El caso M puso el foco sobre la responsabilidad de los padres, el Estado y la sociedad en los niños que carecen hasta de cuidados básicos.
El dilema entre la pobreza, la negligencia y los derechos del niño
Todos los que trabajan con niños en situaciones vulnerables coinciden: "es muy fina la línea" para determinar si un niño debe ser separado de su familia, aún cuando se encuentren en total abandono.
El caso de "M" volvió a traer este debate en la sociedad: ¿Somos todos responsables de lo que pasa con estos niños? ¿El Estado es quien debe dar soluciones? ¿Hay que sacarles a los padres "irresponsables" el cuidado de los niños?
No es tan fácil responder esas preguntas. Quienes trabajan de cerca en estas situaciones aseguran que, si bien los derechos de la niñez y todas las leyes y tratados internacionales hablan de "el interés superior del niño", muchas veces es muy difícil establecer cuál es ese interés superior.
El fiscal Javier Pascua lo explicó al Post: "La ley impone responsabilidades parentales, pero no cumplir los deberes parentales no constituye un delito, sino un incumplimiento. Mientras no haya un daño a la integridad del menor, no hay un delito".
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Tan complejo es determinar si hubo un simple incumplimiento o una negligencia, que hace unos meses la Suprema Corte de Justicia de Mendoza acusó a Pascua de "machista" por haber imputado a una mujer que permitió que su pareja violara y embarazara a su hija de 11 años. El juez condenó a la madre a 19 años de prisión, considerando que la acusación del fiscal era fundada, pero la Corte anuló esa sentencia porque a la madre no se la juzgó "con perspectiva de género".
Del mismo modo que las diferentes leyes que intentan ayudar a las mujeres terminan, como en este caso, desprotegiendo a la niñez, otras leyes se contraponen a la hora de asegurar los derechos del niño.
"Las personas que se drogan, según la ley de Salud Mental, lo hacen porque quieren y dejarán de hacerlo cuando les parezca. El drogarse está contemplado en los derechos personalísimos", explicó al Post Claudio Izaguirre, de la Asociación Antidrogas de Argentina. Entonces, en casos de niños como Maia, que están bajo el "cuidado" de una madre que se confiesa adicta, no se la puede juzgar como negligente.
"Hay una línea muy fina entre la negligencia y la falta de cuidados básicos", explicó Daniela Torres, directora de los ETI (ex Oal) dedicados a la protección de derechos de la niñez y adolescencia.
En este sentido, Torres amplió: "La falta de cuidados es cuando no podes darlos por falta de recursos, ya sean económicos o de recursos internos del padre, esto puede ser por ejemplo una discapacidad. La negligencia tiene que ver con un contexto donde hay un riesgo y es provocada intencionalmente, es decir, pudiendo haberlo evitado no lo evitás".
Por eso, aunque la madre de Maia sea drogadicta, aunque se la "haya confiado" varias veces antes al cartonero que finalmente se la llevó, aunque al parecer se dio cuenta de que Maia faltaba mucho después de lo que denunció, es probable que la nena vuelva a estar bajo su cuidado.
Torres explicó que "Es una línea muy compleja, no se puede modificar un centro de vida por falta de recursos. Nosotros tenemos muchas situaciones de mamás que salen a la noche a trabajar y dejan a los chicos al cuidado de vecinos o a veces quedan solitos, en ese contexto el riesgo es potencial pero lo que hay que ver es si el padre pudo identificar este riesgo y aún así, no tuvo cuidado".
"En el derecho de la niñez lo que tenés que garantizar es que el niño no sea separado de su familia primaria, esa separación debe ser la última instancia. Si el consumo le genera un daño al niño el interés superior sí requiere la separación del núcleo familiar, pero siempre se busca solucionar el conflicto antes de la separación porque al niño le causa un daño tremendo", dijo la directora de los ETI.
Es claro que nadie es "culpable" de ser adicto y por eso la Ley de Salud Mental así lo contempla. También es cierto que los adictos no encuentran ayuda en el estado cuando la piden, salvo alguna corta internación en un hospital de salud mental.
Mientras tanto Maia, como miles de chicos en Argentina, viven en condiciones que ninguna ley ni tratado de Derechos del Niño pueden solucionar.
Filmó a su hija de dos años y compartió el video