En una entrevista a Mendoza Post, la experta en Derecho de Aguas afirmó que los científicos proyectan ciclos hasta el año 2100
Marcela Andino: "Tenemos que gestionar la sequía como la nueva normalidad"
¿Podría llegar el día en que los mendocinos abramos la canilla y no haya más agua porque nos quedamos sin agua? Ese día fatídico se llama Día Cero y podría llegar.
De hecho, ocurrió en la ciudad de Sao Paulo, Brasil, en el año 2015. Una brutal sequía dejó a la ciudad con sus reservas de agua al 5% para más de 40 millones de personas. Tardaron unos años en recuperarse.
Ciudad del Cabo, capital de Sudáfrica y la estadounidense California, estuvieron al borde del Día Cero en la última década. En lo que va de 2022, Santiago de Chile pasa por una sequía crítica y sus autoridades evalúan restringir el consumo de agua a 50 litros por persona, por día.
Mendoza sufre hace más de 10 años una sequía similar a las que padecen o padecieron Santiago o California, porque aún con sus diferencias, es parecida a ellas en el clima y la escasez natural de agua.
Sin embargo, la población de Mendoza usa seis veces más agua por persona para consumo que la cantidad que considera suficiente la OMS (Organización Mundial de la Salud).
La sequía de la última década, podrá darnos un respiro en algún momento, pero va a volver. Los científicos proyectan con datos, que la tendremos de vuelta una y otra vez hasta el año 2100.
Todo esto lo revela a Mendoza Post, Marcela Andino, doctora en Derecho por la Universidad de Zaragoza, España. Especialista en Derecho de Aguas, Docente de la Universidad de Mendoza, Investigadora de la Universidad del Aconcagua y secretaria de Gestión Institucional del Departamento General de Irrigación, la repartición que gobierna el agua en Mendoza.
Por estos días Chile pasa por una situación muy grave en Santiago, evaluando restringir el consumo de agua a 50 litros por persona, por una severa sequía. ¿Cuál es la situación de Mendoza? ¿Qué nos espera?
Hay una realidad similar con Chile, porque compartimos muchas características tanto geográficas como climatológicas en la zona centro ya que estamos ubicados en la diagonal semiárida. Lo mismo ocurre con California, que tiene la misma realidad que nosotros y también con España.
Esto nos va a permitir tener algunas referencias ya que en Mendoza nos está pasando lo mismo. ¿Y por qué nos está pasando esto? Porque los efectos del cambio climático agudizan aquellas características típicas de ciertas regiones, generando mayor escasez de agua donde ya hay naturalmente falta de agua.
Al contrario, en las zonas donde hay mayor cantidad de recursos hídricos, se van a producir más inundaciones. Estos son los dos fenómenos extremos que produce el cambio climático: sequías e inundaciones.
Por lo que, el fenómeno extremo de la sequía, que es nuestro caso, se va a presentar de manera más prolongada, se va a repetir más veces en el tiempo y con más continuidad, como lo vienen mostrando todos los estudios que se vienen haciendo sobre el cambio climático, entre ellos, el que presentó el 27 de febrero el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático.
El otro efecto que incide mucho, es el aumento de las temperaturas que provoca que el agua dure menos en los espejos de agua y en los ríos, ya que se evapora más rápido.
Esta es la realidad que está viviendo Chile, que ellos ya la denominan una mega sequía, y es la misma realidad que está viviendo Mendoza hace más de 10 años.
Ya conocemos entonces, con suficiente evidencia científica, que en los próximos años vamos a seguir teniendo estos episodios de sequía: las proyecciones que hacen este tipo de informes, las extienden hasta el año 2100.
¿Van a seguir estas fuertes sequías por los próximos 80 años?
Lo que los informes están diciendo es que están dadas las condiciones para que se produzca este fenómeno, posiblemente hasta esa época.
De todas formas, esto no quita que podamos tener un periodo de buena cantidad de agua dentro de dos o tres años, por dos motivos: primero, porque la sequía es algo natural, algo normal que es parte del clima, y segundo, porque son periodos cíclicos.
Lo importante, es que ya sabemos que va a seguir ocurriendo.
¿Si tenemos la misma realidad que Chile, por qué no tenemos la misma crisis?
El sistema de gestión del agua en Chile es muy distinto al nuestro. En nuestro país y sobre todo en Mendoza, el ciento por ciento del manejo del agua está basado en la administración del Estado. En cambio, Chile tiene otro perfil con el uso del agua, que es de mercado. ¿Qué ocurre entonces? Que, en Mendoza, los particulares no pueden disponer de un bien del dominio público, como es el agua, pero en Chile sí.
Con esta crisis, Chile está tratando de girar ahora hacia un modelo más estatal para poder disponer de agua, pero está muy limitado porque no puede meter mano con el agua en los derechos de los privados.
¿Cómo funciona ese sistema de mercado con el agua en Chile?
El agua en Chile es un bien de patrimonio nacional, pero eso no impide que entre particulares se puedan comprar o vender los derechos de agua.
Entonces, si alguien tiene un derecho de agua en la agricultura, se lo puede vender a una empresa hidroeléctrica, que es lo que ha pasado en la mayoría de los casos.
La consecuencia ha sido, que en Chile el agua está concentrada en pocas manos, en manos privadas, y cuando digo esto es un dato objetivo, no estoy haciendo una crítica a esa visión de mercado. Es más, en Chile, quien tiene el derecho de agua puedo no usarlo para especular con el precio y aun así no perderá el derecho obtenido.
En cambio, aquí, para usar los bienes del dominio público como el agua, hay que pedir permiso al Estado por lo que el Estado tiene la potestad de intervenir ante la emergencia. Si se otorga un derecho de agua, solo se pueden hacer con estas ciertas cosas.
