Darín, Palacios y Seidell, tres historias de la Argentina de 1985

La película de Santiago Mitre de la cual comenta el país unifica vidas e historias de tres hombres disímiles pero que en el momento del juicio a las Juntas Militares tenían 28 años. Las implicancias de sus roles en esta trama de testimonios y actuaciones con Mendoza como escenario.

Darín, Palacios y Seidell, tres historias de la Argentina de 1985

Por:Jorge Fernández Rojas
Periodista/Analista

El lunes 22 de abril de 1985 fue un día plomizo, frío y húmedo en Buenos Aires. Para ese día, Ricardo Darín, Lucas Palacios y Pablo Seidell tenían 28 años cada uno y con realidades bien distintas. El primero era un famoso actor televisivo producto de la factoría de Alberto Migré e integrante del elenco de "los galancitos", además era el novio de Susana Giménez. El segundo era un empleado de la justicia federal dentro de la fiscalía en los Tribunales de lo que todavía era la Capital Federal. Y el tercero estaba en Mendoza, era un ex preso político de la dictadura, hacía nueve meses que había salido de la cárcel provincial después de ocho años de cautiverio en distintas penitenciarías del país.

Ese día, de hace 37 años, comenzó el Juicio a las Juntas Militares. El juicio considerado único en el mundo porque la justicia civil enjuició a una dictadura militar. Y ese hito trascendente para nuestra historia colectiva, une a Darín, Palacios y Seidell,  estos tres hombres argentinos que son coetáneos entre sí y que en aquel tiempo eran tres jóvenes que fueron protagonistas de la naciente democracia moderna con Raúl Alfonsín como presidente emergente.

Ricardo Darín como Strassera y Peter Lanzani como Luis Moreno Ocampo.

Darín interpretó al fiscal Julio César Strassera en la película Argentina 1985 que recrea aquel suceso judicial y de la cual todo el país comenta, Palacios fue parte del equipo de investigación para encontrar pruebas para enjuiciar a los comandantes de la dictadura que amordazó al país entre 1976 y 1983. 

Seidell fue testigo en el juicio, aportó su testimonio a Palacios como víctima entre 1976 y 1984 para convertirlo en prueba de los delitos de lesa humanidad cometidos por los dictadores.

Dato que justifica este informe. Lucas Palacios, integrante del equipo investigador del fiscal Strassera vino a Mendoza en 1985 para buscar testimonios de víctimas de la represión aplicada por la última dictadura. Casualmente Palacios es personificado en la película Argentina 1985 por un actor mendocino, Manuel Caponi. En la historia personal de Palacios se registra las entrevistas que tuvo en los Tribunales Federales de Mendoza con Ángel Bustelo y Pablo Seidell. En este recorrido periodístico aparece Seidell que da su mirada de aquel encuentro y su relato de la ruta de cautiverios que soportó en el país durante ocho años. 

Protagonista y actor. Palacios posa con Manuel Caponi.

"Argentina, 1985" explicará el Juicio a las Juntas en las escuelas mendocinas

El contexto del juicio y Mendoza

Palacios tiene muy presente en su vida laboral y personal a Mendoza. Siendo ayudante de la fiscalía de Strassera entre octubre de 1984 y febrero de 1985 vino por lo menos dos veces a Mendoza como parte de una delegación que formaban otras dos mujeres judiciales. En los Tribunales Federales tomaron testimonios a víctimas de la dictadura entre quienes él recuerda a Ángel Bustelo y a Pablo Seidell.

De Bustelo rememora su testimonio y su verba apasionada para contar su trágica experiencia frente al tribunal que juzgó a las juntas militares. Y de Seidell rememora su historia narrada en primera persona en la sede judicial de Mendoza.

También recuerda al ex camarista federal Otilio Romano, hoy condenado y preso por delitos de lesa humanidad. Romano era fiscal federal en aquel tiempo de la investigación para el juicio. Palacios como empleado judicial, ya lo había conocido en 1984 en un congreso de fiscales. 

