa de la inflación, será el quebradero de cabeza de quienes quieran liderar el país después del 10 de diciembre.
Los que hoy peinan más de 45 años saben bien de qué se trata. Saben que es un proceso traumático para el que no hay anestesia total.
Nadie olvida las palabras del ex presidente Carlos Menem a principios de los 90' que usó la frase "cirugía sin anestesia" para describir cómo sería la salida de la hiperinflación. Y fue exactamente así, en sentido literal, causando altísimos niveles de pobreza, desempleo y alta conflictividad social que costó una década recuperar hasta que el país se estrelló en 2001.
¿En estos tiempos, podemos salir rápidamente de la crisis? ¿Hay recetas? Lo hablamos con Alejandro Trapé, director del Centro de Investigaciones y Vinculación Económica (CIVE), de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCUYO.
Trapé vivió los últimos 40 años de crisis económicas argentinas, y en esta charla con Mendoza Post, nos cuenta que debemos esperar y que no, en caso de que el actual gobierno o el próximo encaren un plan antiinflacionario y de estabilización.
¿Hay salida a la crisis económica que vivimos? ¿Y a qué costo?
Sí, hay salida, pero la salida que tengamos no va a ser inmediata. En el momento en que se encare en serio el tema de la inflación la salida no va a ser rápida porque se ha ido prolongando el problema, y cuando pasa esto la gente se empieza a acostumbrar, digo entre comillas, a habituarse a vivir en un proceso inflacionario y cuesta después sacarle de la cabeza a la gente el tema de la indexación.
Es un proceso bastante doloroso porque hay que hacer políticas de ajuste que implican seguramente algunos males adicionales como recesión o desempleo, por lo tanto, no va a ser fácil salir de este lugar a donde hemos llegado.
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Bueno, en Estado Unidos, que no es común que tengan inflación, uno ve que estaban con una inflación por encima del 8% anual y la han bajado casi a la mitad, pero se han demorado un año en hacerlo.
Y eso que en Estado Unidos no tenían este hábito inflacionario que nosotros tenemos, allá estaban acostumbrados a una inflación de 3 o 4 puntos al año, pero subió al 10% anual después de la pandemia con toda la emisión de dólares que se hizo, y después con la tasa de interés tardó bastante en bajar y acomodarse cerca del 5 o 6% anual. Ahora esperan estar el año que viene otra vez en el 3 o 4%.
A nosotros, a los argentinos, que tenemos una memoria tan larga de inflación de muchos años, nos va a costar un poco más.
Algo que fue interesante de ver, es que cuando en Estados Unidos la inflación se disparó, los economistas alertaron de tomar medidas inmediatas porque decían que los precios que se aumentaran después no iban a bajar, aunque bajara la inflación.
¡Claro! Es que es muy difícil eliminar esa indexación de precios, esa indexación que todos tenemos metida en la cabeza, y que hace que pensemos que hacia adelante va a seguir esa inflación. Suponiendo que empezáramos a ver una inflación menor, nos costaría convencernos de que podría volver a cero.
Lo que pasaría es que vamos a seguir pensando que va a haber inflación y eso alimenta el mismo proceso, porque la gente remarca precios por las dudas, negocia aumentos salariales o de alquileres por las dudas y entonces es un proceso lento y doloroso salir de esto y más de una inflación de tres dígitos anuales como la que tenemos ahora.
¿La inflación en la Argentina es solo un problema de déficit fiscal y falta de dólares o es más complejo que eso?
No, es bastante más complejo que eso, porque toda la emisión de dinero que se está haciendo, desde que Sergio Massa está como ministro de Economía, no responde tanto al déficit fiscal que lo han reducido y lo están financiando con deuda, con bonos, sino que responde al pago de intereses que hay que hacer por las benditas Leliq (Letras de Liquidez) que están en el pasivo del Banco Central.
Estas Leliq pagan intereses tan altos que obligan al Estado a emitir dinero y también obligan a emitir otros fenómenos como el dólar soja, o algún otro dólar diferencial, porque lo paga a un precio más alto, entonces nos encontramos con varias canillas abiertas de emisión monetaria que no son fáciles de cerrar.
¿Y el déficit fiscal?
Por supuesto que el déficit fiscal está en el origen del problema y mientras no se resuelva definitivamente no se va a poder cerrar la principal canilla de emisión, a pesar de que hay otras tantas.
