El 31 de mayo se celebró el "Día Mundial Sin Tabaco", ocasión que muchas instituciones públicas y privadas aprovechan para concientizar acerca del peligro de su consumo en todas sus formas.
Una semana libre de tabaco
La Obra Social, a través de la Unidad de Prevención y Cesación Tabáquica, brinda algunos datos para que conozcas el riesgo de fumar en pandemia y encuentres la oportunidad de superar esta adicción.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado al tabaquismo como la principal causa prevenible de enfermedad, discapacidad y muerte, es responsable del 16% de muertes cardiovasculares, el 95% de los diagnósticos de EPOC y 90% en los casos de cáncer de pulmón, además, el 13,2% de las muertes en Argentina son atribuibles al tabaco, por lo que 40.000 personas mueren por tabaquismo.
Se trata de una epidemia industrializada, ya que las tabacaleras invierten billones de dólares en mantener clientes y, ante el descenso relativo del número de fumadores, se reinventan y ofrecen otras formas de consumir nicotina como el cigarrillo electrónico, Juul, Iqos y otros vapeadores.
No existe una dosis segura, debemos saber que el humo de tabaco es un cancerígeno tipo A, el tabaquismo es tan nocivo que mata a la la mitad de sus consumidores.
Algunas de las enfermedades más severas, generalmente, aparecen 20 años después de comenzar el consumo, presentando escasos síntomas, además es un gran contaminante del medio ambiente, ya que una colilla contamina hasta 50 litros de agua, nuestra provincia no está exenta de esta problemática.
Según la última Encuesta Nacional de Factores de riesgo presentada en 2018, el 26 % de la población adulta de Mendoza fuma.
La OMS también lo ha definido cómo una enfermedad crónica adictiva y recidivante, si bien la decisión inicial de consumir cigarrillos puede ser voluntaria, con el correr del tiempo ocurren cambios en el cerebro que pueden llevar a la mayoría de los fumadores a una triple dependencia física, psicológica y social.
La nicotina es la principal sustancia responsable de la adicción física y psicológica, esta llega al cerebro aproximadamente 10 segundos después de que el fumador inhala la primera bocanada.
Una vez adentro, se une a receptores nicotínicos ubicados en las neuronas de sitios específicos del cerebro que se relacionan con el mecanismo de todas las adicciones en general.
Allí produce la liberación de diversas sustancias, entre ellas la dopamina que participa del sistema de recompensa o gratificación, permitiendo sentir sensaciones agradables que luego se buscan una y otra vez, iniciándose así la dependencia.
Pero también intervienen otras zonas del cerebro que liberan diferentes sustancias como noradrenalina, que son las que producen las sensaciones desagradables que generalmente llamamos "síndrome de abstinencia".
El fumador para aliviar este malestar, pérdida de concentración, nerviosismo o dolor de cabeza, vuelve a fumar. Esta es la trampa por la que la mayoría cree que "el cigarrillo tranquiliza", cuando en realidad la nicotina es una sustancia estimulante, si el fumador sintió alivio de estas sensaciones desagradables, es porque en realidad eliminó los síntomas de abstinencia.
Este circuito de placer y displacer va generando, a lo largo del tiempo, cambios en la estructura y la sensibilidad de los receptores nicotínicos, que son la base de la dependencia física al tabaquismo.
Desde el punto de vista psicológico podemos decir que los fumadores dicen que lo hacen para sentirse mejor, en un intento por disminuir la ansiedad, la soledad, las preocupaciones.
El cigarrillo es el "compañero" de momentos difíciles y agradables. Estas situaciones van quedando registradas en su memoria y se van asociando constantemente al consumo de cigarrillo.
Cuando se habla de dependencia conductual y social, se hace referencia a la dependencia buco manual es decir, "no sé qué hacer con las manos", "necesito tener algo en la boca"; al automatismo, "fumo sin darme cuenta"; generando su gran relación con el consumo de café y alcohol, así como rito social en reuniones de amigos y "momentos compartidos".
La buena noticia es que existen tratamiento efectivos y seguros para dejar de fumar que intentan abarcar los aspectos antes descritos.
Se basan en la combinación de estrategias cognitivo.conductuales y tratamientos farmacológicos que le van a ayudar al fumador a transitar el "proceso" de dejar de fumar con menos síntomas de abstinencia y aprendiendo diversas estrategias de sustitución, manejo del estrés, entre otras.
Tabaquismo y COVID
Un dato muy importante es que el tabaquismo es un factor de riesgo importante para las infecciones virales y bacterianas del sistema respiratorio.
De esta manera, los fumadores tienen: - 5 veces más posibilidades de desarrollar influenza. - 2 veces más posibilidades de neumonía. - 1,4 veces más de tener síntomas severos de Covid19. - 2,4 veces más sensibles de ingresar a Terapia Intensiva, necesitar respiración asistida y morir. - 2 veces más de progresión grave de la enfermedad.
En la Unidad de Prevención y Cesación Tabáquica de OSEP, el afiliado accede a partir de la decisión de dejar de fumar. Allí se le ofrece un tratamiento interdisciplinario con médicos clínicos de familia, psicólogos y nutricionistas.
Se ofrece tratamiento integral y personalizado. En tiempos de pandemia, nos adaptamos ofreciendo tratamientos tanto online como en forma presencial.
Teléfono de contacto 3480458, de lunes a viernes, de 8 a 15.