Sabemos que hay 13 vitaminas humanas: son esenciales para nuestra vida, pero nuestros cuerpos no pueden producir casi ninguna de ellas.
Por qué nuestro cuerpo es incapaz de producir vitaminas
La historia nace a principios del siglo XVII, cuando un grupo de marineros enviados a descubrir California comenzó a padecer "la horrible dolencia de las naves". Fue en 1602, con una expedición que zarpó del cuerpo de Acapulco.
Según los datos registrados, los navegantes tenían "machas, inflamación de las encías, que impedían comer cualquier cosa, granos en la piel, inflamación de las rodillas, lo que imposibilitaba mover las piernas" además de "un dolor universal en todo el cuerpo". A veces, ese dolor los llevaba a la muerte, según relata la BBC.
El fin del sufrimiento llegó gracias a un descubrimiento casual: mientras desembarcaban para enterrar a los difuntos, uno de los marinos vio una fruta que los naturales llamaban "xocohuitztales", la probó y le gustó. Santo remedio: unos días después notó que no le dolían tanto los dientes y que se sentía mejor, así que empezó a convidarle a sus compañeros.
Hoy se sabe que los marineros sufrían de escorbuto, una dolencia que entonces era común y misteriosa: nadie sabía qué la causaba y, aunque la experiencia les mostró a los marineros que los cítricos la aliviaban, no se sabía por qué.
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A mediados del siglo XIX, los investigadores que estaban buscando la causa de enfermedades como el escorbuto o el beriberi esperaban encontrar algo, no la ausencia de algo, por eso fue tan difícil y llevó tanto tiempo entender qué estaba pasando.
El descubrimiento de las vitaminas fue un hito en la medicina moderna: por primera vez se supo que las enfermedades y hasta la muerte podían ser causadas no solo por agentes infecciosos sino por la simple ausencia de una sola sustancia en nuestra dieta, una vitamina.
La vitamina A, que se encuentra en los productos lácteos, el hígado y el pescado, previene la ceguera y las deformidades del crecimiento. Suficiente vitamina B1 evita el beriberi, que desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX fue una de las principales causas de mortalidad en Asia.
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Hasta el "vampirismo", como a veces se le dijo a la pelagra, que produce el deseo de carne cruda, sangre que gotea de la boca, piel pálida y susceptibilidad al sol, agresión y locura, es sólo falta de vitamina B3.
Hoy sabemos que hay 13 vitaminas humanas y las hemos nombrado con las letras A, B, C, D, E y K (hay 8 vitaminas B). Son esenciales para nuestra vida, pero nuestros cuerpos no pueden producir casi ninguna de ellas.
Investigaciones recientes revelan que a medida que los animales, nosotros incluidos, empezamos a consumir frutas y hojas que nos proveían toda la vitamina C que necesitábamos y más, dejamos de producirla. Así, las especies empezaron a depender unas de otras creando lo que los científicos llaman el "tráfico de vitaminas".
Mantenemos, sin embargo, la capacidad de producir dos de las 13 vitaminas. Una es la vitamina D, que la produce las células de nuestra piel cuando les cae la luz solar. La otra es la vitamina B12, que en realidad es producida por bacterias que tenemos en nuestros intestinos, aunque están en la parte final del tracto digestivo y el cuerpo ya no puede absorberla. Para obtenerla, podemos consumir carne de vaca o almejas.
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Los alimentos contienen una forma barata y sencilla de acabar con el sufrimiento de millones de personas en todo el mundo. Una dieta equilibrada, con una mezcla de frutas, verduras, cereales y grasas, puede proporcionar las pequeñas cantidades de vitaminas necesarias para mantener una buena salud.
Solo en casos especiales, los médicos recomiendan tomar dosis más altas de vitaminas, como en el embarazo, cuando un suplemento de ácido fólico ayuda a prevenir defectos de nacimiento en los bebés.