El país que lidera el liberal Lacalle Pou es considerado en el mundo como el que mejor afrontó la pandemia.
¿Por qué Uruguay es el gran ganador contra el Coronavirus?
Uruguay le está ganando la batalla al coronavirus y es reconocido en el mundo gracias a ello. Un reciente artículo de British Medical Journal (BMJ) lo postula como "el vencedor" del coronavirus en América Latina.
Lo rescatan también como un ejemplo de cómo con medidas simples y con el seguimiento de la ciencia, se posicionó por encima de los países más ricos en la lucha contra el nuevo coronavirus.
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"Las claves del éxito que tuvo Uruguay en la lucha contra el SARS-Cov-2 creo que pueden resumirse en dos conceptos: solidez de conocimientos y humildad en la colaboración. Y la combinación de estos dos factores lleva a una tradición de colaboración entre individuos e instituciones. Es decir, creer que todos juntos siempre vamos a lograr más que trabajando en forma aislada", opina el médico neurólogo Conrado Estol, quien se volvió casi una voz de consulta obligada en tiempos de coronavirus.
Con formación médica en los EEUU, la pandemia lo estimuló a aglomerar datos, analizar papers del mundo, desglosar curvas e indicadores y consultado sobre este tema por Infobae destacó que "para lograr este tipo de colaboración, cada individuo debe tener una actitud abierta a otras opiniones y debe ser humilde sobre la capacidad individual. Así es como lograron desarrollar una red de laboratorios públicos y privados que podían hacer PCR para diagnóstico de COVID-19, que proporcionalmente correspondería a contar con aproximadamente 300 laboratorios en la Argentina".
En ese sentido, Estol destacó que "investigadores de la Universidad de la República y del Instituto Pasteur de Montevideo firmaron un acuerdo con el Gobierno por el cual una significativa parte de la comunidad biomédica en centros académicos se abocaron al desarrollo de un test de PCR propio y otras medidas para el control de la pandemia". "En ningún momento la política o la ideología interfirieron con el desarrollo de la actividad del grupo que lideró las estrategias para controlar la pandemia -insistió-. Y aplicaron meritocracia para la selección de quiénes podían ser las personas indicadas para controlar un problema de tan alta complejidad. Esto implica que no necesariamente el mejor para enfrentar este desafío sea un médico infectólogo o aquellos que han alcanzado ciertas posiciones en las sociedades médicas. En países emergentes, la medición de la capacidad de un individuo no siempre depende de criterios que sí operan en otros medios".
Para él, "sería un error pensar que pudieron controlar la pandemia por una mayor capacidad tecnológica u otra ventaja similar". Los EEUU, por poner un ejemplo, "tienen probablemente la mayor capacidad tecnológica y científica en el mundo, pero fallaron brutalmente en el control de la pandemia. Y a lo lejos fue fácil ver que la razón es política", opinó el especialista.
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Para el médico epidemiólogo Mario Borini (MN 4.398.636) "el éxito radica en que tuvieron un abordaje integral y multidisciplinario, donde se consideró el bienestar integral de la población y todos los elementos que lo componen sin dejar de prestar atención exclusiva a la pandemia pero en medida coherente. Sin alarmismo y con acciones pertinentes".
"La confianza del pueblo para con su nuevo presidente, a la vez que la transparencia de (Luis) Lacalle Pou en la comunicación y toma de medidas creo que fueron muy destacadas", agregó el especialista integrante del grupo de Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios.
A menos de dos semanas de su nuevo cargo como presidente de Uruguay, Lacalle Pou actuó con prontitud cuando se confirmó el primer caso de COVID-19 en la capital de Montevideo, el 13 de marzo. El primer mandatario anunció que todos los eventos públicos y posibles centros de aglomeración, como bares, iglesias y centros comerciales, serían cerrados. También se cerraron escuelas, junto con la frontera porosa de mil kilómetros del país con Brasil, el epicentro de la pandemia en la región. A diferencia de la mayoría de los presidentes latinoamericanos, Lacalle Pou pidió en lugar de ordenar a la gente que se quedara en casa para proteger a la población, la más anciana de América Latina.
La mayoría de las cadenas de transmisión locales se controlaron en la segunda o tercera ración de contactos, antes de que se acelerara su propagación.