Cómo arranca la semana política en el país, y en Mendoza. Por qué la UCR y parte del PRO aceptarían al candidato a Procurador General de la Nación del peronismo. Cambia Mendoza y la salida del Partido Demócrata, entre crujidos y cosquillas.
El plan Rafecas de JxC, el caballo que habla y el pifie del PD
Cuentan que en un reino ubicado en una zona remota del mundo, siglos atrás, había un monarca que sentía una pasión desmesurada por los caballos. Pero especialmente por un tordillo brioso de crines negras como el azabache, con el que salía tanto a pasear en las tardes, como a la guerra y el combate de caballeros. Quiso la desgracia que una influenza matase al animal preferido del soberano cuando estaba al cuidado de uno de los peones más dedicados de su majestad, que solía pasar horas cepillando, cuidando y alimentando con heno fresco al caballo del rey.
Ni bien se enteró de la muerte de su montura favorita, el monarca ordenó empalar en la plaza pública al vasallo que había descuidado al tordillo. Vivaz como pocos en el reino, horas antes de su ejecución y al momento del último deseo, el muchacho pidió hablar con el rey, por lo que fue llevado esposado y con grilletes ante el soberano. Una vez allí, en medio de los improperios del rey ofendido por la muerte de su caballo, el joven le hizo una propuesta.
- Si usted me perdona la vida, en cinco años le podré enseñar a hablar a su segundo caballo, que dominará la lengua del reino como un filósofo. Y usted será el rey más famoso del mundo, poseedor de un equino que hable.
El rey descreyó, pero el joven lo convenció, y le perdonaron la vida. Cuando se iba retirando con el segundo caballo del rey, el jefe de la guardia le preguntó cómo era posible que hubiese ofrecido un trato tan descabellado. A su juicio, era imposible que el caballo hablase. Y el joven cuidador le respondió.
- Pueden pasar cuatro cosas, en estos cinco años. Que muera el rey, que muera el caballo, o que me muera yo. Incluso, puede ocurrir que el caballo aprenda a hablar. Y entretanto, habré ganado cinco años de vida...
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Dicen que esta historia fue transmitida por el presidente de la UCR y ex gobernador mendocino Alfredo Cornejo, hoy diputado nacional, al jefe de gobierno porteño y referente del PRO, Horacio Rodríguez Larreta. Ambos son presidenciables. Ambos están en la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio. Están intentando ganar tiempo, mientras el cristinismo "duro" avanza con la idea de modificar la ley de Ministerio Público, para poder elegir al próximo Procurador General de la Nación con acuerdo de la mayoría simple del Senado, y no por dos tercios como es en la actualidad. Como se sabe, el kirchnerismo no llega a los dos tercios sin acordar con Juntos por el Cambio, la principal oposición. Si modifican la ley, podrán poner a quien fuere en la Procuración y sellar el plan de impunidad.
¿Para qué le sirve a la oposición ganar tiempo? Para negociar con Alberto Fernández. El presidente había enviado el 10 de marzo el pliego del juez Daniel Rafecas, un magistrado de mucha experiencia, pero que la oposición observó por dos situaciones. Fue el juez que resultó apartado de la Causa Ciccone, cuando se descubrió que había intercambiado 196 mensajes con uno de los abogados de Amado Boudou, José María Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele, para ayudarles. Boudou y sus socios fueron condenados, años más tarde. También fue Rafecas el magistrado que rechazó dos veces la denuncia del fiscal asesinado Alberto Nisman contra Cristina. Primero, en febrero de 2015. Y luego denegó reabrir la causa en agosto de 2016, tras un pedido de la DAIA. Aun así, a fines de 2016 la Cámara de Casación Penal ordenó reabrir el caso e iniciar una investigación contra la ex presidenta y algunos de sus ex funcionarios. Nisman afirmaba que Cristina y miembros de su gobierno habían actuado para encubrir a probables autores del atentado a la AMIA. Sin embargo, a pesar de esos antecedentes, el propio Mauricio Macri impulsó el ascenso de Rafecas como camarista, el año pasado. El juez había ganado el concurso para ingresar a una cámara penal.
Ahora, el problema es otro. El juez Rafecas habría caído en desgracia ante Cristina. El kirchnerismo en el Senado movió los hilos para su reemplazo como candidato. En la oposición temen que se cristalice una candidatura de la abogada Graciana Peñafort, una defensora acérrima de la ex presidenta en lo político, y también en alguna de las causas de kirchneristas prominentes, como lo fuera Boudou, o Roberto Baratta. La doctora Peñafort es la Directora de Asuntos Jurídicos del Senado, y aparece en Twitter como una suerte de cristinista ultramontana. Es la arquitecta jurídica de la actual vicepresidenta. Por supuesto, en el Senado no pasaría el filtro de los dos tercios y ella ha dicho que no le interesaría la Procuración. Igual, el cristinismo empezó el camino para modificar la Ley del Ministerio Público Fiscal. De hecho, hoy lunes hay actividad en la Comisión de Justicia del Senado. Según informó el oficialista Página 12 ayer, habrá una videoconferencia con especialistas.
