El acusado del asesinato se dedicaba al trading. Habría hecho que su familia vendiese bienes para invertir en un esquema Ponzi que involucró a unos 40.000 sanrafaelinos. El asesinato: 10 puñaladas, fósforos, nafta y un cambio de ropa.
La sombra de Ganancias Deportivas en el crimen del periodista
Luziano Moreno (30). Periodista, joven repleto de sueños y ya cansado de este país, como muchos. Se iba a España con su novia Julieta el mes que viene. Había vendido todo lo que pudo en el Marketplace de Facebook para hacerse de dólares. El jueves a la tarde iba a comprarle divisas a Pablo Rivas Stewart (27). Unos 22.000 dólares, que nadie sabe si existieron o no. La transacción no ocurrió. Rivas, el vendedor y ex empleado judicial, fue a la cita con un cuchillo mediano. Además, llevaba una mochila con ropa, una botella pequeña con nafta y una caja de fósforos grandes de madera. Hubo una discusión y un asesinato. Todo ocurrió en la calle L. Suarez del Barrio Bombal de Ciudad, a metros de la Plaza Belgrano y del colegio Pablo Nogués, sobre la calle. Discutieron, y Rivas le terminó dando diez puñaladas en el cuello a Luziano. Cinco, de derecha a izquierda, y luego, otras cinco desde el otro lado. Luziano alcanzó a tirar las llaves de su auto VW Fox color blanco por la ventanilla, probablemente tratando de evitar la huida de su atacante. Pero Rivas se bajó, rodeó el auto por delante, corrió a Luziano hacia el lado del acompañante y huyó a toda velocidad. Luziano Moreno aún habría estado vivo. Un vecino que vio la discusión y el ataque llamó al 911 alrededor de las dos y media de la tarde. A Rivas lo agarraron enseguida, en la calle Segundo Sombra de Godoy Cruz, a unos 200 metros del cruce con Perón Norte. El policía de la UMAR que lo encontró, lo vio cambiándose de ropa e intentando descartar la que llevaba puesta, manchada de sangre. La escena del crimen estaba completa. La víctima, el asesino, el arma, el dinero, el automóvil y los elementos con los que Rivas pensaba deshacerse del cuerpo de Luziano Moreno. Hasta allí, el caso. La fiscal de Homicidios Claudia Ríos imputó al sospechoso por homicidio "criminis causa", es decir, el asesinato para ocultar un robo, cuya pena es la de prisión perpetua.
Luego, comenzaron las preguntas.
Los personajes
En un país normal y con una economía sana y equilibrada, tal vez Luziano "Lucho" Moreno y Pablo Rivas no se habrían conocido. Y Moreno podría haber comprado cuantos dólares necesitase en una casa de cambio en el centro de Mendoza, o en un banco. Pero por el "cepo" y las limitaciones para el acceso de divisas, mucha gente hace operaciones "paralelas" de compra de dólares o de euros -especialmente- en cuevas clandestinas, a arbolitos, o a "cambistas" de confianza. Al borde de la ley. De todos modos, quienes le conocieron dicen que Luziano Moreno era cuidadoso en sus transacciones. No le compraba dólares a cualquier persona, según un testimonio al que accedió este diario de alguien que trató con víctima y victimario. La del jueves habría sido la primera operación entre Rivas y Luziano Moreno. No se conocían. Los presentó un amigo del periodista asesinado, que ya había hecho una operación de divisas con Rivas. Solo que esta vez terminó en un desastre.
Los hechos del caso están bastante claros. Ahora, la fiscalía indagará en el móvil del crimen. ¿Por qué Pablo Rivas, quien habría hecho varias operaciones anteriores, necesitaba robarle a Moreno los cuatro millones de pesos? Los 22.000 dólares nunca aparecieron. Rivas dijo, ni bien lo capturaron "in fraganti", que cuando le entregó los dólares a Luziano, pasó un conductor en motocicleta y se los llevó. La versión ya estaría desmentida, aunque esa declaración no tiene ningún valor judicial. De hecho, Rivas ya se negó a declarar ante la fiscal. Además, en esa zona del Bombal hay varias cámaras, ya sea de los vecinos, como un "domo" del Ministerio de Seguridad en L. Suarez e Isabel La Católica, en 360, que toma todo el sector.
A medida que pasaron las horas fueron trascendiendo datos sobre las actividades y personalidad de Rivas, el acusado del homicidio.
