Una familia mendocina vivió en Zaragoza una pesadilla. La hija mayor denuncia haber sido abusada por el esposo de su madre. La mujer se quitó la vida. El hombre habría escapado de España y estaría en Mendoza. Cinco chicos mendocinos quedaron en Zaragoza, sin madre ni padre.
Una historia mendocina de abuso, muerte en Zaragoza y fuga
(Nota del autor: Todos los nombres de esta crónica han sido cambiados, para proteger por razones legales y convencionales la identidad de una menor de edad que denunció haber sido víctima de abuso sexual, y haber vivido una pesadilla a merced del marido de su madre, durante dos años...)
María Elena (39) y su marido Manuel armaron hace ocho años una familia del tipo "Los tuyos, y los nuestros". María Elena traía consigo tres hijos de su matrimonio anterior, y luego tuvo dos niños más con su nueva pareja, con quien se casó. Ella, comerciante conocida en Mendoza, dedicada al rubro de la alimentación entre otros emprendimientos. Él, empleado en comercios y empresas diversos. En febrero de este año se fueron a vivir a Zaragoza, la ciudad capital de Aragón. Una región cruzada por los trazos de la arquitectura islámica, la española, y las grandes iglesias. Como muchos mendocinos, vendieron todo ayudándose en sus redes sociales y partieron en busca de un futuro mejor. A vivir a un lugar más tranquilo y próspero que este país maltratado. Las primeras semanas vivieron en casa de parientes de la mujer, y luego alquilaron un departamento en la avenida Rodríguez Ayuso al 60, de Zaragoza. Pero el domingo pasado todo explotó. María Elena está muerta. Su hija mayor Romina (17), de su primer matrimonio, había contado delante de toda la familia que Manuel la violaba. Y el hombre desapareció. Presumiblemente consiguió llegar a Mendoza, desde donde hizo dos posteos en su cuenta de Facebook lamentando la muerte de su mujer. La adolescente lo denunció en un tribunal aragonés, y el padre biológico de la chica, un taxista mendocino, hizo lo propio en una fiscalía local. En Zaragoza, los cinco hijos de María Elena quedaron al cuidado de Laura, la esposa de un tío de la mujer. Hay gestiones urgentes para traerlos a la Argentina. Y Manuel, el hombre denunciado por abusar durante dos años de la hija mayor de su esposa, podría ser interrogado por la justicia en las próximas horas.
Domingo
La tormenta se desató el domingo 15, apenas nueve días atrás. Presa de una crisis de llanto, atropellando las palabras como pudo, Romina le contó a su madre delante de Manuel, y de uno o dos de sus hermanos, que había sido abusada por él. Desde que tenía 10 años, hasta los 12 años. "¡Me comías la boca... te acordás...!" le recriminó al hombre cuando intentaba hilar el relato, presa de una angustia incontenible. Romina estaba decidida a denunciar a quien fue el marido de su madre. Y por eso tomó la precaución de grabar con su teléfono toda la confesión, ese domingo en que se inició el desenlace de una tragedia terrible. Este diario accedió al contenido de esa conversación familiar que ahora está en dos tribunales, en Zaragoza, y en Mendoza.
En el audio aparecen Romina, un hermano que interviene, María Elena, y Manuel. El hombre negaba las acusaciones. La adolescente le pidió que se fuera, para poder hablar con la madre, y él se negó. Entonces Romina siguió el relato, llorando. "Cuando vos trabajabas en (...) y los chicos se iban a dormir, y todos se acostaban, yo me acostaba con él y con el bebé... y me besaba" dice. La madre pierde el tono de tranquilidad y trata de saber más... "¿Cómo que te besaba... cómo, qué besos?" En ese momento, la adolescente dijo "Me violó... me violaba... y cuando íbamos a Vistalba pasaba lo mismo". La conversación se vuelve caótica. Romina suelta más cosas: "Una vez fuimos a comprar, cuando teníamos el Ford negro. El paró el auto, y me agarró la cabeza y me la ‘agachaba' y yo le dije que no, que no quería" En ese momento se hace un silencio... El hombre dijo que la chica "habla mentiras...", la insulta "culeada enferma de mierda..." y pierde la calma. La adolescente agrega más: "Había una persona que sabía, que le conté. La abuela sospechaba... Y vos también... ¿te acordás que una vez me preguntaste si pasaba algo raro...?" La madre de Romina -de acuerdo a lo que se escucha en el audio- empieza a darle credibilidad al relato de su hija. Manuel empieza a gritar, y Romina lo hacía más fuerte... "fueron dos años... me acuerdo 'patente' Llegó un momento en que yo no podía más..." y cuenta que una amiga la quiso ayudar. "Te lo juro... te lo juro..." insistía Romina, llorando a moco tendido. La madre echó a Manuel, el acusado, del departamento. No lo habrían vuelto a ver.
