En una entrevista con el Post asegura que el triunfo en Qatar es una gran oportunidad para el turismo y el vino argentino.
Vigil: "Argentina está en las pantallas del mundo y hay que aprovecharlo"
Durante enero se supo que Argentina se quedó afuera del Top Ten del ranking de los países que exportan más cantidad de vino en el mundo, informe que data de 2021. Exportó casi 100 millones de litros menos. Una enormidad.
Orgullosos de nuestra vitivinicultura, aunque tomemos vino de vez en cuando, nos preguntamos lo inevitable: ¿No tenemos los mejores vinos y las mejores bodegas del mundo? ¿No arrasábamos con el malbec? ¿Qué los australianos exportan tres veces más que nosotros? ¿¡Los australianos!?
En la charla de café, o cerveza de por medio, teorizamos: ¡Como no se va a poder duplicar la exportación de vinos si sobra tierra para plantar! Y viene la frase catástrofe: "¡El vino ya no alcanza para aguantar a la provincia!". Lo de Australia es intolerable, peor que si nos hubiera sacado del mundial.
Por eso hablamos con Alejandro Vigil, orgullo mendocino, como el vino que tomamos de vez en cuando, enólogo de fama mundial, director de Enología de la Bodega Catena Zapata, fundador y dueño de la cadena de restaurantes Chachingo y de la cerveza del mismo nombre.
Vigil nos baja los humos y nos pone los pies en la tierra para explicarnos por qué no somos los más grandes del mundo en cantidad, pero si en calidad; que tendríamos que hacer para exportar más; si el dólar alto ayuda o no ayuda, si la vitivinicultura alcanza para salvar a Mendoza o hace falta expandir la matriz productiva.
Ver: En Mendoza no hay intoxicados por el consumo de carne en mal estado
Y en medio de todo eso, él, que viaja por el mundo vendiendo vinos como cualquier ambulante vende remeras en la peatonal, avisa que la Selección de Messi nos ha dejado un inmenso regalo, una popularidad que no podemos desaprovechar.
Argentina cayó en el ranking de exportaciones de vinos del puesto 6 al puesto 11 en 2021. ¿Es normal?
Sí, es normal porque tenemos una coyuntura totalmente distinta. En este momento lo que tenemos es un dólar pisado con una inflación elevadísima en dólares y eso hace que perdamos toda la base.
Pero no es solo la cantidad de puestos, la cifra en volumen que ha caído es importante.
Si se mira en números, lo que se perdió en volumen fue la exportación de todos los vinos a granel y, sobre todo, los vinos que se comercializan a 10 o 20 dólares en góndola y que son los que más exportábamos. Ahí vamos a encontrar un problema gravísimo.
El resto del vino embotellado, por encima de esos precios no ha perdido prácticamente, y a la vez hemos ganado en valor, lo que es normal porque estamos exportando menos vino barato.
¿Hay algún dato que indique alguna mejora durante el 2022?
Si, que vamos ganando mercado con los vinos caros. Pero, cuando uno analiza los números de exportación se tiene que pensar en estas situaciones que se van dando.
Porque es muy difícil crecer, si solamente estamos haciéndolo en las gamas altas. Cualquier vitivinicultura necesita vender en las gamas bajas, en la base de la pirámide, en la intermedia y en la de arriba.
Cuando solo se crece en una sola parte de la pirámide, es imposible, se crece, pero no a grandes volúmenes, hablando de vinos por arriba de 50 dólares.
¿Si tenemos tan buena calidad, y un varietal insignia como el malbec, que no se da en otra parte como aquí, por qué no podemos multiplicar los volúmenes de producción y exportación?
Porque los volúmenes de producción no tienen nada que ver con una varietal insignia o con lo destacados que somos, sino que tienen que ver con una posibilidad de inversión.
Cuando se habla, en nuestro caso, de duplicar el volumen del 2,5% al 5% de la participación mundial, estamos hablando de plantar 30 mil hectáreas más de malbec.
Además, duplicar la exportación significaría perder mercado interno. Entonces lo que necesitamos realmente es poder tener posibilidades de financiación para poder seguir creciendo en superficie.
Hoy está demostrado que estamos utilizando el 100% del malbec que tenemos cultivado y hemos seguido creciendo a pesar de las dificultades, pero para duplicarlo deberíamos plantar 30 mil hectáreas, como dije, o al menos unas 20 mil de malbec en zonas de alta calidad, y eso significa una inversión de más de 25 mil dólares por hectárea.
¡¿25.000 dólares?! ¿Cuánto habría que invertir para 30 mil hectáreas?
Y habría que invertir unos 750 millones de dólares, que es una inversión enorme, por lo tanto, es un tema estructural.
¿No puede la industria encarar ese nivel de inversión?
Es que estamos atrapados en un grave impedimento de inversión. No se puede hablar tan abiertamente de duplicar la exportación porque se dan tres conjunciones muy fuertes que lo impiden: la falta de financiación; un dólar atrasado que no permite financiar la exportación porque hoy se pierde con la exportación, no se gana; y la tierra necesaria, con agua y en zonas de calidad, para poder plantar. Así que no es tan fácil duplicar, hay que ir subiendo a medida que vamos plantando.
Muchos problemas a la vez para afrontar
Y tenemos uno más complejo.
¿Cuál?
La falta de agua. Por lo que necesitaríamos descubrir nuevas zonas de malbec para multiplicar su producción y además que haya agua disponible.
Ver: Cambios en el presupuesto: Massa reasignó fondos millonarios
Entre una cosa y otra, está claro que estamos hablando de años.