El Senado tiene en su seno tres proyectos de modificación del Ministerio Público. Curiosidad: uno de ellos es del radical Martín Lousteau. La Comisión de Justicia y Asuntos Penales del Senado cuenta con kirchneristas prominentes. El presidente es Oscar Parrilli, el neuquino "todo terreno" de Cristina. Como vocal aparece la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti, una de las espadas más importantes del peronismo en el Senado. Y también está Claudia Abdala de Zamora, la esposa del gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora, aliado al kirchnerismo. Justamente, los Zamora ofrecieron para la Procuración a la fiscal federal Indiana Garzón, una abogada muy conocida por juicios de delitos de lesa humanidad. Sería otra de las candidatas del cristinismo duro. Por si alguien no lo recuerda, el Procurador es el jefe de las investigaciones federales del país y de todos los fiscales. Dictamina también para la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Así como está el panorama, la oposición se encuentra con que hay un pliego presentado (el de Daniel Rafecas), y una carrera por modificar la ley del Ministerio Público y reducir las condiciones del acuerdo del Senado de dos tercios, a mayoría simple, con lo que el kirchnerismo podría poner al frente de la procuración a quien quisiera. "Bastaría para sellar la impunidad" de ex funcionarios kirchneristas, dicen en Juntos por el Cambio. Y por eso apuestan al "mal menor". Acordar con Alberto, y que pase Rafecas, quien ha recibido incluso el impensable apoyo de Elisa Carrió, nadie sabe bien por qué. No son pocas las figuras de Juntos por el Cambio que piensan que Lilita calla parte de algo que sabe. Porque no encuentran otras explicaciones. Como sea, para que pase Rafecas, Cristina debe convocar a la audiencia pública en el Senado, cosa que no ha hecho porque prefiere esperar a que se cambie la ley. Pero sí habría instruido a los kirchneristas del Consejo de la Magistratura para que sigan investigando a Eduardo Casal, el fiscal a cargo de la Procuración al que intentan llevarse puesto. Y lo otro que debe ocurrir, es una "señal" del presidente, con quien altos dirigentes de la oposición estarían conversando. La pregunta es si estará dispuesto Alberto a acelerar con Rafecas (que no quiere asumir si se cambia la mayoría para elegirlo), lo que podría ocasionarle al presidente un disgusto con Cristina. O "ganar tiempo" como la oposición, o como el joven que pidió cinco años para enseñarle a hablar al caballo del rey.
La salida del Partido Demócrata
El lunes arranca con una noticia doméstica sobre la mesa, servida desde el sábado, cuando la Junta de Gobierno del PD presidida por Roberto Ajo anunció con un duro comunicado que se marchan del Frente Cambia Mendoza. De inmediato hubo reacciones internas. El legislador provincial Guillermo Mosso anunció que no se va y varios concejales demócratas se quedarían en el frente oficialista. También pidió Mosso que sesione la convención partidaria, órgano máximo de los "gansos".
Es sabido que el PD "orgánico" es conducido por el ala más conservadora del partido, encarnada por Carlos Balter, Gabriel Llano, y varios más. Toda una generación de dirigentes que comandaron elecciones más o menos exitosas de los ochenta y noventa, cuando incluso el PD ganó unas legislativas en 1997, y peleó la gobernación mano a mano con la UCR en 1999. Sin embargo, aquellos dirigentes se habrían quedado en el tiempo.
Sin dudas que el PD tuvo épocas de oro, cuando ganaron elecciones provinciales con Francisco "Pancho" Gabrielli en 1961 y 1963. Pero también aportaron funcionarios a diversas dictaduras. El propio Gabrielli fue interventor de facto de la provincia, cuando ocurrió el "Mendozazo" en 1972. Ya con la democracia recuperada, y revisando las últimas dos décadas de elecciones, es fácil advertir los personalismos. Lo fue Gabrielli en los sesenta, pero luego Balter en los noventa, y Omar De Marchi a fines de esa década y en los 2000, antes de pasar al PRO.
Vale la pena revisar el derrotero electoral de los demócratas, ya que una de las razones de esta escisión del Frente Cambia Mendoza, es para competir con candidatos propios el año que viene, aunque ello significase hacerle el juego al populismo que dicen enfrentar.
Carlos Balter comandó una victoria del PD en las Legislativas de 1997, encabezando la lista de candidatos a diputados nacionales. Consiguieron el 28,5 % de los votos. También ingresó a Congreso Gustavo Gutiérrez, que pocos años después y luego de insalvables diferencias internas, dejó el PD para unirse a la Coalición Cívica con Elisa Carrió.
