Crearon un ente y lo presentaron como un "observatorio de la desinformación y la violencia simbólica". Pero es un mecanismo para controlar a los medios y a las audiencias. Críticas de la oposición y de Adepa.
Avance contra la libertad: el gobierno controlará la información de los medios
El nombre es NODIO. Desde allí, es sugerente y alineado con el nuevo discurso kirchnerista, en el que los opositores, los críticos, o los periodistas y medios que investigan, o señalan errores son "odiadores". Es el último avance contra la libertad de expresión en la Argentina. Se trata de un observatorio de medios cuya misión oficial es "...registrar, analizar y prevenir el caudal de informaciones y contenidos maliciosos y falsos en los medios de comunicación masivos, con el objetivo de garantizar a la ciudadanía la protección contra noticias que promueven la polarización social y la violencia" dice la presentación oficial. Bajo ese enunciado de tintes fascistas, nada bueno puede haber en favor de la libertad de expresión, del acceso a la información, y del libre albedrío de las personas. El nuevo ente fue lanzado el viernes y estará bajo la órbita de la defensoría del público conducida por la periodista Miriam Lewin (foto principal de esta nota, arriba)
En verdad, los argumentos esgrimidos para crear el observatorio NODIO que ya mereció duras críticas de la oposición, de especialistas y de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas, Adepa, son verdaderamente atemorizantes:
"El discurso del odio, la desinformación y las noticias maliciosas promueven la polarización social y la violencia colectiva, avasallan el derecho a estar informado, degradan el debate público y amenazan la democracia", dijo Miriam Lewin, en la presentación que se hizo el viernes. De acuerdo a lo que indicó la funcionaria, el ente "trabajará en la detección, verificación, identificación y desarticulación de las estrategias argumentativas de noticias maliciosas, la identificación de sus operaciones de difusión, y los sistemas de alertas", entre otras acciones, "con el objetivo de proteger a la ciudadanía comunicacional", indicó Lewin a través de una videoconferencia.
Es interesante lo que piensa el gobierno. Creen en verdad que el público argentino no es capaz de discernir por sí mismo las noticias falsas de las verdaderas, y por lo tanto necesita de la tutela del Estado para protegerse de las desinformaciones.
Francamente, los argumentos para crear un nuevo organismo de vigilancia a la información son una falacia de principio a fin. Los medios tenemos procesos de chequeo profesional de noticias, a fin de publicar informaciones veraces. La credibilidad es nuestro principal capital. Por el contrario, el "observatorio" ideado por el gobierno parece más bien un intento de "cepo" al periodismo y de control a los medios, con el fin último de digitar el material que llega a las audiencias. Sería muy parecido al "Ministerio de la Verdad", que algunos ultra cristinistas imaginaron en el paroxismo de su aversión a medios y periodistas que estén fuera de su control.
La intención intervencionista es evidente. "...la Defensoría del Público asume el compromiso democrático de generar insumos y entornos de intercambio que permitan reflexionar acerca de las prácticas responsables en búsqueda de un periodismo de alta calidad", algo que las empresas periodísticas y los periodistas hacen de por sí, porque es su razón de ser.
Las críticas aparecieron pronto. El presidente de la UCR y ex gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo posteó en la red social Twitter "El control a los medios de comunicación de la mano de un organismo del Estado es gravísimo. Es un ataque a la libertad de expresión de la mano de una política de persecución solo vista en los gobiernos dictatoriales" y arrobó al presidente:
Silvana Giúdici fue diputada nacional por la UCR y presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados de la Nación. Fue presidenta del Ente Nacional de Comunicaciones durante el gobierno de Mauricio Macri. "Es el primer paso hacia el Ministerio de la Verdad. Es un organismo del Estado definiendo qué opinión es verdadera o falsa, o inicia una campaña de desinformación, pone en riesgo el principio constitucional de la libertad de expresión", alertó.
De acuerdo a declaraciones citadas por Clarín, Giúdice puntualizó que "es importante concientizar contra la discriminación o del discurso de odio", pero dijo que para ello "contamos con leyes como la 23592 y el INADI para tutelar esos derechos", por lo que "la Defensoría del Público debe promover la pluralidad de voces, la pesquisa de operaciones de desinformación implica lo contrario".
"La titular de NODIO (por Miriam Lewin) es periodista, sorprende que impulse un observatorio donde la información periodística podría ser juzgada, evaluada y su veracidad sometida a la calificación de un organismo del estado. Profesionalmente sería como si un médico rompiera su juramento hipocrático", criticó.
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) cuestionó a su vez la creación del Observatorio: "la instauración de este tipo de órganos de vigilancia desde el Estado conlleva un riesgo cierto de que estos sean utilizados como método sutil de disciplinamiento o represalia por motivaciones ajenas a los principios que dicen promover".
"Más allá de sus objetivos declamados, que un organismo público monitoree el ejercicio de la opinión y la información en una sociedad siempre es un llamado de atención para la libertad de expresión, que es, ante todo, un derecho de la ciudadanía", alertaron.
La iniciativa kirchnerista fue presentada el viernes, por un panel integrado por Lewin; el director de Planificación Estratégica e Investigación, Glenn Postolski; el psicoanalista Jorge Alemán; la diputada Florencia Saintout; la investigadora Adriana Amado Suárez; el profesor Damián Loreti, y la periodista María Seoane.
No está claro aún el modo de funcionamiento de NODIO o el modo en que "denunciará" las "desinformaciones". Lo que sí es seguro, es que en un intento de control de medios y periodistas.
Los medios podemos y solemos cometer errores. Que sólo se curan con el periodismo profesional y con los contenidos de calidad. Además, estamos sometidos a las leyes penales y civiles por los delitos de prensa, que existen, y por los de odio. Nos cabe la ley como a todos. Por ello, crear un "observatorio" para vigilarnos, no hace más acrecentar las sospechas sobre la verdadera vocación democrática de este gobierno.