La anosmia o pérdida del olfato afecta del 40% al 80% de las personas que padecen la enfermedad. Pero hay tratamientos que ofrecen soluciones.
Covid-19: estas son las terapias para recuperar el olfato
La anosmia o pérdida repentina del olfato, afecta entre el 40% y el 80% de las personas que se contagian del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2). Pero, además, se pueden alterar considerablemente el sabor y el gusto.
En la mayoría de los casos, los pacientes con anosmia recuperan el olfato, algunos en el transcurso de la enfermedad: un porcentaje lo hace muy rápidamente, otros en el mediano plazo y otra parte demora más en recuperarlo.
En este caso, se puede requerir tratamiento para recuperar este sentido. Estas alteraciones se conocen con el nombre de disosmias o parosmias, y tienen que ver con las distorsiones en la interpretación y la percepción de lo que se huele.
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Las anosmias virales no solo son causadas por el SARS-CoV-2 también aparecen en infecciones por el virus de la gripe y existen diversas hipótesis acerca de la posibilidad de cómo se produce el daño:
- Se daña el receptor.
- Los sensores de las células sustentanculares advierten la presencia del coronavirus y la respuesta inflamatoria llega a la célula olfatoria, que es la principal de la vía olfatoria.
- Un tercer mecanismo propuesto es de la apoptosis (muerte celular programada).
Para algunos pacientes, la anosmia es un síntoma único, para otros forma parte de un grupo de síntomas. Lo que empezó siendo una observación clínica en diferentes lugares del planeta, hoy está respaldada por la evidencia.
Terapia de rehabilitación olfatoria
Desde hace varias décadas, existen evidencias de que el entrenamiento con sustancias odoríferas ha demostrado ser útil. Se realiza mediante ejercicios en los que las personas prestan atención a las características distintivas o categóricas de un estímulo; esto conduce a una representación perceptiva mejor definida.
Se debe realizar un protocolo individualizado según cada caso. Para ello, se realizan dos o tres sesiones, hasta tratar de obtener las características distintivas o categóricas del estímulo. Los olores deben ser significativos para la persona y se debe prestar especial atención al proceso de introducción o retirada de unos olores u otros.
Siempre es importante la valoración previa del estado cognitivo de la persona con anosmia, su capacidad funcional y la situación emocional, entre otros factores. De a poco, se van ampliando los aprendizajes para que se puedan generalizar en actividades para ir adelantando en la recuperación. Estos aprendizajes también ayudan a derribar mitos: los sommeliers, los enólogos y los perfumistas no tienen un olfato superior al resto, simplemente lo han entrenado y han aprendido a aprovecharlo al máximo.
Especialistas sostienen que la exposición repetida a cuatro olores distintos (rosa, eucalipto, clavo de olor y limón) durante tres meses en pacientes con hiposmia de distinto origen: luego de un traumatismo de cráneo, luego de una infección viral o de origen desconocido. Demostraron que la capacidad olfativa mejoró en aproximadamente un 30% de las personas que recibieron entrenamiento con respecto a quienes no se rehabilitaron.
La duración del entrenamiento debe ser, como mínimo, de 20 semanas, y se deben usar olores de diferente intensidad. Además, esta terapia de rehabilitación olfatoria acelera el proceso de regeneración de las células dañadas y así se recupera el proceso olfatorio.
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