Diego Barrera y su mujer están imputados por un ataque en 2019 a los ocupantes de una casona en Guaymallén. Vestidos de policías, simularon un allanamiento para quedarse con la propiedad. Los amenazaron con armas y les robaron.
Pareja acusada de secuestrar al empresario protagonizó un robo de película
La desaparición del empresario mendocino, Diego Aliaga, tiene a una familia como principal sospechosa. Diego Barrera y su pareja, Elizabeth Sacole Ferro y dos hijos de la mujer fueron imputados por "secuestro extorsivo", en el marco de una causa que instruye el fiscal federal Fernando Alcaraz.
La investigación del caso arrojó que Barrera y Aliaga eran socios. El acusado tiene antecedentes por amenazas simples, falsa denuncia y una medida de paradero ordenada por la Unidad Fiscal de Delitos Contra la Integridad Sexual.
Sin embargo, una de las causas más graves que pesa contra Barrera y su pareja es por protagonizar un falso allanamiento junto a otros cómplices, vestidos de policías, en una vivienda usurpada de calle Bandera de Los Andes 329 de Guaymallén, que se encuentra en un terreno de más de 2 mil metros cuadrados, con salida a calle Alberdi, en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus. La intención habría sido quedarse con la propiedad.
El hecho ocurrió el año pasado. En esa enorme casa ubicada en Bandera de Los Andes, viven desde hace 30 años un grupo familiar, de apellido Lonigro, que se dedican a la venta de comidas en la zona. Fuentes del municipio informaron al Post que en esa propiedad funcionó la ex Clínica Landi. Posteriormente fue adquirida por un grupo empresario vinculado a la medicina pero nunca ocuparon la casa.
Ver: Autos y dinero: así vivía la familia acusada por la desaparición del empresario
Diego Barrera y su pareja, trabajaban como vigiladores en una playa de estacionamiento que tiene entrada por calle Alberdi y es colindante a la casa. Desde el municipio confirmaron que el hombre quiso usurpar la propiedad hace seis años, aunque no tuvo éxito.
Por este caso Barrera y Sacole Ferro fueron imputados por el delito de "robo agravado por el uso de arma, robo agravado por ser en poblado y en banda, robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede acreditarse y robo agravado en concurso ideal".
En la madrugada del 24 de julio de 2019, los moradores de la casona fueron sorprendidos por un grupo de personas, vestidas de policías, que ingresaron por la fuerza, simulando un allanamiento. Según consta en la denuncia que se encuentra en el expediente 733322/19, bajo amenaza con armas de fuego, los ataron con precintos y esposas, los golpearon, les robaron dinero, algunas joyas y mataron a la mascota de una pareja de abuelos que vivía en una de las habitaciones de la casa.
La crónica
A las 06.15 horas aproximadamente, ingresaron al domicilio cuatro o cinco hombres, dos de ellos vistiendo uniformes de policía. En el grupo estaba Diego Barrera, quien vestía un camperón azul con rayas refractarias. Otros dos sujetos estaban vestidos de civil. También ingresaron dos mujeres, una de ellas identificada por las victimas como Viviana Elizabeth Sacole Ferro, pareja de Barrera, quien portaba un chaleco antibalas de policía, color negro.
En la planta alta dormía un hombre que escucha que golpean la puerta de la habitación y gritan "es la policía, abran la puerta, es un allanamiento". Por tal motivo, intentó salir por un balcón que da al patio de la casa de su madre, pero un hombre armado que le apuntaba desde allí le gritó "quedate quieto o te quemo".
Ver: Misterio y sospechas detrás de la desaparición del empresario mendocino
Al ser amenazado, ingresó nuevamente a su habitación y tras él, los que estaban vestidos de uniformados entraron con linternas pateando la puerta y apuntándole con armas de fuego. Le ordenaron tirarse al piso, lo golpearon, lo maniataron con precintos plásticos y con esposas mientras afirmaban ser policías. Luego lo sacaron de la pieza y lo hicieron poner de rodillas en un hall ubicado en la planta alta.
