Muchas de las cosas que hacemos para cuidar nuestro celular podrían estar causando el efecto contrario. Cuáles son las prácticas más comunes que debemos dejar atrás.
Los cuidados que damos a nuestro celular y en realidad podrían arruinarlo
Desde que la telefonía móvil irrumpió en nuestras vidas, los usuarios de estos dispositivos fuimos adquiriendo diferentes hábitos no sólo para optimizar su rendimiento, sino también para cuidarlos y estirar su vida útil lo máximo posible. En los primeros años, una de las cosas más comunes era dejar que el teléfono se descargara para luego cargarlo hasta el cien por ciento, un fenómeno que se conoce como "efecto memoria" y que evitaba la degradación de la batería.
Las baterías que se usan en la actualidad, que son de iones de litio, no sufren ese efecto, sin embargo muchos usuarios todavía mantienen se viejo hábito con la intención de cuidar la batería de su celular y postergar, o evitar, reemplazo.
Tomando este ejemplo, que es el más arraigado, el diario español El País realizó un repaso de distintas prácticas que son más que habituales, las llevamos a cabo pensando que vamos a mejorar el rendimiento de nuestros dispositivos móviles y, sin embargo, estamos logrando el efecto contrario.
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Una de las creencias más comunes de la actualidad es que es perjudicial cargar el celular toda la noche, por lo cual muchos de nosotros apenas el teléfono alcanza el cien por ciento de su carga, lo desenchufamos. Sin embargo esto no es necesario, ya que la generación actual de dispositivos móviles tienen sistemas de gestión de carga que evitan la degradación de la batería, ya que al alcanzar su máximo, cortan la admisión adicional de energía automáticamente.
En segundo lugar, otro mito que circula entre los usuarios es que hay que cerrar las aplicaciones que no estamos usando para mejorar el rendimiento y optimizar el consumo de batería. Pero tampoco es necesario, ya que los smartphones gestionan eficientemente los recursos y cerrar las apps empeoran las cosas.
Los sistemas operativos actuales dejan en suspenso las aplicaciones que no se están usando y si el usuario la vuelve a abrir, parte de los procesos ya están lanzados y se ahorran recursos. En cambio, si las cerramos, se obliga al sistema a cargar todo desde cero, consumiendo más recursos que si dejamos las apps abiertas.
Finalmente, la tercera práctica más común radica en desactivar wifi y Bluetooth para ahorrar batería. Sin embargo, mantener el wifi activado es lo que pude ayudarnos a lograrlo, ya que esta conexión es mucho más eficiente en el consumo de recursos que la conexión de datos (4G o 5G). Además, los dispositivos actuales también usan el wifi para geoposicionarse, sin necesidad de usar el GPS, que consume más batería.
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En cuanto al Bluetooth, las pruebas de consumo han demostrado que no hay diferencias entre tenerlo activado o desactivado. El consumo sólo aumenta si la conexión se está usando activamente, por ejemplo para reproducir música tanto en auriculares inalámbricos como en parlantes portátiles.