Es profundo el tema, la discusión es de largo plazo y para poder darla, antes necesitamos salir de esta coyuntura económica que nos imposibilita tener recursos internos en moneda del exterior.
¿No hay ninguna posibilidad de producir y exportar al nivel de los países líderes como Francia, Italia y España?
Las situaciones y posibilidades de producción en un país como el nuestro son totalmente distintas respecto a cualquier país de la Comunidad Europea, que tienen una enorme cantidad de subsidios para que la gente se siga quedando en el campo.
No tenemos en Argentina una política de Estado real para las economías regionales, entonces es muy difícil. Pensemos que hace más de dos meses se anunció que iba a haber un dólar para las economías regionales y no salió nunca, no existe.
Así, es muy difícil proyectar cualquier cosa de la que estamos haciendo si no hay posibilidades reales y si encima no ganamos plata exportando. Si no hay retorno de capital es imposible financiar crecimiento de superficie. Se podría, si existiesen las condiciones necesarias. Por ahora, lo estamos demostrando teniendo mucha calidad.
¿Pero el precio del dólar no hace más competitivo al vino argentino y abre la chance de recibir más inversiones en vitivinicultura?
No, porque tenemos inflación en los insumos secos a través del dólar blue y nosotros recibimos dólar oficial por la exportación. Esa diferencia hace que prácticamente haya líneas de vino que están desapareciendo y no podemos seguir exportando.
Es muy complicado pensar nuevos proyectos de inversión cuando no hay retorno. El otro problema es el de las retenciones. Me van a decir que es solo el 6% pero bueno, repercute directamente sobre la poca rentabilidad que podríamos tener.
Hace tiempo declaraste que, con mucho esfuerzo, la vitivinicultura nacional podía crecer un 15% más de lo que es ahora y sería como el techo. ¿Podrías explicarlo?
Sí. Es que nos vemos limitados no solo por la coyuntura económica sino por la falta de agua, entonces, el crecimiento siempre va a ser muy corto y muy chico.
Imaginate que el total del malbec que tenemos alcanza a unas 45 mil a 50 mil hectáreas. Si queremos crecer, habría que plantar por lo menos 20 mil hectáreas más y eso no sucede, eso lleva tiempo, lleva 10 o 12 años y necesitas ese capital y la tierra, con agua, y en un lugar que de calidad. No son factores que se crean de un día para el otro.
Ya instalado y reconocido en el mundo a través del malbec, ¿qué desafíos tiene el vino argentino y mendocino para expandirse más?
Creo que el trabajo que estamos haciendo en zonificar el malbec, en entender que el malbec nos da una diversidad enorme de posibilidades, en cuanto a sabores y características a través del reflejo de la zona, es lo que nos da la posibilidad de seguir creciendo e incrementando el prestigio del vino argentino y mendocino en el mundo.
Sin ninguna duda es una muy buena apuesta, que, por suerte, una gran cantidad de productores de vino la están siguiendo y tenemos que seguir pensando por ese lado.
Se dice que a la matriz productiva de Mendoza ya no le alcanza con el vino y el turismo para crecer. ¿Hacia dónde debería ir?
Creo que tenemos muchísimas posibilidades de seguir creciendo en función del turismo, que está muy relacionado con el vino sin lugar a dudas, pero ese crecimiento se va a seguir dando si tenemos una inversión en infraestructura. El modelo de California (Estados Unidos) da una medida de lo que el vino puede: 25 millones de personas por año visitan sus bodegas.
El privado ha ido acompañando, porque ha ido abriendo más lugares, poniendo más camas en Mendoza, haciendo mayor cantidad de actividades y lo que necesitamos ahora es esa funcionalidad que nos puede dar la estructura de caminos y servicios y poder mostrar otros atractivos de Mendoza.
Y después, tenemos toda una línea que se ha perdido, que es la industria pesada, que hay que retomarla. Creo que Impsa (Industrias Metalúrgicas Pescarmona Sociedad Anónima) fue una luz y hay posibilidades. Tenemos prestigio, por lo cual hay que trabajar pensando en ello, tenemos la posibilidad de seguir desarrollando Vaca Muerta y zonas gasíferas.
Y sin lugar a dudas, en aquellas zonas donde no hay otra actividad posible, sin tocar las joyas que tenemos, creo que hay que poner sobre la mesa el debate de la minería. Claro que todos nos oponemos porque le tenemos miedo a los controles, pero ahí hay un punto que tenemos que trabajar y tenemos que seguir desarrollando.
Viajas por todo el mundo todos los años. ¿Qué impresión tienen de Mendoza y el país afuera? ¿Qué comentarios te hacen?
Los comentarios cuando viajo son los típicos de la economía argentina pero normalmente lo que recibo es que nos reconocen a nivel mundial por nuestros vinos y eso me llena de orgullo.
Normalmente, cuando conversamos, ya nos tienen identificados como grandes productores de vino de alta calidad y eso es un orgullo tremendo.
Argentina salió campeona del mundo. Messi es una figura mundial. ¿Esa situación actual nos favorece en algo a la hora de buscar mercados? ¿Podríamos o deberíamos aprovechar esa situación para crecer?
El campeonato mundial ha puesto a la Argentina en todos los televisores, en todas las pantallas del mundo y hay que aprovecharlo porque creo que es una gran oportunidad para el vino y el turismo y tenemos que hacer las inversiones necesarias para que esto suceda.
Yo viajo muchísimo por el mundo y la gente habla de este campeonato mundial casi como si fuera propio. Hay que aprovechar esta situación y darle manija, sin lugar a dudas.
No podemos quedarnos de brazos cruzados, tenemos que trabajar para que todos los productos que tenemos estén en cualquier lugar del mundo.