Refuerzos que no rindieron y en puestos que ya estaban muy poblados. Un repaso por los motivos detrás del mal semestre del River de Gallardo.
Los errores que precipitaron el fracaso de River en la copa
La eliminación de River Plate en la Copa Libertadores, tempranera y dolorosa, pegó fuerte. Marcelo Gallardo aceptó una vez más el desafío de seguir al frente del Millonario tras varios rumores de salida durante el verano porque quería revancha continental, un anhelo que se hizo trizas mucho antes de lo esperado, según destaca el portal Bitbol.
Durante el inicio del 2022, el plantel se reforzó en cantidad: fueron 7 las incorporaciones, cifra récord junto a los mercados del invierno 2017 y el verano 2021 en cuánto a la cantidad de jugadores y con una desembolso importante cercano a los 12 millones de dólares, cantidad elevada comparada con el rendimiento de los que llegaron y no estuvieron a la altura.
El primer error en la elección de Gallardo tiene que ver con la cantidad: súperpobló la defensa con los arribos de Leandro González Pirez, Emanuel Mammana, Marcelo Herrera y Elías Gómez en una zona donde ya contaba con Robert Rojas, Jonatan Maidana, Paulo Díaz, David Martínez, Javier Pinola, Milton Casco y Peña Biafore.
Abundancia de marcadores centrales (8) para su idea de jugar con dos zagueros en la última línea y poco recambio en las bandas, sobre todo la derecha, donde tuvo que ubicar a Robert Rojas tras la salida de Montiel. No arreglar con Fabrizio Angileri fue otro puñal para el técnico, que perdió el vuelo de los laterales que le daban el mendocino y el actual hombre de Sevilla. Ninguna de las caras nuevas se asomó al rendimiento de ellos.
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En la mitad de la cancha ocurrió algo similar: River Plate contaba con variantes y decidió sumar a Esequiel Barco, Tomás Pochettino y Juan Fernando Quintero en una zona donde ya estaban Nicolás De la Cruz, Énzo Fernández, Agustín Palaveccino, José Paradela y Santiago Simón.
El otro gran desacierto en la elección fue el roce y el ritmo con el que llegaron las incorporaciones: González Pirez, Pochettino y Barco de Estados Unidos y Quintero de China, ligas menores. Marcelo Herrera, jugó 27 partidos en todo un año y Mammana sin lugar en Rusia (apenas disputó 19 juegos en un año calendario). Sin contar a Gómez que jugó 43 partidos en Argentinos, al resto les costó el brusco cambio al ritmo que impone Gallardo.
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El error en la decisión quedó al desnudo con las elecciones del Muñeco para armar los equipos. Pochettino disputó apenas 549 minutos desde su arribo (6 partidos completos) y Quintero (se lesionó) sumó 677 minutos. Poco.
A Herrera se le abrió un lugar por la lesión de Rojas y Mammana jugó por el flojísimo nivel del propio Herrera en un puesto que no es el suyo. Es más, Gallardo hasta usó a Casco de lateral derecho por los pobres rendimientos de los dos recién llegados.
González Pirez tuvo más oportunidades pero no las aprovechó (el error en el gol de Boca en el clásico, su yerro top), mientras que Maidana (8 juegos completos) y Pinola (solo 115 minutos) pagaron caro la cantidad de centrales y casi no jugaron.
El descontento fue tal, que para el mercado de invierno, el club volvió a invertir fuerte con los arribos de Rodrigo Aliendro, Pablo Solari, Miguel Borja y el regreso de Lucas Beltrán. Todos con características ofensivas, pensando en las sensibles bajas de Énzo Fernández y Julián Álvarez. Incorporaciones vinculadas a una zona que quedó debilitada.
A Marcelo Gallardo y River Plate les queda un plantel largo para solo dos competiciones (torneo local y Copa Argentina) y la titánica tarea de elevar el nivel subterráneo de todos sus fichajes, a excepción de Aliendro, que mostró cosas interesantes en sus primeras apariciones. La Comisión Directiva y sobretodo la tesorería esperan.