Algunas explican el resultado del domingo y otras comprometen la elección. Del candidato de “transición”, a demorar el escrutinio hasta medianoche.
Las 10 zancadillas de Cristina a Scioli
¿Se puede ser cristinista y sciolista a la vez? Es difícil, si se piensa que ni Cristina ni Scioli pudieron serlo.
Hay datos, hechos, expectativas, que explican el resultado del domingo que en el Frente Para la Victoria se vive como una derrota, por la magnitud del terremoto electoral: perdieron Buenos Aires, además de Jujuy y Chubut, y la caída fue por paliza en Capital, Santa Fe, Mendoza, y especialmente Córdoba.
Sin embargo, hay otras razones –concretas- que empujaron a Scioli, al peronismo-kirchnerismo y al universo oficialista hacia el abismo cercano. Son “Las diez zancadillas” de Cristina a su propio candidato.
Igual que en la fábula de la tortuga que cruzaba el río acarreando a un escorpión que le pica y mata, porque está en su naturaleza, la presidenta se ocupó de minar –intencionalmente o no- las chances de su candidato. Repasemos:
Zancadilla 1: Zannini
Hay pocos representantes del kirchnerismo más duro y puro que Carlos Zannini, aunque últimamente hasta había caído en las sospechas de La Cámpora por ciertas cercanías con Scioli. Fue el operador clave del kirchnerismo y de Cristina en todos los temas judiciales calientes y de intervención en la justicia y la oposición le hizo propaganda de Monje Negro. Y los monjes negros no tienen que ir en las listas. Scioli no hizo ninguna resistencia a la designación de su vice.
Zancadilla 2: Aníbal candidato
Julián Domínguez era mejor postulante, más presentable que el jefe de gabinete, sospechado de vínculos narcos y criticado hasta por el papa Francisco. Aníbal tiene el mérito de haberle puesto el pecho a todo. Pero las sospechas de relaciones mafiosas, el triple crimen, y el golpe mortal de las declaraciones del “arrepentido” Martín Lanatta (con dos T) lo fulminaron, igual que sus declaraciones sobradoras y muchas veces insólitas, increíbles de cada mañana. Cristina pudo bajarlo pero no lo hizo y lo condicionó a Scioli con él, y con Zannini.
Pagó el precio, haciendo la peor elección del PJ en 50 años para la gobernación de Buenos Aires.
Hay que aprender de la historia. Carlos Corach (Menem) o Enrique “Coti” Nosiglia (Alfonsín) no podrían haber sido candidatos a gobernador de Buenos Aires.
Zancadilla 3: Los candidatos de Cristina
Ahora parece lejano el furioso cierre de listas de la presidenta, Carlos Zannini y Máximo Kirchner en la Casa Rosada. Pero muchos de sus postulantes han sido un verdadero contrapeso. Aníbal perdió la provincia y el hermano de su candidato a vice Martin Sabatella, perdió la intendencia de Morón. Axel Kicillof entrará al congreso junto a Nilda Garré y Andrés Larroque (reelecto) pero consiguió en la CABA unos 40.000 votos menos que Scioli. Su hijo Máximo salió segundo en diputados nacionales aunque llegó al Congreso. Julián Álvarez es secretario de Justicia de la Nación y verdadero ministro de la cartera que conduce Julio Alak. Es militante de La Cámpora y perdió la intendencia de Lanús contra un funcionario porteño de Macri.
Zancadilla 4: Te abrazo hasta que vuelva
Con la campaña a full y Macri sufriendo el Caso Niembro, en las redes sociales arrasó la foto de una pintada en la que un militante k –abogado de 28 años- había escrito “Abrazame hasta que vuelva Cristina”. La presidente no tuvo mejor idea que conocer al ocurrente, certificando que para ella, Scioli era el candidato de un solo turno.
Zancadilla 5: El candidato de transición
Flaco favor hicieron a las aspiraciones de Scioli las declaraciones y escritos de numerosos kirchneristas por su candidatura. Desde los filósofos y pensadores, intelectuales de “Carta Abierta” que anunciaron su “desgarro” por tener que votar a Scioli, a través de Horacio González (presidente de la Biblioteca Nacional) hasta la legisladora todo terreno Diana Conti, pasando por Estela de Carlotto, plantearon la “transición” de Scioli. También Horacio Verbitsky dio piruetas. Se cansó de criticar a Scioli y al final lo elogió. Ni qué hablar de Víctor Hugo Morales. Los comunicadores hiper K fueron la peor zancadilla para Scioli. Todas estas manifestaciones de “guardale el sillón hasta que vuelva” hicieron daño.