¿El tema del dólar se resuelve poniéndolo al precio que vale?
Es bastante difícil tomar la decisión, pero creo que sería como una cirugía que es necesaria, que va a doler al principio, va a generar algún problema adicional como empujar más la inflación, pero no lo podemos postergar más, hay que sincerar eso, porque si no en algún momento va a reventar de mala manera, como ocurrió en el pasado.
El complejo y raro sistema cambiario que tenemos donde coexisten tantos dólares al mismo tiempo, tantas formas de acceder al dólar, y de hacer los rulos y las bicicletas, que termina siendo un sistema que conspira contra cualquier forma de crecimiento y no da ninguna certidumbre.
Entonces, lo que hay que hacer es limpiar ese sistema de alguna manera que va a ser doloroso en el corto plazo, pero en el mediano y largo plazo va a resultar mucho mejor.
¿Cuál es la receta para salir de esta situación?
En este momento, con la situación a la que hemos llegado es bastante difícil decirlo. Porque si dijéramos que es solamente el déficit fiscal y que viene un gobierno y hace un ajuste fiscal, que será doloroso, pero hace un ajuste allí, probablemente la cosa pudiera caminar en unos seis meses, cuando la inflación ya baja.
Pero cuando se tiene estas otras fuentes de emisión, como las Leliq, sobre las cuales hay que pagar intereses y habrá que rescatar en el corto plazo, o sea pagar por esas Leliq que se entregaron en algún momento, entonces esa es una fuente de emisión muy difícil de frenar y va a seguir durante los próximos meses.
Habrá que ver qué estrategia se busca para achicar esa bomba de tiempo que hay en el balance del Banco Central. Esto ya ocurrió en 2015, cuando la ex presidenta Cristina Fernández le entregó el gobierno al ex presidente Mauricio Macri y existía una bomba así pero más chica, y bueno, la fueron desarmando. Ahora, vamos a ver, el que venga, que es lo que hace respecto de eso.
Si mal no recuerdo, en el primer gobierno de Carlos Menem se encontraron con una situación parecida, pero era con las tasas de interés que se pagaban a los ahorristas y terminaron cortando por lo sano con el plan Bonex para eliminar esa fuente de emisión y deuda.
Exactamente fue así. No fue el mismo origen que ahora, sino que en ese entonces venían las tasas de interés subiendo cada vez más por los depósitos bancarios y la forma de cortarlo en aquel momento fue una forma muy traumática, que fue el Plan Bonex.
Directamente dijeron, no te vamos a dar los pesos que tenías, te vamos a dar un bono a 10 años en dólares, pero bueno, era un papel.
¿Un bono que, si uno quería rescatar sus ahorros en el momento, tenía que ir a venderlo al mercado de valores?
Venderlo, y donde les pagaban a los tenedores de esos bonos solo el 20% de su valor real, entonces el ahorrista perdía de esta manera el 80% de su depósito y la persona que lo compraba, que tenía espalda para aguantarlo, salía ganando.
¿Cuánto afecta este marco inflacionario a Mendoza en su crecimiento? ¿Mucho o poco?
Mucho, a todo el país y a Mendoza también. La inflación es algo que desgarra el tejido social y empuja a una situación de conflicto permanente como paros docentes, problemas con el sueldo de los policías, renegociaciones paritarias y todo tipo de inconvenientes que si no existiera inflación prácticamente desaparecería porque no habría que estar renegociando permanentemente cosas.
Esto afecta muchísimo, tanto a los que gobiernan que tienen que estar todo el tiempo en las negociaciones como a los que trabajan, que tienen que estar permanentemente pendientes de que les aumenten y va generando un ambiente negativo que seguramente atenta contra el crecimiento, contra la producción y todas las variables reales.
Porque se habla de que hay muchas provincias que tienen un buen crecimiento y que Mendoza no, y se hace esta comparación que es un problema de gestión y no estrictamente inflacionario.
Este marco inflacionario les está pegando a todas las provincias por igual, no hay ninguna que se salve de esto. Después, que haya algunas provincias que hagan otras cosas mejor que Mendoza, bueno probablemente sea así, y peor que Mendoza también.
Pero en este momento no hay provincias argentinas que estén creciendo a tasas aceleradas, todas están metidas en el mismo problema de recesión generalizada que tiene la Argentina, que viene de hace 15 años más o menos.
