El fin de semana termina el "umbral" de contagio de las fiestas de fin de año. La ocupación de camas se mantendría en alrededor del 50 %. Los casos suben. ¿Por qué estamos mejor que en otros grandes centros urbanos?
El avance del virus y 72 horas clave para Mendoza
La Ciudad de Buenos Aires, el conurbano, Mar del Plata, Villa Gesell, Pinamar, y las playas de moda del verano argentino, la Patagonia, están explotados de nuevos casos de coronavirus. Varios informes por encima de los 13.000 contagios diarios en el país dan vida a la "segunda ola", la "tercera ola", o la "ola adelantada". Los positivos se triplicaron en aquellos centros turísticos, los principales de la Argentina, en pocas semanas. Algo que en Mendoza no ocurrió, de momento, por múltiples razones sobre las que ni siquiera en el gobierno pueden estar completamente seguros.
Se puede afirmar que epidemiológicamente nuestra provincia está mucho mejor que el resto del país, y que la progresión de contagios no dio grandes saltos, salvo cuando bajamos del pico de octubre y noviembre en que rozábamos los mil casos diarios. ¿Es para estar tranquilos y arrojar la chancleta al aire? De ninguna manera. Las detecciones positivas en Mendoza han ido subiendo semana a semana desde el viernes 18 de diciembre, y crecieron desde el informe semanal que el Ministerio de Salud brindó ese día, hasta los datos oficiales de anoche que se procesarán hoy, un 64,83 %.
No se puede ser indiferente a la pandemia, que no pasó. De hecho, el nivel de contagios mantiene el sistema en tensión y el informe semanal que se dará a conocer hoy marcaría por segunda semana consecutiva una ocupación de camas UTI (unas 400 entre el sistema público y privado), cercana al 50 %. A la vez, es cierto que en Mendoza funcionan casi todas las actividades y son muchas las familias que hacen una vida prácticamente normal, salvo por los cuidados que se han vuelto casi un hábito, como el lavado de manos, el uso de tapabocas y la distancia social, con el condicionante de un 41,5 % de pobreza y dificultades para el acceso diario a la higiene sanitaria estricta.
¿Somos mejores que casi todas las provincias en el apego a las normas? Es difícil creerlo.
Los números
Es cierto que Mendoza tiene números bajos si se compara con los informes diarios de otros distritos. Ayer mismo, aunque nuestra provincia es el quinto conglomerado en población del país por detrás de la CABA, Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, tuvimos menos casos registrados que otras quince provincias. Además de las mencionadas, tuvieron más contagios totales Santa Cruz, Río Negro, Chubut, Tucumán, Santiago del Estero, Neuquén, Misiones, La Pampa, Entre Ríos, Corrientes y Chaco. Todas por encima de Mendoza.
Sin embargo, los casos locales vienen creciendo en forma sostenida desde el 18 de diciembre de acuerdo a los informes semanales. De una punta a la otra en las últimas cuatro semanas, ese crecimiento en contagios registrados fue del 64,8 %, a un número de personas recuperadas casi constante cada siete días. Por eso sube la cantidad de personas que cursan la enfermedad, y que eventualmente ocupan camas UTI.
También subieron los casos cada cien mil habitantes, tomados semana a semana, aunque estamos lejos de los 150 ordenados por el presidente Alberto Fernández para aplicar un toque de queda, si además los casos cada 14 días estuvieran en un factor de 1,20 o más de aumento quincenal. Mendoza está en 1,41. La suba es fuerte, pero con la mitad de los casos cada cien mil habitantes que obligaría -en teoría- a Suarez a tomar alguna restricción.
En el siguiente cuadro, los datos oficiales ordenados para una mejor comprensión del avance de la pandemia en estos meses de verano:
Mendoza tierra segura
¿Hay explicaciones para que Mendoza sea una tierra relativamente a salvo respecto del virus? Antes del decreto del "Toque de Queda" del presidente Alberto Fernández, en aquella famosa reunión con los gobernadores el sábado 26 de diciembre, el mendocino Rodolfo Suarez no sólo le dijo al presidente que los climas, las geografías, y la situación de las provincias respecto del virus era tan diversa, que sería un error un Toque de Queda Sanitario uniforme en todo el país. También le dijo que los comportamientos sociales son distintos. Algo que en el gobierno creen como una razón central a la hora de compararnos con lo que ocurre en centros urbanos en los que los contagios y la preocupación suben a diario. Lo mismo que las restricciones.
En el ministerio de Salud adhieren a la postura del gobernador, y adjudican el techo relativamente bajo de los casos en Mendoza a dos razones: el ciclo de la enfermedad que en el AMBA ha ido siempre adelantado respecto del interior, y el tipo de turismo que hacemos "más relacionado al aire libre, a las distancias, al campo y la montaña, que a las aglomeraciones y grandes fiestas como en la costa" reflexionó una fuente del ministerio. Y aunque han tomado nota del crecimiento de casos, juzgan la situación epidemiológica local como "estable".
Suarez está pendiente de las cifras que arrojan los informes diarios, porque sabe que estamos atravesando la mitad del oleaje de las fiestas de fin de año. Si en esas fechas entre el 24 de diciembre y el 1 de enero hubo contagios masivos a causa de la falta de distancia social y de cuidados en reuniones familiares y fiestas, el período para que se terminen de manifestar termina en estas 72 horas que son clave, hasta el lunes. "Si lo pasamos con estos niveles, vamos a estar bien" se esperanzan en el gobierno. Creen que el comportamiento social de los mendocinos ha sido bueno, aun admitiendo que es mucha la gente que se junta con pocos cuidados, o andan por la vida sin el tapabocas.
La política sanitaria local, de apertura y con Mendoza funcionando, indica con los números a la vista que ha sido mejor que la orden de clausura nacional que militan el presidente Alberto Fernández, sus ministros y varios gobernadores peronistas. Y esa es una discusión central en la Argentina, con el inicio de las clases en el horizonte cercano y la presión de familias, padres y de la oposición de JxC para volver a las clases presenciales, en un enero atípico donde muchísima gente se ha quedado en Mendoza por una razón simple: No hay, por ahora, un lugar más seguro donde ir.