Muchos de los cinco millones de habitantes de la capital despertaron este viernes con ataques aéreos y disparos de ametralladoras y ataques de artillería.
A pesar de las amenazas de sanciones continúan los combates en Sudán
Los combates entre generales rivales en Sudán continuaban este viernes en la capital Jartum, donde el ejército y los paramilitares en guerra por el poder desoyen las amenazas de sanciones estadounidenses y los incesantes llamados de la comunidad internacional por un alto el fuego.
Muchos de los cinco millones de habitantes de la capital despertaron con ataques aéreos y disparos de ametralladoras y ataques de artillería, informó la agencia de noticias AFP.
Los combates entre el ejército, bajo el mando del general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo, causaron desde el 15 de abril unas 700 muertes, según la ONG ACLED, que monitorea las víctimas de los conflictos.
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Ayer, el presidente estadounidense, Joe Biden, clamó que "la tragedia debe terminar" y advirtió que podría imponer sanciones a "los individuos que amenazan la paz", sin nombrar a nadie.
Este viernes, sin embargo, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, aclaró que el decreto que Estados Unidos emitió ayer, que permitirá a las distintas agencias federales ampliar las sanciones a aquellos individuos que obstruyan la transición hacia la democracia en Sudán, no implica que vayan a imponer sanciones en este momento.
Durante una conferencia de prensa, Kirby explicó que, por el momento, no impusieron sanciones ni anticipan hacerlo: "Este decreto autorizará ahora al Departamento del Tesoro y otros a echar un vistazo y ver si algo así es apropiado".
El país, de 45 millones de habitantes, no salió hasta 2020 de dos décadas de sanciones estadounidenses impuestas a la dictadura militar-islamista del general Omar al Bashir, derrocado por el ejército y por la presión de la calle en 2019.
Con su golpe de 2021, los generales Burhan y Daglo expulsaron juntos a los civiles con los que compartían el poder desde la caída de Omar al Bashir, pero sus diferentes puntos de vista sobre cómo se debían integrar a las FAR en el ejército acabó derivando en un enfrentamiento.
Nada parece poder reconciliar a los dos generales, que se acusan mutuamente de violar varias veces las treguas sucesivas.
El pasado martes, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, anunció haber conseguido un "acuerdo de principio" para una tregua hasta ayer, pero la directora de la inteligencia estadounidense Avril Haines, dijo que el conflicto se "prolongará" porque "ambos bandos piensan que pueden ganarlo militarmente y tienen pocas razones para acudir a las negociaciones".
Los combates dejaron más de 5.000 heridos y al menos 335.000 desplazados, y empujaron a 115.000 personas al exilio, según la ONU, que reclamó 444 millones de dólares para ayudar al país, uno de los más pobres del mundo.
La ONU alertó del número "espantosamente" importante de niños víctimas de la guerra, e indicó que los combates habrían matado o herido a siete niños cada hora durante los primeros once días de guerra.
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James Elder, un portavoz de la agencia de la ONU para la infancia, Unicef, afirmó que 190 niños habrían muerto y 1.700 habrían sido heridos entre el 15 y el 26 de abril, según datos proporcionados por establecimientos sanitarios de Jartum y de Darfur (oeste), aunque precisó que Naciones Unidas todavía no los había podido verificar las cifras de forma independiente.
Según Naciones Unidas, unas 860.000 personas, no sólo sudaneses sino también sudafricanos de regreso a su país, podrían cruzar las fronteras en los próximos meses.
"Más de 50.000 personas habían cruzado el 3 de mayo" a Egipto, indicó la ONU, y "más de 11.000" a Etiopía y "30.000 a Chad".
El secretario general de la organización, António Guterres, considera "absolutamente esencial" que la crisis no traspase fronteras.
En Darfur, una región fronteriza con Chad, los civiles recibieron armas para participar en los combates, en los que se mezclan militares, paramilitares y combatientes tribales o rebeldes, según Naciones Unidas.
La ONG Norwegian Refugee Council (NRC), cuyos locales fueron saqueados, reportó "al menos 191 muertos, decenas de viviendas incendiadas y miles de desplazados" en esta región.
En la ciudad costera de Puerto Sudán, donde por ahora no hay combates, hoy otras 30 toneladas de ayuda humanitaria.
Naciones Unidas y un número cada vez mayor de organizaciones no gubernamentales están tratando de negociar el transporte de esos cargamentos a Jartum y Darfur, donde varios hospitales han sido saqueados y bombardeados.