La explicación a una de las conductas más habituales y un raro mecanismo que se conecta con la infancia felina.
¿Por qué los gatos "amasan" y que sienten?
En diversas oportunidades se ha planteado las diferencias entre un ser humano y un animal, entre algunas de ellas se destaca la carencia de pensamiento abstracto y la imposibilidad de percibir un futuro consciente.
No obstante, aunque los animales, no reconozcan a su madre como tal, fuera de su período de cría y amamantamiento, mantienen un marcado recuerdo de la imagen materna y de los días pasados con ella, desde su infancia hasta el final de sus tiempos.
El ser humano no tiene, aparentemente, memoria de sus días antes de los dos años de edad. No recuerda, en términos generales, nada concreto que haya ocurrido antes de esa edad. Esto no quiere decir que no haya marcas de episodios anteriores en el inconsciente que establezcan patrones de comportamiento, a veces muy serios e importantes.
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Lo mismo ocurre en los animales. En ellos el placer supremo, la referencia de la extrema felicidad, siempre se vincula con el amamantamiento o con las conductas que ha desarrollado la madre con el cachorro.
Así se conservan en la memoria del gato adulto, probablemente en forma y profundidad casi inconsciente, aquellos momentos de felicidad y placer experimentados durante la primera etapa de su vida, cuando era cachorro y disfrutaba del alimento y del chupete biológico que le ofrecía la teta de mamá. Esos momentos, son para él un ícono del placer.
Todo acto que le dé placer en su vida cotidiana adulta, lo remontará a aquel placer de las sensaciones de la infancia y su intensidad resultará de la comparación de lo actual con esos hechos relacionados con la madre, ocurridos durante aquella época infantil.
De esa forma, cuando el gato adulto siente placer, sea por lo que fuere, compara esa sensación actual refiriéndola a otros hechos ocurridos en etapas iniciales de su vida. Dicho de otro modo, si un gato adulto lleva a cabo una acción cualquiera que le reporte placer actuará remedando aquellos momentos de amamantamiento que son, sin duda, su máxima referencia de felicidad.
Es por eso que a un gato se siente feliz cuando se acerca a su dueño o cuando está en sus faldas "amasa" como cuando amasaba la teta de la mamá en su infancia. De todos modos, es imposible de negar: en algunas especies, entre ellos el perro y el gato, la felicidad adulta está casi siempre asociada con la satisfacción percibida.
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