Bitcoin: la cripto de ocho ceros que permite estar al alcance de la mano

 Plantearse por primera vez la compra Bitcoin (Btc) sin saber nada de la criptomoneda puede mutar en una rápida desilusión. Basta ver el precio de 1 Bitcoin cotizado en varios miles de dólares para renunciar en el acto a semejante aventura.

Sin embargo, esta primera impresión es equivocada porque sí se puede comprar U$S1 dólar en Bitcoin, aunque es difícil encontrar esa opción ya que cualquier exchange (casa de cambio on line) donde cotiza, exige una compra mínima de 10 o 20 dólares.

El precio por estas horas de 1 Btc ronda los 40 mil dólares pero no hace falta semejante cantidad para experimentar. Se pueden comprar Bitcoin por 10 dólares, valor por el que efectivamente nos pagarían hoy 0,00025000 Btc. También se puede comprar Bitcoin con pesos de los nuestros, de los otros y con casi cualquier moneda del mundo.

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Esto puede hacerse porque una de las virtudes de Bitcoin y de todas las criptomonedas que vinieron después, es su capacidad para fraccionarse en mucho más decimales que las monedas tradicionales que conocemos, las que no son digitales sino de papel o metal.

Cualquier unidad de una moneda de curso legal, sean dólares, pesos, euros, yenes, etc., se dividen como máximo en 100 céntimos. Así, por ejemplo, 1 peso se divide en 100 centavos siendo su unidad mínima 1 centavo o $0,01. Ocurre lo mismo con 1 dólar, cuya mínima expresión es 1 penny (equivalente de nuestro centavo) y también expresado en una cifra idéntica: U$S 0,01. Es la mínima fracción posible de nuestras monedas.

¿Por qué entonces las criptomonedas tienen más ceros? Sencillísimo: porque pueden. Su naturaleza tecnológica digital se los permite. Es acá donde viene la parte increíble que le da otro toque de ciencia ficción futurista a las criptos: un Bitcoin puede dividirse en 100 millones de partes, contra la unidad de las monedas tradicionales que sólo pueden dividirse en 100 partes.

De este modo, la unidad mínima de 1 Btc es 0,00000001. A estos "centavitos" interminables de Btc se los llama Satoshi. Vale decir, la unidad mínima de 1 Btc es 1 Satoshi, nombrado así en honor a Satoshi Nakamoto, el programador japonés a quien se le adjudica la invención de Bitcoin, a quien nadie conoce, nunca se lo ha visto, no existen fotos de él y solo dan fe de su existencia un puñado de afortunados colegas que mantuvieron contacto por mail y fueron los primeros en recibir de Satoshi el programa de Bitcoin listo para ejecutarlo en sus computadoras.

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Originalmente no se denominó igual a todos los centavos de Bitcoin. Fueron divididos en deci-bitcoin, centi-bitcoin, mili-bitcoin, micro-bitcoin y satoshis, pero con el tiempo y el uso, en la jerga diaria del criptomundo se denomina como Satoshi a todos los decimales ubicados a la derecha de la unidad de Bitcoin.

Para ser prácticos lo explicamos como en la escuela:

1 Btc = una unidad de Bitcoin

0,1= una décima parte

0,01= una centésima parte

0,001= una milésima parte

0,0001= una diez milésimas

0,00001= una cien milésima parte

0,000001= una millonésima parte

0,0000001= una diez millonésima parte

0,00000001= una cien millonésima parte = 1 satoshi

Esta particularidad le da a Bitcoin una flexibilidad muy ventajosa. Le permite llegar a niveles de cotización altísimos e impensados, como los 69 mil dólares de noviembre pasado, gracias a que la unidad cripto se puede dividir en 100 millones de partes y por lo tanto, sigue siendo accesible para cualquier persona que quiera comprar por 10 dólares o 2 mil pesos una parte de Bitcoin, lo que lo mantiene muy activo el intercambio y la cotización en la oferta y demanda en el mercado cripto.

Para que se entienda la comparación, si 1 dólar costara hoy unos 8 millones de pesos en Argentina, que es lo que está valiendo 1 Btc, como mínimo tendríamos que pagar 80 mil pesos por un centavo de dólar. Más abajo no se podría ir.

Por supuesto, esa flexibilidad no es la razón central del éxito de Bitcoin. Casi todos los miles de criptomonedas que andan dando vuelta se fraccionan igual que Bitcoin, pero no llegan ni al 1% de su valor de cotización.

No es en vano decir que esta naturaleza de las criptomonedas es propia de su tiempo y el ecosistema en el que se mueven, que es electrónico, digital, sin necesidad de ser impresas, ni de usarlas físicamente para llevarlas en un bolsillo.

Si un extraterrestre hubiera descendido en Argentina en 1981 ofreciéndonos Bitcoin con la novedad de que se podía fraccionar 100 millones de veces, se la hubiésemos tirado por la cabeza. No habría habido almacenero o comerciante que hubiese aguantado hacer cuentas con ocho decimales a puro papel y lápiz. Además, tampoco estábamos tan atrasados. El país había alcanzado el récord jamás superado, de emitir el billete de 1 millón de pesos.