Un nuevo estudio certifica que hay dos capacidades que mejoran con el paso de los años.
Las dos funciones cerebrales que mejoran después de los 58 años
Un estudio del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, indica que hay dos funciones mentales que mejorarían con el paso de los años, precisamente luego de los 58 años.
Estas capacidades nos permiten atender a nueva información y centrarnos en lo que es importante en una situación determinada. Ambas subyacen a aspectos críticos de la cognición como la memoria, la toma de decisiones, el autocontrol e incluso la navegación, las matemáticas, el lenguaje y la lectura.
"Estos resultados son asombrosos y tienen importantes consecuencias para la forma en que debemos ver el envejecimiento", reveló el investigador principal del estudio, Michael T. Ullman, profesor del Departamento de Neurociencia y director del Laboratorio de Cerebro y Lenguaje de Georgetown.
"La gente asumió de forma generalizada que la atención y las funciones ejecutivas disminuyen con la edad, a pesar de los intrigantes indicios de algunos estudios a menor escala que planteaban dudas sobre estas suposiciones. Pero los resultados de nuestro gran estudio indican que elementos críticos de estas habilidades en realidad mejoran durante el envejecimiento, probablemente porque simplemente practicamos estas habilidades a lo largo de nuestra vida", sostiene el experto.
Según publicó La Nación, los componentes que estudiaron son las redes cerebrales implicadas en la alerta, la orientación y la inhibición ejecutiva. Cada una de ellas tiene características diferentes y depende de distintas áreas cerebrales y de distintos neuroquímicos y genes. Por lo tanto, Ullman y Veríssimo razonaron que las redes también pueden mostrar diferentes patrones de envejecimiento.
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La alerta se caracteriza por un estado de mayor vigilancia y preparación para responder a la información entrante. La orientación implica el desplazamiento de los recursos cerebrales hacia una ubicación concreta en el espacio. La red ejecutiva inhibe la información que nos distrae o que entra en conflicto, lo que nos permite centrarnos en lo qué es importante.
La hipótesis de los investigadores es que, dado que la orientación y la inhibición son simplemente habilidades que permiten a las personas atender selectivamente a los objetos, estas habilidades pueden mejorar con la práctica a lo largo de la vida. Ullman y Veríssimo sugirieron que los beneficios de esta práctica pueden ser lo suficientemente grandes como para compensar el declive neuronal subyacente. En cambio, creen que la alerta disminuye porque este estado básico de vigilancia y preparación no puede mejorar con la práctica.
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