Lunes: La denuncia judicial
El lunes 16, cuando faltaban diez minutos para las ocho de la noche hora local, Romina se presentó en la Unidad de Familia y Mujer de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Aragón, y denunció por abuso sexual a Manuel, el esposo de su madre. Dio más detalles. Cómo él la habría convencido para llevarla a su habitación cada vez que su madre se ausentaba a trabajar en un restaurante de Mendoza, desde las 18:00 hasta las 01:00. Los oficiales de Justicia le hicieron varias preguntas a Romina. Según el relato de la chica en el tribunal español, él la habría abusado desde los diez a los doce años, hasta tres veces por semana. Sin preservativos. Y que logró ponerle fin a los abusos cuando ya adolescente, comenzó a negarse. "Desde entonces sólo hacía insinuaciones" contó a los magistrados.
Ese mismo día, más temprano, Romina se había comunicado a Mendoza con su padre biológico, el taxista, para contarle lo sucedido. El hombre llamó a su ex esposa, que confirmó la historia. Discutieron. El miércoles 18, día del censo en la Argentina, María Elena tomó un baño en el departamento en el que había quedado con sus hijos, dijo "ya vengo", y a 500 metros de su domicilio, en un parque, se ahorcó. Así lo determinó el Instituto de Medicina Legal de Aragón en el parte de la defunción. La médica legista María del Carmen Ramón Termis dictaminó que la muerte de María Elena fue a causa de asfixia mecánica por ahorcamiento. Y autorizó la cremación del cuerpo. Romina tuvo una crisis y fue internada. Le dieron el alta el viernes. Laura, la esposa de un tío de María Elena, cuidó de todos los niños. Y Manuel habría tomado un vuelo a la Argentina y estaría en Mendoza. Habría sido visto en una playa de estacionamiento del centro, en la que solía trabajar.
Regreso
Luego de la denuncia de abuso y la tragedia, hay asuntos urgentes que resolver. El primero de ellos es reunir a Romina y sus dos hermanos con su padre biológico en Mendoza. Y decidir el destino de los otros dos niños, que tendrían familiares aquí. Se sabe que funcionarios del Poder Judicial de la Provincia están trabajando para ello. Y que a través de la senadora Anabel Fernández Sagasti, el consulado de Barcelona (nuestro país no tiene delegaciones en Zaragoza) se colocó encima del problema para intentar una solución. El papá de la nena abusada hizo una denuncia en el Ministerio Público Fiscal. Aportó el audio de su hija y la denuncia realizada en el tribunal aragonés. Del presunto abusador, nada se sabe. Este diario intentó contactarlo, sin resultado. La causa mendocina cayó en la fiscalía de Gustavo Stroppiana, el fiscal del Caso Próvolo. Le suelen caer causas difíciles y casos de abuso. Ayer, había diligencias para ver si Romina podía declarar desde Zaragoza en Cámara Gesell. Sobre el mediodía de hoy, podría haber alguna determinación. Lo central -además de la determinación judicial sobre el acusado, si la hay- es rescatar a esos hermanitos y reunirlos con su familia. Han vivido la peor tragedia que alguien que atraviesa la niñez, podría imaginar.
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