En simultáneo, una mujer que dormía en otra habitación fue sorprendida por otra que estaba vestida como policía y se aproximó a ella con una picana mientras la mujer rubia, que sería Sacole Ferro, se levantó su remera mostrando un arma de fuego, a la vez que la amenazaba: " dale nena no me la compliques" .
La mujer con ropa de policía la "picaneó" mientras la otra le gritaba"dale nena no me la compliques acordate que tu hijo está afuera, salí sino te voy a dar vuelta".
Ante esta amenaza, la víctima salió del inmueble y se dirigió a Oficina Fiscal N°8 para avisar lo que estaba sucediendo.
Los atacantes, sacaron de la casa un reloj pulsera de oro, una cadenita, un par de aros de oro y treinta mil pesos, lo cual fue advertido con posterioridad por la víctima cuando pudo volver a la casa, que de todas maneras está ocupada de modo irregular.
El raid de los delincuentes siguió en la habitación de un joven, también del grupo familiar, quién se despertó con el grito de personas diciendo que era un allanamiento. El muchacho salió de su habitación y vio a una persona vestida como policía apuntándole con un arma. Le arrebató el celular, lo ató con precintos gruesos y de una zancadilla lo tiró al suelo, mientras le pedía dinero, armas o drogas.
De esa habitación se llevaron quince mil pesos que estaban escondidos en un placard. Luego, lo levantó del piso y lo llevó a la planta alta donde también se encontraba su hermano, atado y de rodillas mirando a la pared. Allí también estaba uno de los "inquilinos" de la casa que no pertenecía a la familia, y que solo ocupaba una de las numerosas habitaciones.
Mientras las tres víctimas se encontraban de rodillas, precintados en el lugar, los sujetos hablaban por radio y decían "hemos encontrado droga, los tenemos acá". Posteriormente, les hicieron bajar las escaleras y los obligaron a arrodillarse nuevamente en el hall principal en la parte de abajo del domicilio, donde ya se encontraba otro inquilino y un amigo que había ido a visitarlo.
Ver: Detuvieron a una familia por la desaparición del empresario mendocino
Una vez que las cinco victimas se encontraron en el lugar de rodillas, precintados y esposados, les tomaron fotos.
Luego le preguntaron a uno de ellos por el departamento que se encuentra pasando un pasillo.
Allí residía una pareja de ancianos que eran abuelos de la ex pareja de uno de los habitantes de la casa. Los delincuentes les sacaron 50 mil pesos, sus celulares y mataron a su perra, según consta en la denuncia. Regresaron hacia donde se encontraban las victimas arrodilladas y les dijeron "ustedes acá han usurpado, tienen que irse a la calle, en un ratito van a agarrar sus cosas y se van a ir."
Una de las víctimas solicitó permiso para ir a ver a los abuelos de su ex pareja, a lo que accedieron,. El hombre constató que se encontraban en buen estado y se escapó trepando por el techo a la casa de al lado donde vive su otro hermano. Desde allí llamó por teléfono a su ex para avisarle del hecho.
La mujer llegó a la casa a las 7:20 de la mañana aproximadamente. Abrió el portón y vio a Viviana Elizabeth Sacole Ferro, vestida de policía, con un handy en una mano y en la otra un arma de fuego.
A través del handy, Sacole Ferro alertó: "tiene llave, ésta tiene llave". Esta mujer que fue alertada por su ex constató luego que al hombre le habían robado sesenta y cuatro mil pesos y unos planos de agrimensura de la propiedad. Cuando se dispone a llamar al 911 llegó Diego Barrera, quién le puso una escopeta tipo "Itaka" en la frente y le dijo "hacela fácil, hacela corta conchuda... salí por las buenas o vas a salir hija de mil puta con las patas para adelante", mientras le seguía apuntando.
A su alrededor, había cuatro personas más aproximadamente con ropa de uniformados. La mujer había alcanzado a dar aviso a su pareja, quién llegó al lugar acompañados por los verdaderos policías. Mientras tanto, los atacantes se escaparon a través de un boquete que había en el baño.
Por esta historia, el clan acusado de secuestrar a Diego Aliaga, desaparecido desde el martes 28 de julio, también están imputados.