Pese a sus lamentos, Leandro Suárez fue imputado por homicidio agravado, delito por el cual puede recibir la pena máxima.
El acusado de matar al kiosquero lloró y pidió que no le den la perpetua
El presunto asesino de Roberto Sabo, kiosquero de La Matanza, se largó a llorar frente al fiscal a cargo de la investigación y pidió que no le den la prisión perpetua. Leandro Suárez acudió este lunes a la indagatoria, se negó a declarar y pidió "por favor" que no le pidan la pena máxima que prevé el sistema penal argentino.
"Me quiero morir", expresó el imputado por el crimen ante el fiscal Federico Medone. Más allá de su desesperado pedido, fue imputado por los delitos de homicidio criminis causae, robo calificado, hurto de vehículo y portación ilegal de arma de fuego de uso civil agravados por la participación de un menor. De hecho, el delito de homicidio que le imputaron prevé la pena de prisión perpetua.
Por otro lado, la adolescente de 15 años que iba con él en el auto fue alojada en un centro de menores por una medida de seguridad pedida por el fiscal de Menores Pablo Insúa. "Estimamos que será prorrogada, pro lo que no creemos que vuelva a su casa en las próximas semanas", aseguró el fiscal.
Leandro Daniel Suárez (29) estuvo preso por robo y hurto hasta agosto de 2020. Pasó casi seis años en el Penal de Ezeiza por esos delitos.
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Así fue el asesinato del kiosquero
El hecho ocurrió alrededor de las 14 del domingo, cuando Sabo fue asaltado y asesinado de al menos seis balazos en el interior de su kiosco.
Un testigo fue quien alertó a la Policía cuando el asesino salió del local y se fugó con su cómplice en un Ford Focus color negro, que había sido robado minutos antes a mano armada a un remisero que se encontraba por la zona.
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Los voceros detallaron que en medio de la huida, los dos delincuentes que iban en el auto chocaron contra un árbol en el cruce de las calles Saavedra y Alvear, tras lo cual ingresaron a un supermercado con la intención de simular unas compras y cambiarse la vestimenta para no ser reconocidos.
De allí, ambos huyeron en una moto robada a un repartidor, aunque fueron alcanzados por efectivos de la comisaría 2da. de Ramos Mejía en avenida de Mayo y Rivadavia.
En poder de los sospechosos se hallaron cinco teléfonos celulares, dinero en efectivo, un revólver calibre 22 con cuatro vainas intactas y una servida.