La sexta zancadilla: Tucumán
Parecía que el escándalo electoral de Tucumán no tendría consecuencias electorales para Scioli, ya que en las encuestas el dato no aparecía. Pero la foto del candidato a presidente con el “zar tucumano” José Alperovich acusado por casos de corrupción, cuando no por dificultar la investigación del crimen de la adolescente Paulina Lebbos, y con Juan Manzur, el candidato a gobernador más millonario del gabinete de Cristina; actuó como un mazazo que espantó a una clase media que votó por modos más republicanos. Eso sí, Manzur será gobernador y Alperovich, senador. A ellos sí les sirvió la foto con Scioli, que tuvo que ir a poner la cara.
Zancadilla 7: la economía
Fue un tema que Scioli esquivó en toda la campaña, marcado de cerca por el celoso kirchnerismo. No pudo dar precisiones sobre el cepo, el tipo de cambio, los subsidios, las retenciones, el campo, ni respecto de ningún costado dañino de una economía que no crece desde 2012. Cuando uno de sus enviados a un foro económico en EEUU habló de "acuerdo" con los Fondos Buitres, afuera del país, casi lo crucifican y Scioli tuvo que desdecirse.
Zancadilla 8: Que sea en cadena
Decenas de cadenas nacionales la mayoría innecesarias, con toques de soberbia y el estilo confrontativo que tanto gusta al kirchnerismo, operaron como una “contra campaña” para Scioli. Además, en cada una de ellas la presidenta se esforzó en marcarle el rumbo al candidato de su partido, para que no se apartase del modelo. “¿No es cierto, Daniel?” Y eso que la presidenta ha estado menos agresiva que cuando le guerra contra el campo, los dólares y el “viejito amarrete”.
Zancadilla 9: La campaña
Cristina operó como la jefa de una campaña electoral paralela distinta a la de Scioli. El candidato se esforzaba en marcar ciertas diferencias con el kirchnerismo, y Cristina redoblaba la apuesta prometiendo más de lo mismo. Se notó el esfuerzo de la presidenta por controlar la campaña de su candidato, que nunca pudo escapar al abrazo del oso de la jefa.
Zancadilla 10: Los datos de la elección
Histórico. Hubo que esperar los primeros minutos del lunes para que los votantes argentinos conocieran los datos oficiales del escrutinio del domingo, que las autoridades del Correo Argentino y el gobierno tenían desde las nueve de la noche. Carlos Pagni contó -en una columna de análisis- que la presidente ordenó no decir ni difundir ni un dato hasta que ella misma diese la orden. ¿Quién podía pensar que no existió la intención de manipular el escrutinio? Horas antes, Scioli había llamado a “respetar lo que marca la Constitución”, abriendo el paraguas de la segunda vuelta.
Zancadilla bonus-track: El gordito golpista
El kirchnerismo nunca aprendió una lección: criticar a los medios y periodistas acusándoles de cualquier cosa, sean independientes o no, no es gratuito. Y no es por la reacción de los medios, sino por la gente que en su casa y silenciosamente mira el programa de Jorge Lanata los domingos o lo escucha en Mitre, o comparte los almuerzos de Mirtha. Esa gente -argentinos, ciudadanos, votantes- no es “golpista”, “desestabilizadora”, ni “mentirosa”. Ni son "la corpo" ni representan "a los medios hegemónicos". Al público le enoja que critiquen a sus referentes, porque es como si le criticasen a ellos. Esta será una zancadilla permanente. Ayer Aníbal Fernández acusó a Lanata por el resultado y Máximo Kirchner, de madrugada y exaltado, disparó sus mejores diatribas contra Clarín y “los medios”.
Epílogo: No hay que olvidar que aún hay que votar el 22 de noviembre en una segunda vuelta, que será una elección diferente en su concepción, de la primera. La pregunta es si Cristina seguirá tratando de condicionar a Scioli con sus zancadillas, y además, cómo estará de reflejos el postulante para esquivarlas.