Pablo Rivas Stewart tiene 27 años. Fue empleado judicial hasta diciembre de 2020. Trabajaba en la Oficina de Gestión Administrativa Matutina del Tribunal Penal Colegiado Número 1 del Poder Judicial de Mendoza. Antes, se había desempeñado en la justicia de San Rafael, de donde es oriundo. Y es muy conocido en el sur, por sus actividades deportivas y sociales. Su hermana Carla Rivas fue reina departamental de la Vendimia en 2008. Rivas renunció a su trabajo en 2020, aduciendo "razones particulares", según consta en su expediente laboral. ¿Qué hizo? ¿A qué se dedicó después? ¿Cómo tenía 22.000 dólares para vender, si es que existieron? Hay algunas pistas. Fuentes sureñas que conocen la trama, indicaron que Rivas era uno de los "inversores" de la empresa Ganancias Deportivas. Uno de los 40.000 sanrafaelinos que vendieron bienes y dejaron sus trabajos para ponerlos en esa iniciativa que prometía un rendimiento del 20 % mensual en euros, y que es investigada por la justicia como una estafa piramidal del tipo "Esquema Ponzi". Es decir, ganan los primeros, que cobran el dinero de los nuevos "inversores", pero en algún momento el sistema colapsa. En San Rafael son conocidos los casos incluso de funcionarios y empleados de varias reparticiones que han puesto decenas de miles de pesos en Ganancias Deportivas, que tiene origen en España y sede en Costa Rica y ni un documento que la certifique como empresa legal en la Argentina. Los damnificados podrían ser miles en el sur. Un dato vincularía a Rivas con este esquema Ponzi que es investigado como una estafa. "Habría convencido a su familia de vender de todo, bienes, para ponerlos en Ganancias Deportivas" indicó una fuente. Ese dato ya estaría en la justicia, para ser profundizado. Otro testimonio dice que Rivas se dedicaba al "trading" y a la caza de inversores. Y al cambio de divisas. ¿Tenía el acusado del crimen algún tipo de deuda inmanejable? ¿Qué lo llevó a intentar robarse cuatro millones de pesos, a matar, en un caso que jamás podía salir bien? Al final, lo que ocurrió es que Rivas mató a Luziano "Lucho" Moreno en pleno barrio Bombal, a una hora a la que circula gente, en una zona llena de cámaras. Y luego huyó en el auto de la víctima, y pretendió prenderlo fuego al final de una calle en la que hay un baldío, pero varias casas bastante cerca. No podía salirle bien. Ahora, la fiscal Ríos investigará si en la actividad financiera de Rivas hay un móvil para el crimen.
Poco se sabe de la personalidad de Rivas, más que la sorpresa que muchos de sus conocidos dijeron manifestar, en redes sociales. Pero llamó la atención un posteo de alguien que le conoció, y lo sindicó como una persona violenta a través de un posteo en Twitter:
Qué sigue
No hay dudas acerca de la autoría del crimen. La diferencia estará en el tipo de pena que le caiga a Rivas. Si la fiscal logra mantener la imputación, será prisión perpetua. Si la defensa consigue cambiar la calificación, o atenuantes, podría ser homicidio simple, de 8 a 25 años de prisión. Por eso es clave indagar en el móvil del asesinato, y la premeditación. En el auto de Luziano Moreno, la víctima, estaban el cuchillo mediano de hoja simple, del tipo de los que se usan en asados, una botella de medio litro de combustible, y la caja de fósforos. Además, una mochila, y una muda de recambio que Rivas se estaba poniendo cuando lo interceptaron con todo, incluso el cuerpo de la víctima. Será muy difícil sostener para la defensa que no hubo una planificación del asesinato. Habrá que ver si en el rastreo del historial de navegación y de los mensajes entre víctima y homicida, hay más datos. Los teléfonos de ambos están secuestrados. ¿Hay lugar para alegar "emoción violenta"? Es muy difícil. La forma del ataque indicaría incluso algún tipo de plan. Cinco puñaladas de cada lado del cuello, y en sentido inverso unas de otras. Rivas es un deportista de gran fortaleza física. Además habría actuado de forma racional. Inmovilizó a Moreno, le atacó, se bajó a recoger las llaves del auto, corrió a su víctima de asiento, y arrancó en su huida de corto alcance, a intentar descartar el cuerpo.
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El lunes habría novedades judiciales. La familia de Moreno se va a presentar como querellante, es decir, como víctimas y afectados particulares. La querella es una fiscalía más. Puede aportar pruebas, acceder al expediente, e interrogar al acusado. Y Rivas tiene defensa particular. Su abogado será Luis Leiva, el ex juez federal, uno de los más conocidos del foro local.
Foto de portada: Pablo Rivas Stewart, el acusado. Imagen de Facebook.