A diferencia de Chile, no se puede vender o comprar derechos y una vez en posesión hay que darle uso. Si no se usa durante dos años, en el caso de agua subterránea o durante cinco años, en el caso de agua superficial, directamente se pierde ese derecho, porque el agua solo se concede para un fin productivo y no para un fin especulativo.
¿Cómo está el consumo de agua en Mendoza? ¿Vamos a tener que restringir?
En Mendoza, el Departamento General de Irrigación destina para consumo de agua potable al área metropolitana (Gran Mendoza), unos 800 litros por día, por persona, de los cuales, convengamos que 400 litros se pierden en el sistema.
Pero, así y todo, los habitantes del Gran Mendoza consumimos 400 litros de agua diarios por día, por persona, cuando la OMS establece que con 125 litros de agua se cubren las necesidades básicas de higiene y alimento.
Por lo tanto, hay que hacer un gran cambio en Mendoza y lo importante sería, que este cambio se logre de forma consensuada, desde la educación, desde campañas públicas, en las escuelas, sin tener que llegar a imponer medidas de restricción de consumo. Hay que tener un plan con todas las soluciones sobre la mesa porque no hay una sola.
Fíjese que, en muchos países, ya ha ocurrido, que se han visto obligados a restringir la cantidad de agua que se consume por habitante, que es lo que se está proponiendo en Chile y es lo que ocurrió en Sao Paulo, Brasil, donde en 2015 llegaron al Día Cero, que es el día que abrieron las canillas y la ciudad se había quedado sin agua.
¿Qué han hecho otros países? Planes de sequía con medidas son de distintos tipos, Pueden ser económicas, aumentando las tarifas para desalentar el exceso de consumo; de subsidios al sector agrícola para bajar el impacto negativo de la sequía; de incentivo la reutilización de las aguas grises; de desalación del agua de mar que es una de las medidas en Chile, o desalación de las aguas subterráneas que es otra medida en España y que encuentra casos similares en Mendoza.
Además, pueden tomarse medidas legales sobre las concesiones, la reasignación a los usos prioritarios; y después acciones que son claves y tienen que ver con la demanda. Mejorar la eficiencia a nivel de distribución en la red de agua potable y en el riego intra fincas, como así también en el consumo con la micro medición.
Entonces, en estos periodos de sequía, el foco es la demanda, porque no hay tiempo a realizar grandes obras para mitigar de inmediato.
Un tema que hay que cambiar en Mendoza es la cultura paisajística. No pueden existir casas con mil metros cuadrados de césped porque hay que regarlo. Desde Irrigación se ha logrado que los nuevos barrios privados y bodegas, mantengan el paisaje tal cual es con su flora nativa y tipos de árboles propios de la zona, que resisten la escasez de agua. Y esta tendencia de exigir jardines xerófilos debería sostenerse, como existe en California, en México y en muchos otros lugares.
En Australia, por ejemplo, en momentos de sequía extrema, cortaron directamente los árboles o los desramaron para que no consumieran tanta agua. A los hoteles los obligaron a retirar los tapones de las tinas para que los huéspedes no pudieran hacer baños de inmersión y programaron las duchas temporizadores.
¿Del total del agua que se utiliza en la provincia, cuál es el porcentaje para consumo humano y cuál el productivo?
Si tomamos la provincia de Mendoza completa, el uso agrícola se lleva el 83,7% y el uso para consumo urbano el 11,2%. Este 83,7% del agua se destina a una actividad que genera el 7% del Producto Bruto de Mendoza.
¡Es muchísima la diferencia!
Si, pero es un total provincial. La pregunta aquí es ¿El 11,2% del consumo poblacional es poco? Parece poco, pero ese 11,2%, mayormente concentrado en la cuenca del Río Mendoza, donde está la zona metropolitana, se consume la mitad del río. Entonces, ahí nos damos cuenta que es mucho. En Irrigación se está trabajando hace tiempo en el tema.
El superintendente, Sergio Marinelli, creó en 2018 el Consejo de Agua para Consumo Humano, y desde entonces se viene trabajando con los municipios para que lleven acciones para cambiar todo esto, porque el usuario agrícola tiene conciencia sobre el cuidado del agua y su escasez, aunque quizá no tenga los medios para hacer un uso más eficiente, en cambio el usuario urbano no tiene conciencia sobre la importancia del tema.
¿A este ritmo de 800 litros por persona por día? ¿Cuánto se aguanta?
No es sostenible en el tiempo esta cantidad de agua destinada al consumo humano en la provincia. Por eso creo que la medida más importante es trabajar sobre la demanda.
¿Y en qué parte del proceso estamos acá?
Acá en Mendoza hubo un gran cambio de paradigma porque se venía gestionando la sequía de manera reaccionaria y no de manera preventiva.
Primero, costó mucho instalar la palabra sequía. Siempre se hablaba de escasez y en realidad la escasez es lo que caracteriza a Mendoza. La provincia tiene una escasez estructural de agua porque es una zona semidesértica.
El gran cambio que se llevó adelante a partir de 2017, fue ya, no gestionar esto como si fuera algo de emergencia, sino darnos cuenta de que, por el cambio climático, la nueva normalidad es que vamos a tener menos agua. Entonces, tenemos que gestionar la sequía como la nueva normalidad. Gestionarla de manera preventiva y no de manera reactiva.
Esto es muy importante porque la sequía es un fenómeno muy lento y cuando aparece, ya sabemos cómo se va ir configurando.
Hoy por hoy lo bueno, es que desde los aportes científicos tenemos ciertas certezas que nos puede permitir actuar de manera planificada para evitar el riesgo de la sequía o mitigarlo si ya ocurrió.