Considerando el daño que ocasiona el sedentarismo, que los más pequeños se muevan es algo positivo, pero no es lo mejor encasillarlos tan pronto con una única actividad.
Deportes a muy temprana edad ¿cuándo sí y cuándo no?
En tiempos de alta exposición a dispositivos tecnológicos y por ende de sedentarismo, es muy positivo que los niños realicen actividades físicas, pero es importante no encasillarlos con una especialización deportiva, según advierten especialistas.
En Mendoza y Argentina son las escuelitas de fútbol las más elegidas por los padres para que sus hijos hagan deporte. Están disponibles para niños de 3 años en adelante; edad de iniciación habitual en la mayoría de las disciplinas.
Considerando el daño que ocasiona el sedentarismo, que los más pequeños se muevan es algo positivo, pero no es lo mejor encasillarlos tan pronto con una única actividad.
"Es muy bueno e ideal para la formación elegir un estilo de vida saludable desde un comienzo. El tema central es la actividad ofrecida para cada edad", opina Lorena Zapata, docente de la Universidad Maza y entrenadora de vóley.
Según la especialista hay dos aspectos a considerar, que se relaciona con las personas que la conducen y si se adapta al desarrollo motor de los asistentes. "Lo mejor sería que cada propuesta deportiva de un club o de un municipio posea un espacio de desarrollo psicomotor guiado por un profesor de Educación Física", considera.
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Que el niño juegue en tal o cual puesto porque se le vio tales características, es algo que puede aburrirlo y abandonar la actividad, así como impedir el desarrollo de ciertas habilidades.
"Como entrenadora, puedo afirmar que va a jugar mejor el niño que reciba distintos estímulos a lo largo de su formación: aquél al que se le enseñaron todos los roles, se le variaron los espacios, juegos y situaciones", remarca Lorena. Y es que la variabilidad es un elemento clave para el desarrollo psicomotor, pues genera ajustes que posteriormente se podrán aplicar en las situaciones de juego.
El ideal de formación
La docente hoy entrena con jugadoras sub18 que comenzaron con ella a edades muy tempranas. Basándose en su experiencia propone las siguientes premisas:
• Combinación de actividades lúdicas, habilidades motoras básicas, capacidades coordinativas y elementos constitutivos del deporte (fundamentos de juego).
• Variación de elementos (texturas, tamaños, colores y pesos) así como de puestos o funciones.
• Enseñanza con elementos alternativos (para que puedan seguir jugando en casa).
• Encuentros recreativos con pares.
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¿Qué sucede con las competencias?
Muchas veces se fomenta demasiado pronto el "espíritu de victoria" y se ven episodios lamentables entre los niños y, lo que es peor y más lamentable, entre los padres. Por ese motivo recomienda los encuentros (no torneos) deportivos, sin puntuaciones o tablas, estimulando el juego y premiando a todos los participantes.
"Debe ser un día de juego, no de competencia", asegura Lorena, quien indica que pueden incorporarse juegos predeportivos, de puntería, y otros similares.
Si el deporte es guiado por los profesionales idóneos y adecuado motrizmente es una gran puerta para que los niños realicen actividad física, estén sanos, interactúen con otros chicos y compartan. Así se transforma en un elemento clave para el pequeño y la sociedad.