Prescindir de carne con alto contenido graso, facilita el vaciado gástrico y elimina la sensación de pesadez.
Esta carne tiene menos grasa que una costeleta y muchos más minerales
En pleno debate sobre el consumo de carne roja (y ni hablar de su precio) muchos se decantan por la carne blanca, también rica en proteínas y baja en grasa.
Si bien es cierto que aportan menos hierro al organismo respecto al consumo de carne roja, las proteínas que aporta son de un mayor valor biológico.
La carne roja contiene grasas saturadas que no son beneficiosas para el organismo. Prescindir de carne con alto contenido graso, facilita el vaciado gástrico y elimina la sensación de pesadez.
La carne blanca, al no tener grasas saturadas, no contribuyen a subir el colesterol, además de ser más fáciles de digerir, facilitando el tránsito intestinal y previniendo el estreñimiento.
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La carne blanca, además, es una fuente importante de vitamina B3, que ayuda a algunas enzimas a funcionar correctamente y mantener la piel, los nervios y el aparato digestivo saludables. Al igual que de B6, vital para el desarrollo y mantenimiento cerebral, nervioso e inmunitario; y B12, que ayuda a conservar sanas las neuronas y los glóbulos sanguíneos.
Una ración de carne blanca, por ejemplo, de perdiz aporta alrededor de tres veces la cantidad necesaria de B12, el 100% de la cantidad diaria recomendada de B3 y el 40% de B6. Es baja en sodio, haciéndola perfecta para hipertensos, también es fácil de digerir e inclusive actúa de protector gástrico.
La carne de perdiz aporta 106 kilocalorías por cada 100 gramos, dos de grasa y 23 de proteínas que incluyen aminoácidos esenciales, por lo que con una ración de 200 gramos casi se alcanzaría la cantidad de proteínas recomendadas diarias.
Por eso, las dietas que incluyen esta carne están especialmente pensadas para personas que quieran adelgazar o ganar músculo.
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