Están asociadas a la brujería y la magia negra. Sin embargo, sus usos son más amplios.
Velas negras: ¿son tan malas como se cree?
Las velas negras tienen mala fama. Efectivamente se usan para bloquear y hacer daño. Sin embargo, la realidad es que estos objetos son capaces de hacer más bien que mal. ¿Por qué? Porque como en todo hechizo, el fin depende de la intención de quien lo esté haciendo y con qué objetivo.
Las velas negras tienen el poder de absorber energías negativas fuertes como envidia, mal de ojo, amarres o bloqueos y todo tipo de maldiciones. Sucede que tienen la fuerza suficiente para funcionar como un escudo contra los males que alguien desea transmitirnos, según destaca el sitio La Opinión.
Además, son muy útiles en rituales de alejamiento, ya que nos ayudan a que podamos apartar a las personas malas de nuestros entornos; a aquellas que no tienen buenas intenciones para con nosotros o a quienes cuyos vínculos nos resultan muy tóxicos. Es decir, su energía puede aplicarse para objetivos nobles.
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Al quemarse, las velas negras captan y absorben toda la energía negativa de su alrededor y la eliminan. Es por eso que nos ayudan a abrirnos camino entre la oscuridad y los problemas que nos preocupan: ellas son la luz en las tinieblas, las que nos abren el camino ante las dificultades, según se cree.
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