"Mi impresión es que se trataba de un hombre amable, pero con los años escucho que era un prófugo de la justicia", detalló al POST. Con esa perspectiva revisora recordó esos días de la investigación que fue el mismo Romano que los recibió en el edificio de calle España. "Estábamos en un piso superior de la Alcaldía, Romano nos dijo que podíamos trabajar tranquilos y que no nos preocupáramos por la comida porque ellos nos la darían. Nos sirvieron en unas bandejas de aluminio de la misma alcaldía, fue muy sutil, pero ahora me doy cuenta cómo nos veían", puntualizó.  

Los investigadores de los fiscales Strassera y Moreno Ocampo vieron juntos la avant premier de "Argentina 1985".

Hoy Palacios asume la responsabilidad histórica de aquel momento, puesta en valor por la película de Santiago Mitre, pero lo hace "desde la posición de eslabón de un equipo que hizo una enorme tarea". En la función adelantada del filme estuvieron quienes quedan de aquel grupo de mujeres y varones jóvenes sin contaminación de la dictadura y con la  inconsciencia suficiente para hacer una profunda y veloz investigación en cinco meses.  Allí estuvieron, además de Palacios, Javier Scipioni, María del Carmen Tucci, Maco Somigliana y Sergio Delgado. El resto, Nicolás Corradini Mabel Colalongo y Judith Konig fallecieron. 

La prueba de Mendoza para el juicio

Seidell declarando en 2015 en los juicios de lesa humanidad (foto Unidiversidad)

Seidell habló una hora con este medio para describir su periplo como preso político por cuatro cárceles del país y cómo terminó aportando uno de los 709 testimonios a la fiscalía para presentar en el juicio a la Juntas Militares que realizó la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal de la Ciudad de Buenos Aires.

Tanto Seidell como Palaci0s reconocen el trabajo silencioso de quienes recopilaron los datos y testimonios del informe de la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas). Seidell entiende que allí fue a dar toda información que dieron familiares de personas desaparecidas, presas, secuestradas, torturadas y/o asesinadas por el aparato represor, y que fue la base de los posteriores juicios que aún se están desarrollando.

Seidell es cordobés y fue militante guevarista. Llegó a Mendoza con 19 años huyendo y pensando en pasar a Chile donde tenía amistades, pero no logró pasar al país vecino. La policía motorizada lo detuvo  y allí comenzó su recorrido donde estuvo en el edificio frente a la Plaza de Godoy Cruz donde funcionaba la Comisaría Séptima y que se había transformado en un centro clandestino de detención, hoy allí hay espacio para la Memoria. Luego estuvo en dos periodos en la Penitenciaría de Mendoza, también habitó celdas de los penales de Rawson, de Sierra Chica y La Plata.

En la entrevista con el POST rescató y destacó, de los encuentros que tuvo con Palacios y sus dos compañeras, "la avidez por conocer datos y detalles de cada relato de las víctimas". Habló también de la celeridad con la que trabajaron los auxiliares de la fiscalía algo que notó cuando tuvo que viajar a Buenos Aires para ratificar su testimonio y convertirlo en prueba contra Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti, Roberto Viola, Armando Lambruschini, Omar Graffigna, Arturo Lami Dozo, Jorge Isaac Anaya y Leopoldo Fortunato Galtieri.

El testimonio de Seidell tiene mucha importancia porque no solo describió su experiencia sino la de otras personas que vio y habló estando en cautiverio y que terminaron desaparecidas como es el caso del actor Rubén Bravo entonces esposo de la reconocida actriz mendocina Mariú Carrera. Varios años después y pasada la pesadilla, Seidell y Carrera se casaron y hoy comparten sus vidas en familia.

Palacios entre comillas

El elenco completo de "Argentina 1985".