En 1999, poco le faltó al propio Balter para ser gobernador. Consiguió el 32,2 % de los votos, pero no le alcanzó para ganarle a Iglesias. Y relegó al PJ a un tercer lugar.
En 2001, otra vez fue Balter el candidato, esta vez a senador nacional. Fue con el 15,6% que obtuvo el tercer lugar. Hubo un triunfo importante del peronismo, y segunda fue la Alianza, con el gobierno de Fernando De la Rúa ya en crisis.
2003 marcó una muy mala elección de Marcos Niven como candidato a gobernador por el PD, con 9,3 % de los votos. Aquella campaña estuvo signada por sospechas de financiamiento y relación entre el PD y un enemigo declarado de Balter y Gutiérrez, el desaparecido banquero Raúl Juan Pedro Moneta. Ese año el PD fue el partido que mayores gastos de campaña hizo, de acuerdos a los informes recogidos en aquellos años por la Justicia Electoral.
En 2005 el PD salió tercero con el 14 % de los votos, pero llegó al Congreso Omar De Marchi, uno de los mejores legisladores que han dado los demócratas a Mendoza, aunque luego el lujanino se mudó al PRO y se transformó en referente del partido de Mauricio Macri. El propio De Marchi fue candidato a gobernador en 2007 por el PD, y consiguió el 11,3 % de los votos. Quedó detrás de Celso Jaque y César Biffi, pero le ganó al radical "auténtico" Roberto Iglesias.
En las legislativas de 2009, el principal candidato fue Juan Carlos Aguinaga (al Senado) y De Marchi fue reelecto como diputado nacional. Antes había sido dos veces intendente de su departamento. Consiguieron poco más del 14 % de los votos, como tercera fuerza.
En 2011, el PD -que ya había enfrentado la partida de Gustavo Gutiérrez y el ala más progresista del partido, años atrás, y ahora tenía por delante el éxodo de Omar De Marchi al PRO, cosechó un 16 % con la candidatura a gobernador de Luis Rosales. Un salto al futuro, si se quiere, pero no alcanzó. Dos años después en 2013, el propio Rosales no pudo repetir. Como candidato a diputado nacional sólo consiguió el 5,1 % de los votos y el cuarto puesto. Fue el año de la explosión de la izquierda con Nicolás del Caño, que llegó al Congreso ese año. Rosales, luego, fue candidato a vicepresidente de José Luis Espert, el año pasado.
En las elecciones siguientes de 2015, 2017 y 2019, el PD formó parte de Cambia Mendoza. No tiene legisladores nacionales, pero sí dos diputados provinciales: Mercedes Llano, y Guillermo Mosso, que quedarán divididos esta semana en demócratas "puros", y demócratas "frentistas", por identificarles de alguna manera. También tienen concejales en varios departamentos.
El PD, conducido por una vieja guardia que ha quedado muy probablemente anclada en éxitos del pasado ha dado un salto al vacío, de consecuencias previsibles. Sólo un milagro podría otorgarles hasta el 5 % de los votos. Un partido que luego de ganar elecciones en 1997, se transformó en expulsor, para separar a los químicamente impuros. Así se fueron primero Gustavo Gutiérrez, Luego Omar De Marchi junto a Pablo Priore y una camada de dirigentes jóvenes que se mudaron al PRO, y el año pasado rompieron con la estructura Josefina Canale (legisladora), Richard Battagión y otros dirigentes para formar el Partido Demócrata Progresista. Ahora, en la pelea con la UCR, los demócratas "puros" perderán legisladores. Todos los que se fueron del PD o bien recalaron en el PRO en el PDP. Pero todos están en Cambia Mendoza.
Puede que al no haber una tercera fuerza consolidada ese espacio esté vacante. Pero algo es seguro. Ningún encuestador mendocino tiene registros -hoy- de que el partido demócrata o alguno de sus dirigentes "puristas", estén en preferencias electorales con perspectivas de llegar a algún órgano legislativo, o mucho menos, al poder. Decir que es un partido muy minoritario no estaría alejado de la realidad.
Dicen que el proyecto de reforma constitucional que envió el gobierno fue la gota que colmó el vaso, en una relación tóxica desde el principio. ¿Puede perjudicar esta partida a Cambia Mendoza, o a la UCR? Es temprano para afirmarlo. En el radicalismo creen que no y que sus ex socios se han pegado un tiro en el pie. Sí es cierto que la UCR no comparte el poder. Ni el PRO ni el PD tienen un solo ministro o secretario en el gabinete, como sí lo tiene por ejemplo Barrios de Pie. Aun así y en concreto el Partido Demócrata hoy no representa más que un puñado de votos, algunos resentimientos, y muchos pensamientos nostálgicos. Con ese bagaje, la aventura que emprendieron el sábado podría estar destinada al fracaso.