Resulta necesario repasar los actos del presidente respecto de Mendoza para explicar en clave política por qué el gobernador terminó viendo desde aquí la asunción de Gabriel Boric en Chile.
Por qué Fernández ningunea a Suarez
"Alberto va a donde mejor lo tratan, quiere terminar su mandato lo más tranquilo posible. ¿Por qué debería hablar con Suarez que lo agrede públicamente o laudar a favor de una provincia que lo aborrece?". El dicho corresponde a un observador peronista que busca explicar la lógica del presidente en su la relación con el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez.
Institucionalidad y decoro quedan de lado en este análisis de la política doméstica donde se ignora a los rivales y se privilegia a los amigos.
Es una articulación tribal que se da en todos los estratos políticos de este país que es un esbozo de república. En realidad Mendoza no se ha distinguido por ser una provincia privilegiada aún cuando el color del gobierno nacional ha coincidido con el de este territorio. Pero en este caso es muy evidente y sostenido. Suarez y Alberto Fernández se vieron por última vez en público el jueves 3 junio de 2021 en el predio de IMPSA. Cuando Alberto dijo que "Mendoza también es Argentina". Como si fuera necesario decirlo.
Suarez saludó a Boric, con un "palo" para Alberto
Un GPS para Alberto
Si tomamos este último tiempo marcado como el periodo pandémico al mismo Alberto le hace falta reafirmar aquel dicho de junio del año pasado en Maipú.
En este contexto de ninguneo persistente para con Suarez y con Mendoza, de parte del presidente, era necesaria su reflexión en clave de discurso conciliador. Él mismo debía convencerse que estaba en territorio argentino y que les hablaba a quienes habitan este lugar desarrollado al pie de la cordillera del lado este del macizo andino (del centro a la derecha de la cadena montañosa), o sea que le hablaba a parte de la población argentina. Aquel día nos reconoció.
Portezuelo sin viento (a favor)
El recordatorio por la discusión en torno del proyecto hidroeléctrico Portezuelo del Viento (PDV) pensado sobre el Río Grande en Malargüe resurgió ayer viernes 11. La memoria se activó provocada por el nuevo gesto de indiferencia de la Nación con Mendoza al no incluir a Suarez en la comitiva oficial que viajó a Chile para asistir a los actos de asunción del nuevo presidente trasandino Gabriel Boric. En cambio sí lo hizo con Sergio Uñac el peronista gobernador de San Juan a quien el presidente lo ve como un aliado y referente de la región Cuyo.
Ver: Mendoza y Chile: vínculo centenario, político, económico y cultural
Para hacer honor a la verdad, hay una mendocina en esa excursión oficial, la peronista diputada nacional y sanrafaelina Liliana Paponet quien le dijo al POST no saber por qué fue elegida para integrar la delegación oficial. "No sé cuál fue el criterio sobre la conformación de la comitiva. Lo cierto es que me invitaron a participar y por supuesto acepté. Y desconozco de los dicho del gobernador, por lo que no podría opinar", dijo Paponet una beneficiada tribal, desde Chile.
Este nuevo desaire hizo recordar que hoy sábado 12, se cumplen 37 días (desde miércoles 2 de febrero) que el gobernador anunció que le pediría al presidente una reunión oficial para buscar una salida a PDV. También que se cumplen hoy, 19 días corridos, desde el lunes 21 de febrero, que Suarez hizo el pedido formal de laudo para que Fernández se expida a favor o en contra de la obra dentro del COIRCO el comité de cuenca del Río Colorado (del cual el Grande es afluente). Dentro de ese organismo interjurisdiccional el principal objetor de Portezuelo es el Estado de La Pampa cuyo gobernador Sergio Ziliotto es peronista y amigo del presidente.
Suarez se queja del frío
En tanto el oficialismo local, el radicalismo mendocino se extrema en presentarse como víctima del frío presidencial y denuncia insistentemente cada situación que tiene oportunidad. Como la carta a Boric que le envió el gobernador saludándolo por su asunción presidencial.
Tomando un poco de distancia y viéndolo en perspectiva, se ve como una exageración poner en letra oficial su malestar porque se quedó fuera de la fiesta chilena, porque Fernández no lo invitó, cuando en realidad es un episodio de cocina doméstica. Definitivamente no hacía falta ese rezongo en forma de carta protocolar.
Y proyectando este escenario dual, se irán acentuando los roles a medida que nos acerquemos al electoral 2023, con Fernández dando la espalda a Mendoza y abrazando a La Pampa y con Suarez quejándose de ese desdén de la Casa Rosada.