Los ejes de gestión en los que se apoyó el gobierno de Cambia Mendoza corrieron de la mano de una ola nacional anti kirchnerista, que el PJ local no supo o no pudo conjugar.
Triunfo imponente, derrota dolorosa
El resultado final de estas PASO que rehicieron el mapa político de la Argentina tiene en Mendoza un capítulo particular, que excede los análisis y explicaciones "nacionales". Está claro que el kirchnerismo-peronismo sufrió una derrota importante e inesperada en todo el país. Los candidatos del Frente de Todos perdieron en la Provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Jujuy, Salta, toda la Patagonia, Corrientes, Tucumán y varios distritos más. El FdT sólo consiguió más votos que la oposición en un puñado de provincias empobrecidas y clientelares, el conurbano bonaerense, y San Juan. Si el resultado electoral se repitiese en noviembre, el oficialismo perdería su mayoría en senadores y sería la segunda fuerza en diputados nacionales. En ese caso, el gobierno de Alberto Fernández podría tener fecha de vencimiento. Las pésimas gestiones de la economía y sus emergentes de estancamiento, inflación y pobreza; de la pandemia, del plan de vacunas (sólo 18,4 millones de argentinos pudieron completar el esquema con las dos dosis), la destrucción del comercio y la industria, los cepos, y los gestos de soberbia y de privilegios como el famoso cumpleaños de Olivos, serían motivos más que suficientes para una nueva derrota.
¿Cómo inscribir el resultado de Mendoza en este panorama?
El gobierno mendocino, particularmente Rodolfo Suarez, sus ministros, los intendentes de Cambia Mendoza, lograron gestionar la pandemia "cuidando la salud" de sus ciudadanos, pero a la vez, sosteniendo la educación presencial, el trabajo, el funcionamiento de las empresas, y -medianamente- de la sociedad. Libertad y responsabilidad para cuidarnos entre todos, fue el lema que mantuvo a la sociedad mendocina remando con todo y con la vista fija en la luz al final del túnel de la pandemia. Ya lo dice el Canto a Mendoza, más conocida como la Marcha de la Vendimia. Esta tierra es la que "acunó la libertad". No fue el resultado sanitario de Mendoza, trabajando y estudiando, peor que en lugares gestionados por el Frente de Todos, que vivieron encierros asfixiantes y cuarentenas eternas.
La boleta del frente Cambia Mendoza resultó, a la vez, poderosa. Dos ex gobernadores de prestigio como Alfredo Cornejo y Julio Cobos encabezaron las listas. Y fueron acompañados por Rodolfo Suarez, el gobernador en ejercicio que disfruta de niveles de aprobación superiores al 70 %, cuando está cerca de promediar su mandato.
Ver también: Todos los resultados de las PASO en Mendoza
La gestión de la pandemia llevó a inevitables peleas del gobierno mendocino con el gobierno nacional, ya sea por los respiradores, cuando inició la pesadilla del coronavirus, por los recursos discrecionales, por las vacunas, por aquello de volver o no volver a la fase 1 de encierro, por las clases presenciales (el ministro de Educación Nicolás Trotta dijo que Mendoza era irresponsable al dictar clases en las escuelas, apenas semanas antes de decidir lo mismo para todo el país, con las elecciones encima). También hubo tirones por el manejo de la cuarentena, de los viajeros, de los varados, del turismo, del tráfico aéreo, de la economía, de la ayuda a las empresas. Qué decir de las fricciones por Portezuelo del Viento, con La Pampa en el medio. Hoy lunes la vida sigue, y esta semana el gobierno local va a insistir para que Alberto libere el ingreso de turistas chilenos, en una prueba piloto. Finalmente, todas aquellas reyertas entre Nación y Provincia fueron construyendo el núcleo de la nueva campaña electoral del oficialismo local: Cuidá Mendoza. Una frase muy poderosa, con un contenido político, económico, afectivo, imposible de igualar para otras fuerzas políticas.
Cambia Mendoza logró apropiarse además de un bien intangible. La "mendocinidad". Un patrimonio político que alguna vez fue de los gansos en el antiguo PD, y que un grupo de entusiastas acuñó en la marca "Mendo Exit". Pero el gobierno logró en la gestión de la pandemia quedarse con ese tesoro, el espíritu mismo de los mendocinos.
