Adrián Bonada, coordinador de Barrios de Pie en Mendoza, trazó una radiografía de las tomas en la provincia y el país. Y recordó: "Este es un fenómeno que pasa hace 30 años en Mendoza".
Toma de tierras en Mendoza: "Se vienen situaciones muy complejas"
De pronto, la toma de tierras copó la agenda de los medios y, en relación directamente proporcional, empezó a preocupar a los ciudadanos de a pie.
Es un fenómeno que, si bien no es nuevo, cobró inusitada relevancia en el marco de la pandemia del coronavirus. Con los consecuentes interrogantes: ¿Es algo orquestado o espontáneo? ¿Quién lo motoriza? ¿Por qué? Etcétera, mil etcéteras.
Entretanto, la discusión encierra otras inquietudes, que van más allá de la presunta ilegalidad de las tomas en sí.
Repentinamente, ha vuelto a ponerse sobre el tapete la nunca resuelta discusión sobre el mal llamado "déficit habitacional" -no faltan viviendas, sino formas de financiamiento para llegar a estas- y la dificultad del acceso a la casa propia. Son tópicos que se han acelerado su deterioro en el marco de la feroz cuarentena y la caída de la actividad económica.
En ese contexto, el Post decidió buscar una mirada diferente, no ya desde la política o el mundo del derecho, sino de las organizaciones sociales. Por eso, se buscó la palabra de Adrián Bonada, coordinador de Barrios de Pie en Mendoza.
Ver además: El momento del desalojo de los terrenos tomados en Guaymallén
-¿Por qué está pasando de repente esta oleada de toma de tierras?
-Yo creo que esto es básicamente el emergente de un problema que viene acumulando hace décadas en definitiva en nuestro país, que primero que nada, para hacer un diagnóstico, una radiografía mega rápida, en los últimos 30 años en nuestro país hemos tenido un promedio de un tercio de la población bajo la línea de la pobreza, la pobreza tiene diversas dimensiones obviamente, una de las cuales es la de ingreso, la que es en definitiva de la que mayormente se habla. Pero después vos encontrás situaciones de pobreza de múltiples factores y características. Obviamente, una de las situaciones que más se ha estado ampliando es la que tiene que ver con el acceso a la vivienda.
-¿Por qué?
-Porque cada vez es más complicado acceder a ella, no solamente para los sectores pobres, si no también para los sectores "medios bajos".
-¿Ustedes manejan algún tipo de estadística?
-Mirá, vos tenés que en nuestro país tenemos un déficit de propiedades, de viviendas, de 4 millones y de esos 4 millones hay que hacer un millón y medio de casas desde cero; el resto, las otras dos millones y medio de casas, hay que hacer algún tipo de refacción o mejora para que estén en condiciones dignas.
-¿Cómo sería el desagregado en Mendoza?
-En nuestra provincia en particular tenemos un déficit de 70 mil viviendas, las cuales hay que hacer "de cero". Y habría que agregarle unas 60 mil más a las que hay que refaccionar para poder tener viviendas en las cuales una persona viva en una situación digna. A su vez, en relación al promedio de lo que se construye, vos tenés por ejemplo acá el IPV que en los últimos 19 años ha construido 37 mil casas. Es decir, un promedio de 2 mil por año. Entonces, el número no está acorde a lo que tiene que ver la política de construcción de viviendas en función a las necesidades que aparecen cada vez más. Esto empuja a un sector de la población a la toma, que no es algo nuevo, sino que es un fenómeno que pasa hace 30 años en nuestro país, en Mendoza también. Muchos barrios populares nacieron así.
Ver también: Primer intento de toma de terrenos en Mendoza
-¿Cuántos barrios populares hay en el país?
-Hay unos 4.400 barrios populares que nacieron de toma de tierras y después se fueron urbanizando, fueron mejorando.
-Gracias al Estado...
-Sí, el Estado intervino en procesos de radicación de asentamientos y urbanización, de mejoras, pero es un fenómeno que se hace cada vez más complejo y el tema es que se mezcla con situaciones muy complicadas desde el aspecto humano. Por ejemplo, el aspecto "no médico".
-También está el tema legal, ¿creés que la toma resuelve algo?
-Está más que claro que la solución no es la toma de tierras "a tontas y locas", la solución tiene que venir desde el Estado, desde el gobierno, una planificación desde el Estado como principal protagonista. Cuando el Estado no resuelve este tipo de cosas, aparecen estos fenómenos en los cuales te puedo garantizar que, por conocer un montón de compañeros y compañeras nuestras en el territorio -que han vivido este tipo de situaciones-, nosotros las conocemos. Creeme que las que más sufren son las personas que van y tienen que tomar la tierra.
-¿Qué es lo que viene?
-Se vienen situaciones muy complejas en las cuales muchos van a irse a vivir a abajo de una carpa de una chapa, construir de la nada, ir a un lote sin servicio, sin agua, sin luz, con chicos, con situaciones muy tristes pero que son una radiografía y una foto de la deuda de la democracia, de las tantas que hay, una de las deudas es el acceso a las viviendas para todos y todas.
-¿Vos crees que este fenómeno va a crecer en Mendoza?
-El tema es que nos vamos a tener que acostumbrar a que el Estado no da soluciones de fondo y de estructura a los problemas sociales. Esto va a hacer que haya irrupciones que a veces van a ser más fuertes, menos fuertes, más masivas, menos masivas. Pero lo cierto es que, si no hay una respuesta por parte del Estado, va a ser muy complicado que esto no se siga repitiendo. Sin mencionar el aumento de pobres: cada vez hay más nuevos pobres, eso hace que los alquileres muchas veces se hagan complejos de costear por el hecho de que, si no hay laburo o changa, es complejo tener plata para los alquileres. Y ahí aparece el tema del aislamiento.
-¿Por qué?
-Porque el mensaje que le damos a la sociedad es "traten de no estar mucha gente en espacios cerrados, hay que guardarse en las casas". El distanciamiento social es un mensaje sanitario totalmente correcto, pero cuando vos tenés situaciones de personas que viven 12, 14 personas en una casa que en realidad tiene tamaño para 4, el mismo miedo a la situación sanitaria empieza a "pechar" a la gente a buscar soluciones. Y si el Estado no se las da, desgraciadamente terminan haciendo esto. Y otro tema más: el problema de las cooperativas, que tanto el kirchnerismo como el macrismo manejaron mal. Esto no tiene nada que ver con el signo político. Hay que un montón de cosas que se hicieron mal con las cooperativas de trabajo: financiamiento que se bajaron a constructoras y bueno, que después esa plata sabemos que terminó en cualquier lado menos en las casas y en los barrios que se tenían que hacer.