Después tenemos provincias que tienen algunas posibilidades muy específicas por su situación geográfica, por su riqueza natural y pueden irse salvando de alguna manera y otras no tanto. Por lo que es bastante duro el panorama para todas en general y se van salvando con lo que pueden.
En Mendoza trabajan para desarrollar la lonja local de Vaca Muerta y se habla mucho de la riqueza que podría ofrecer también la minería. La pregunta es: ¿aunque generen una gran cantidad de recursos, es automático que esa riqueza se vuelca en la provincia o no?
En el tema minería depende de cual sea la minería de la que estamos hablando. No soy un experto en el tema, pero hay minería más intensiva en mano de obra, entonces esa vuelca, derrama rápidamente los recursos porque los trabajadores seguramente serán mendocinos y los salarios irán a familias mendocinas.
Pero bueno, hay otro tipo de minería que no derrama tanto, directamente uno ve pasar esa riqueza y la alternativa que hay para que quede aquí es poderlos morder con impuestos porque también hay que tener en cuenta que, si es una empresa extranjera, se va a llevar sus ganancias al exterior, cosa que hoy no puede por el cepo.
Me llamó mucho la atención que, en la última elección a gobernador en Neuquén, donde está el mayor desarrollo de Vaca Muerta, el principal reclamo de la ciudadanía es que no ve el derrame de riqueza, de beneficios económicos por la extracción de petróleo.
De todas maneras, si uno va a Neuquén, en los últimos 10 años sí ha crecido mucho, la ciudad, los alrededores, pero bueno es probable que el derrame no sea suficiente.
Me parece que habría que hacer la cuenta y también habría que hacer la cuenta de cómo le está pegando la inflación a toda la clase trabajadora en Neuquén, porque se empiezan a mezclar las cosas. No se puede sacar una conclusión totalmente limpia o totalmente definitiva, como por ejemplo aislar todo el fenómeno de Vaca Muerta de todo lo que está pasando.
¿Es decir, que una actividad económica nueva muy próspera puede traer crecimiento, pero no se van a hacer todos millonarios?
Seguramente no, no va a ocurrir eso, lo que uno espera es que de más empleo y derrame la riqueza de esa manera en la gente. Por supuesto que las empresas siempre se llevan su parte.
¿Cuál es la situación de la matriz productiva de Mendoza?
Mendoza tiene una matriz productiva que está un poco vieja, si se toma en cuenta de que estamos muy pegados a actividades que han sido tradicionales en Mendoza y que la tenemos como ícono, como son el petróleo y la vitivinicultura.
Yo no digo que no haya que seguir desarrollándolas, pero hay que empezar a mirar otras cosas, como el turismo, los servicios informáticos, todas estas cuestiones nuevas que tienen que ver con la educación. Habría que modernizarla a la matriz productiva para subirse a la ola del futuro.
De todas maneras, en vitivinicultura y petróleo tenemos ventajas comparativas para eso y van a seguir siendo dos actividades muy importantes, pero me parece que una diversificación o un repensar la matriz productiva no vendría mal.
¿Con lo que hay no alcanza?
No es que esté agotado, pero no alcanza en este momento, y si miramos de acá a 10 años, es probable que el mundo vaya para otro lado o que otras provincias también se vayan desarrollando con otras cosas. Por eso digo que hay que diversificar y modernizar más no para eliminar al petróleo o al vino sino para compensarlo.
Buenos Aires, Rosario y Córdoba siempre fueron ciudades o provincias muy industrializadas, pero no ha sido el caso de Mendoza. ¿Esa ola de industrialización, todavía hay posibilidades de desarrollarla o ya pasó y el mundo está en otra cosa?
Creo que hay posibilidades, pero hay que empezar a mirar otras cosas. Mendoza nunca se va a poder subir ni se pudo subir a la industrialización de los años 50', la que tuvieron Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, Mendoza porque la provincia se quedó en la actividad agroindustrial, toda la industria de base agrícola.
Por lo que desarrollar ahora una industria como aquella, como la industria automotriz es muy difícil, yo creo que hay que subirse a otras cosas más modernas como la industria de la tecnología del conocimiento, el turismo que siempre para Mendoza está subexplotado y esas son las cosas que vienen.
¿El concepto que tenemos en la Argentina del Estado que da salud pública y educación gratuita se puede sostener hoy o también quedó viejo?
El concepto hay que sostenerlo, el de la salud generalizada para todos, ya sea gratuita o de muy bajo costo para que todo el mundo la tenga, lo mismo la educación, hay que sostenerlo.