A las escuelas. Unos días antes del estreno de la película, (Luis) Moreno Ocampo (ex fiscal adjunto de Strassera) estaba en Buenos Aires y presentó una reedición del libro "Cuando el poder perdió el juicio", ahí había una mesa de debate en donde estaba él, una periodista especialista en docencia y los doctores (León) Arslanián y (Ricardo) Gil Lavedra (ambos jueces de la Cámara integrada también por Jorge Torlasco, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés D'Alessio). Una de las cosas que se habló fue la importancia de que los chicos y jóvenes conozcan la historia de la Argentina reciente y quizá darle una visión más amplia también.

Ficción. Hay algunos que critican que es medio parcializada la visión de la película que empieza directamente con el juicio, pero no se puede escribir un manual de Historia en una película de cine y además es una ficción.

Maravillosa y aplaudida. Para mi la película es maravillosa, lo que más me impresionó es la reacción del público. En el final del alegato luego de la famosa frase "señores jueces, nunca más" la gente se levanta en la sala y la gente empieza a aplaudir, si se presta atención esa imagen no tiene audio. Y los aplausos son del público. Supongo que debe ser un efecto buscado por el director Santiago Mitre. La vi tres veces y fue mi hijo, que hace cine, el que me advirtió que la película no tenía audio en ese tramo.

Sin datos de la Fuerza Aérea. Una de las cosas que no existió por lo que recuerdo yo, y es parte de la ficción, que haya habido presiones para que la Fuerza Aérea no fuera condenada. Lo cierto es que no había demasiados casos de la Fuerza Aérea, o por lo menos nosotros no lo vimos o no lo supimos ver o no lo encontramos. Habían casos en Mar del Plata, la noche de las corbatas que estaba vinculado con esa fuerza, o la caso de "Mansión Seré" en alguna medida. Pero la verdad que no encontramos suficientes pruebas para que la cámara considerara que había que condenarlos.

Absoluciones. En aquel momento nos enojamos mucho con la sentencia, sobre todo por las absoluciones. Lo cierto es que trabajamos con mucha premura porque cuando la Cámara recibe la causa del Consejo Supremo (de Guerra), la primera decisión que se toma es que se iba a juzgar a los comandantes por los hechos que se iban a mostrar en la audiencia y esos hechos los teníamos que aportar nosotros.  (Las sentencias se conocieron el 9 de diciembre de 1985. Videla y Massera fue condenados a prisión perpetua; Viola, a 17 años de prisión; Lambruschini, 8 años de prisión; Agosti, 4 años y 6 meses de prisión; Graffigna, Lami Dozo, Galtieri y Anaya fueron absueltos).

Decepción personal. Fue un plazo muy corto entre octubre de 1984 y febrero de 1985 y fue en base al gran trabajo que se hizo en la Conadep porque sin eso la tarea hubiera sido casi imposible. Por esa premura algunos casos que se llevaron al juicio no resultaron con prueba suficiente. A mi más que enojo, me causó decepción sobre todo en la condena de la primera junta que es clave y a (Orlando) Agosti (comandante de la Fuerza Aérea) le dieron solo cuatro años y medio.

El almirante. Fue muy impresionante cuando Massera habló ante el tribunal de un modo amenazante con la sala repleta de uniformes de la Marina.  

Aceptación. Lo que sentí es básicamente decepción con el tiempo uno va a aceptando esa realidad. La verdad es que en ningún juicio pasa que los jueces den una sentencia acorde con lo que la fiscalía pide como condena. Es muy raro que se dé la condena que uno pide.

Derecho a defensa. Más allá de las condenas lo importante es que se les dio su derecho de defensa y es el único caso en el mundo donde un tribunal de justicia civil juzga a los integrantes de una dictadura.

Oportunidad perdida. Para que haya justicia, se debe cumplir con el principio de la oportunidad. Mi opinión personal es que esa oportunidad se perdió. Han pasado 40 años de aquel proceso con todo lo que vino después, el punto final, la obediencia debida, los indultos. Por ejemplo, Videla fue arrestado por hechos que ya había sido condenado. Por eso digo que en alguna medida se ha perdido la oportunidad.

