Los anticuerpos del plasma sanguíneo han dado resultados exprés que merecen ser vistos.
Covid-19: ¿Se puede usar la sangre de los sobrevivientes como tratamiento?
En la pandemia de gripe de 1918, los médicos se encontraron con un panorama similar al que tenemos con el nuevo coronavirus: una enfermedad mortal, muy contagiosa y para la que no había tratamientos específicos.
Algunos facultativos intentaron tratar a sus pacientes con suero sanguíneo de personas que habían superado la enfermedad y, en algunos casos, esta solución funcionó.
El fundamento del tratamiento es sencillo: para combatir la enfermedad, el sistema inmunitario del paciente desarrolla anticuerpos específicos frente al agente infeccioso. Si somos capaces de extraerlos con seguridad e inyectarlos a personas afectadas por la misma enfermedad, estos también podrían atacar al virus y ayudar a estas personas.
En China ya hay diversos ensayos en marcha para probar la eficacia de esta solución para atacar al SARS-CoV-2, pero los resultados aún son preliminares, reporta Muy Interesante.
El uso de plasma sanguíneo de los convalecientes ya se probó durante la anterior epidemia de SARS y en los brotes de ébola con resultados modestos, y ahora es necesario ver si en este caso puede funcionar o, al menos, servir como solución de emergencia para evitar que aumente el número de cuadros graves que necesitan ingreso en terapia intensiva en lo que se espera la tan ansiada vacuna.
El pasado martes 24 de marzo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE UU emitió un comunicado en que recalcaba que esta terapia no ha demostrado ser efectiva en todas las enfermedades estudiadas, y que es importante determinar, a través de ensayos clínicos, en qué condiciones es seguro y efectivo hacerlo.
Pero, a su vez, la FDA reconocía que nos encontramos en una situación de emergencia extraordinaria y, por este motivo, ha autorizado el uso de estas transfusiones en pacientes graves.
"Esto es algo que se puede hacer muy rápido, mucho más rápido que el desarrollo de fármacos, porque básicamente implica donar y transfundir plasma", explica Jeffrey P. Henderson, profesor asociado de medicina y microbiología molecular en la Universidad de Washington en St. Louis en una nota de prensa se dicha institución.
Este investigador es uno de los muchos que respondieron al llamamiento de Arturo Casadevall, un inmunólogo de la Universidad Johns Hopkins que saltó a la fama recientemente por la publicación de una columna en The Wall Street Journal en la que hablaba de recuperar esta técnica para tratar a pacientes afectados por COVID-19.
Gracias a su insistencia se están poniendo en marcha diversos ensayos clínicos para probar la efectividad de las transfusiones de pacientes recuperados.