Lo que pasa es que cuando uno se pone a pensar en eso y ve los malos servicios que tenemos, uno se da cuenta que el problema del financiamiento, el problema económico juega un rol, entonces uno no puede presumir que tiene salud, educación y universidad gratuita, pero de mal nivel, que no puede competir contra la privada y que los chicos que van a la escuela pública están destinados a perder con los de la privada a la hora de ir a un trabajo o desempeñarse en la vida.
Hay que repensar eso. El concepto hay que sostenerlo y ver otra forma de financiarlo y mejorar su calidad porque si no le estamos mintiendo a la gente. Le estamos dando educación, pero una mala educación que no le va a servir a la hora de salir a trabajar.
¿El mundo ha encontrado una solución a las jubilaciones?
¡Qué tema complicado! No lo encuentra, porque las jubilaciones están discutidas en el primer mundo también en este momento. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, quiere elevar la edad de jubilación en dos años y le paran todo el país.
Es un tema muy profundo y con el envejecimiento de la jubilación los sistemas jubilatorios están colapsados, ni hablar en la Argentina. Creo que hay que tratar urgente el tema de las edades jubilatorias y de las remuneraciones que se les paga a los jubilados porque tampoco se puede estar incluyendo a todos y después se le paga dos pesos a cada uno. No tiene sentido.
Porque además al jubilado se le termina imponiendo la obligación de no trabajar y está condenado a cobrar una miseria.
Si, y eso hace que todo sea una mentira, porque el jubilado tiene que seguir trabajando para compensar la miseria que le están pagando, entonces lo tiene que hacer informalmente, en negro.
Entonces, es mentira que deje de trabajar. Deja de trabajar quien tiene la suerte de tener una jubilación muy alta, que no son muchos, pero el jubilado promedio tiene que seguir haciendo algo porque sino no puede vivir.
¿Hay que hacer un replanteo de las retenciones laborales que se hacen en los sueldos en blanco para que funcione mejor la economía?
Habría que reformularlo. Políticamente es muy difícil de llevarlo adelante, pero hay que hacerlo porque las cargas que tienen nuestros salarios son muy altas y las diferencia entre lo que pagan el empleador y lo que recibe el empleado es muy grande y uno no sabe finalmente donde fue a parar la diferencia.
Porque si se supiera que en esa diferencia nos van a dar una obra social que funcione o una jubilación muy buena, en ese caso sí, pero no es la realidad.
¿Con la tecnología digital, la inteligencia artificial y todo esto que se ha disparado, con las plataformas, que nos espera? ¿Un mundo con más desempleo?
Gran pregunta, porque cuando ocurrieron las revoluciones anteriores, como la revolución industrial, cuando comenzó la computación, siempre se pensó en los puestos de trabajo que se iban a perder, pero era una época en la que se podía estimar los trabajos que iban a ser reemplazados y de qué manera.
Ahora, en cambio, el crecimiento de la tecnología es tan exponencial que es muy difícil de proyectar y al final no se sabe quiénes van a ser reemplazados y quienes no, o si todos vamos a serlo. Es un tema mucho más grave que en otros momentos y hay que prestarle atención.
Con la guerra de Rusia y Ucrania, y la tensión de Estados Unidos con China, ¿la dinámica económica globalizada que vimos después de la caída del Muro de Berlín se terminó y ahora se reconfigura todo?
Creo que está viniendo hace tiempo una nueva guerra fría, que es la de Estados Unidos y China. Rusia ya no es lo que era antes ni para sostener ningún tipo de guerra ni fría ni caliente. Rusia puede ir e invadir Ucrania, pero ya no plantear una guerra a escala planetaria. Por lo que lo único que puede hacer Rusia es ir y unirse a China para ir en contra de Estados Unidos.
Pero yo no veo que a ninguno le convenga que esa guerra escale demasiado porque tienen lazos comerciales y financieros muy fuertes entre los chinos y los estadounidenses. Entonces, se pelean para la tribuna, pero después, a la hora de la verdad, no creo que ninguno vaya a lanzar un misil porque sería perjudicial para todos.
Igual, es claro que una situación así de enfrentamiento no le hace bien al mundo en general, pero si uno mira hacia atrás siempre hemos tenido dos o tres bandos en pugna.
*Foto de portada: Gentileza UNCuyo