Sin justicia no hay reclamo. Discutía con algunos conocidos míos que, dicho entre comillas, "denostan" el juicio a las juntas porque no se hizo nada respecto de la guerrilla y la subversión. Me parece que la primera junta militar en el 76 que tuvo un consenso grande de la sociedad también perdió su oportunidad de juzgarlos con un juicio justo. En la misma acusación de Strassera termina diciendo que "hoy los testigos que pasaron por la audiencia no sabemos si eran culpables o inocentes". Es decir, no sabemos si los desaparecidos eran culpables o inocentes, esa oportunidad se perdió. A los que dicen que no se hizo nada desde ese lado, les pregunto: ¿por qué no se hizo nada en ese momento?

Sentencia propia. Nosotros (el equipo de los fiscales Strassera y Moreno Ocampo) aborrecemos la teoría de "los dos demonios".

Yo, Pablo Seidell, juro 

Una imagen de Mariú Carrera y Pablo Seidell en 2011.

Basura en las cárceles. En las cárceles de Mendoza y Sierra Chica (Azul, Provincia de Buenos Aires) fueron los lugares donde peor la pasé porque allí te ponen en un lugar donde sos la peor basura, que nadie te reclama, el aislamiento absoluto y donde ellos son dueños de tu vida, contaban con una maquinaria para lograr ese objetivo, fue muy terrible esa parte de esta historia. Obviamente la solidaridad que se dio entre quienes sentimos este tormento, en todas las cárceles, esa resistencia hizo que no se produjera el daño que ellos pretendían.

Máquina de tortura. Cuando te decían: "a usted mañana lo vamos a sacar", ya sabías que te iban a torturar y cuando escuchabas que se lo harían a algún compañero dolía más. En Mendoza me torturaron dos veces en el primer año que estuve, en la peluquería de la penitenciaría y fuera en el Octavo de Infantería. Me hicieron el "Consejo de guerra" que fue muy traumático. En Mendoza fue el único lugar donde no me aplicaron picana en la tortura pero fue de la peor manera porque me torturaron delante de mi mamá. Esa era la cárcel de Náman García (director penitenciario de ese tiempo), esa era la maquinaria de tortura de Mendoza. Luego, muchos años después, lo pude expresar para explicar cómo una cárcel se convertía en un centro clandestino de detención con toda la metodología de la tortura y la destrucción psíquica, física de las personas.

 Una trampa sistemática. Las cárceles tenían la responsabilidad de garantizar la vida de los detenidos, pero actuaban como centros clandestinos de detención, es decir dejaban entrar a torturadores para que actuaran sin ningún tipo de problema. Tenían todos los elementos para hacerte sentir que no tenías escapatoria porque estaba la infraestructura y tenían impunidad, tiempo y la fachada legal.  

Centros de dolor. La sexualidad era uno de los centros físicos de la tortura para destruirte y particularmente en mi caso la discapacidad (Seidell tiene agenesia, una deformación en manos pies en este caso). Esta condición era motivo de humillación reiterada. Justificaban el tormento en que yo no debería haber nacido por esa discapacidad.

Roles actuales

Darín, el emblemático actor argentino.

Darín es hoy considerado el actor de la Nación por su nivel interpretativo y más aún con este papel de Strassera en Argentina 1985.

Palacios, uno de aquellos jóvenes que cambiaron la historia en 1985.

Palacios es abogado experto en sistemas de transparencia institucional. Trabajó con Moreno Ocampo y fue asesor del gobernador Arturo Lafalla en métodos de anticorrupción.

Seidell sonríe actualmente como testigo sobreviviente de la represión.

Seidell es empleado de la Universidad Nacional de Cuyo desde hace 12 años. Trabaja en el Rectorado en el proyecto "La Universidad en la recuperación, formación y difusión de los procesos de identidad y memoria colectiva"