Peronistas
Era muy difícil, impensable para el peronismo mendocino, un triunfo del Frente de Todos en esta provincia. Pero sí tenían una expectativa de "mínima" de alrededor de 25 puntos, y una de máxima superando los 30. Estuvieron en la banda inferior del resultado, por varias razones. Una de ellas fue la falta de "foco", la ausencia de una guía para traducir lo que verdaderamente querrían haber ofrecido a los mendocinos. Entonces, mientras Suarez, Cornejo, Cobos, Mariana Juri, Pamela Verasay ofrecían libertad, rebeldía, escuelas abiertas, economía funcionando, turismo, y reuniones familiares y de amigos, el PJ atinó primero a ofrecernos ser amigos de Alberto y Cristina, para ir a conseguir recursos, acuerdos, obras, lo que fuere. Luego, reconocieron por semanas que las cosas "no salieron" como se esperaba. ¿Por qué la gente habría de votarlos, entonces? En paralelo, mientras el PJ local se desvivía por montar su cara más amable en una campaña sin agresiones, el gobierno nacional de Alberto y Cristina mantuvo encerrada a la gente por meses, gestionó de modo pésimo el plan de vacunación, perdieron meses enteros en conseguir la mayor variedad posible de vacunas por un capricho ideológico y la arrogancia de un sector del gobierno, y como corolario de todo aquello, existieron las vacunas VIP, las vacunas militantes, los 113.402 muertos, y las fotos del cumpleaños de Fabiola en Olivos. Junto a una macroeconomía destrozada por mala praxis, el viento en contra se puso muy fuerte. Puede que por eso el presidente y la vice no figuraron en la campaña del peronismo local, que armó una lista con lo mejor que pudo ofrecer: intendentes como Roberto Righi o el llamativo Martín Aveiro, que ganaron bien en sus territorios, más el poder territorial de los Bermejo y Matías Stevanato en Maipú y los Félix en San Rafael, que al final tropezaron "en casa" contra los candidatos de Cambia Mendoza. Tampoco alcanzó con la postulación de la principal dirigente peronista de la provincia, Anabel Fernández Sagasti, para hacer una buena elección. Entre la "mochila" nacional, los errores en el enfoque de la campaña local, y la oferta poco tentadora de ser subsidiarios del gobierno nacional, el peronismo local terminó redondeando uno de los peores resultados en elecciones legislativas, desde 2001 (el último triunfo del PJ en elecciones de medio tiempo) hasta hoy.
El resultado en Mendoza tiene otros puntos de interés. El "voto bronca" de más de un 9 % de votos en blanco es un llamado de atención a la clase política. Es casi el doble de votos sin dueño ni destino que la media nacional producida en las PASO de este domingo. Y hubo más de un 3 % de votos impugnados. La participación sí fue mejor que la nacional, ya que superó el 70 %.
La debacle jurásica
Las PASO de este domingo marcaron además un réquiem para el antiguo Partido Demócrata. La soberbia, los celos políticos, la falta de perspectiva y de renovación, son pecados graves. Los dirigentes más progresistas del PD se fueron a otros partidos, que terminaron en Cambia Mendoza. Se quedaron con el sello y los organismos partidarios un grupo jurásico y resentido, que acordó con la Coalición Cívica de Gustavo Gutiérrez, y con el Mendo Exit, que empezó como un eslogan y una marca simpática, vacía luego de contenido. El magro 3,43 % de los votos conseguidos es el peor resultado del PD desde 1983. Lo exiguo de sus votos compromete la participación de esta alianza en las elecciones generales de noviembre.
El voto del sector emprendedor, empresario, comerciante, distribuido en las listas Cambia Ya (dentro de Cambia Mendoza), con Rodolfo Vargas Arizu a la cabeza y la del Partido Federal con Carlos Iannizzotto estuvieron en lo esperable, con entre el 3 y el 4 % de los votos. Habrían construido una tercera fuerza aceptable junto al PD, por ejemplo.
Para el final, los números indican un triunfo contundente de Cambia Mendoza, aunque no fue el más resonante conseguido por los radicales y sus aliados. Ganaron todas las de medio término desde 2005. El resultado más abultado lo consiguieron en 2009 (más de 20 puntos de ventaja) y la de ayer parece haberse estabilizado en 18 puntos a favor del oficialismo. Si el resultado de estas PASO se repite en noviembre, habrán hecho su segunda mejor elección legislativa desde 2001.
¿Qué dice la gente, cuando vota? Buena parte del país que hace dos años votó por el peronismo, ahora lo hicieron por Juntos por el Cambio. Hay una demanda muy fuerte de cambio de rumbo. En el caso de Mendoza, fue exactamente al revés. Y una mayoría contundente le marcó al gobierno provincial que deben mantenerse firmes, con el timón bien agarrado, para alejarse del gobierno nacional cuanto les sea posible.